Siguiendo los pasos de Jesús
Me llamo Mary y vivo con mi familia en Israel. Hemos tenido muchas experiencias especiales al caminar por donde Jesús caminó hace mucho tiempo.
Belén
Un lugar especial al que fuimos es Belén, donde nació Jesús. María y José tuvieron que viajar unos 145 kilómetros para llegar allí desde su casa en Nazaret. Visitamos una iglesia que se edificó donde las personas creen que se encontraba el establo.
También vimos los campos cercanos a Belén. Los pastores siguen cuidando de sus rebaños allí, tal como lo hicieron la noche en la que nació Jesús. Podíamos oír los balidos de las ovejas mientras cantábamos “En la Judea, en tierra de Dios” (Himnos, nro. 134). Siempre recordaré cómo me sentí al cantar ese himno.
El mar de Galilea
Este es el mar de Galilea. Es un hermoso lago donde Jesús enseñó a miles de personas e hizo muchos milagros. Allí pude sentir mucho el Espíritu. Hay un sentimiento de paz que me dice que allí sucedieron cosas sagradas.
Me encanta ir a lugares por los que caminó Jesús, como el río Jordán, donde Jesús se bautizó. Cuando estoy en esos lugares, camino en silencio junto a personas que adoran a Jesús encendiendo velas o arrodillándose para orar. En el corazón, siempre siento que el Padre Celestial y Jesús están contentos con las personas que muestran su amor por Ellos.
Jerusalén
Jerusalén es una ciudad grande. El domingo antes de ser crucificado, Jesús llegó allí montado en un asno (véase Mateo 21:1–11). Las personas le dieron la bienvenida a la ciudad sacudiendo hojas de palmera y gritando “¡Hosana!”.
Cada año, el domingo anterior al domingo de Pascua, las personas siguen el camino de Jesús al entrar en Jerusalén. Llevan hojas de palmera y entonan canciones sobre Jesús. Un año, mi familia se unió a otros cristianos en esa caminata. Fue maravilloso sentir el amor de todos por su Salvador.
No es necesario caminar por donde Jesús caminó para seguir Sus pasos. ¡Puedes seguir Su ejemplo desde cualquier lugar!