Principios de ministración
Recoger a Israel pormedio de la ministración
La ministración es una oportunidad de seguir el consejo del profeta de recoger a Israel.
El presidente Russell M. Nelson nos ha invitado a ayudar a recoger a Israel, que es “lo más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra”1.
Para aquellos que desean formar parte de esta obra de recoger a Israel, la ministración puede ser una oportunidad maravillosa. Debido a que la obra de salvación del Señor es una sola obra, la ministración es un medio inspirado para cambiar la vida de las personas. Ya sea que estemos ministrando a miembros menos activos o que les invitemos a ayudarnos mientras servimos a aquellos que no son de nuestra fe, la ministración brinda oportunidades para recoger a Israel.
Llevar las cargas los unos de los otros
“Es posible que nuestra oveja esté herida, perdida, incluso intencionadamente extraviada; como sus pastores, podemos estar entre los primeros que ven sus necesidades. Podemos escuchar y amar sin juzgarla, y ofrecer esperanza y ayuda con la guía prudente del Espíritu Santo” —Bonnie H. Cordon2.
“Observé en silencio a la mujer sentada a mi lado en mi vuelo de regreso a casa a las 7:00 de la mañana. Había pedido una bebida alcohólica antes de que despegara el avión y, cuando me preguntó si estaba casado, mis opiniones negativas respecto a ella se empezaron a acumular.
“‘Sí, tengo cuatro hijos y cuatro nietos’, respondí con cierto orgullo.
“Luego me dijo algo que lo cambió todo. Su esposo había fallecido el día anterior después de estar en coma durante cinco días. Aunque ella era médica de urgencias, no había podido salvarlo después de que él sufrió un síncope mientras estaban de vacaciones.
“Me avergonzaba que mis opiniones apresuradas estuvieran tan lejos de la realidad. ¿Qué podía decirle? Cuando recobré la compostura, sentí que el Padre Celestial derramó Su espíritu para poder ministrarle a esa mujer y compartir algunas de las preciadas verdades del Evangelio.
“Me enteré de que aunque ella no asistía a ninguna iglesia, creía en Jesucristo y leía la Biblia. Cuando le pregunté si sabía sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, respondió que sabía muy poco. Compartí con ella un mensaje de una conferencia general pronunciado por el élder Richard G. Scott (1928–2015), titulado ‘Las bendiciones eternas del matrimonio’, y luego testifiqué sobre las familias eternas y cómo nuestro Padre Celestial nos conoce y nos ama individualmente. Supe que estaba en camino a Hawái, EE. UU., donde se había criado, y la animé a que visitara el Templo de Laie, Hawái.
“Nos despedimos en el aeropuerto de Salt Lake City, Utah. Estoy muy agradecido de que el Señor haya podido utilizarme, a pesar de mis faltas, para tender una mano de ayuda a una hermana en necesidad de amor y consuelo”.
John Tippetts, Utah, EE. UU.
Principios a tener en cuenta
“Opiniones negativas”
El apresurarnos a juzgar nos impide ver el potencial divino (véase Mateo 7:1).
“Derramó Su espíritu”
Confíe en la promesa de Dios de que nos dará lo que hemos de decir en el momento preciso (véase Doctrina y Convenios 100:5–6).
“Me enteré”
Pregunte lo que creen los demás, escuche con compasión y trate sus creencias con dignidad.
“Testifiqué”
Busque oportunidades para compartir el testimonio de cómo el Señor ha obrado en la vida de usted (véase Mosíah 24:14).
“Animé”
Invítelos a actuar de conformidad con la verdad para que el Espíritu Santo pueda testificarles (véanse Juan 7:17; Moroni 10:5).
Rescatar a miembros que regresan
“Con el amor como la fuerza motivadora, ocurrirán milagros y encontraremos maneras de llevar a nuestros hermanos y hermanas ‘ausentes’ al abrazo incluyente del evangelio de Jesucristo” —Jean B. Bingham3.
“Había estado inactiva durante al menos seis años cuando mi esposo y yo nos mudamos a una nueva ciudad. Mi nueva presidenta de la Sociedad de Socorro me visitó y me preguntó si podía enviar a una hermana para que me visitara. Con cierta inquietud, acepté. Esa hermana me visitaba todos los meses, a pesar de ser alérgica a los perros, ¡y yo tengo un perro muy cariñoso! La ministración de esa hermana continuó durante dos años, y me impactó de gran manera.
“Aunque sus visitas eran por lo general exclusivamente sociales, de vez en cuando me hacía preguntas que nos llevaban a conversaciones espirituales. Me hacían sentir un poco incómoda, pero me impulsaron a decidir si seguir adelante en el Evangelio o permanecer donde estaba. Esa decisión fue una lucha para mí, pero decidí reunirme con las misioneras.
“El día en que asistí a la reunión sacramental por primera vez en seis años, tenía miedo de entrar. Cuando llegué a la capilla, mi hermana ministrante me estaba esperando para entrar conmigo. Después, me acompañó a mi auto y me preguntó qué podía hacer para ayudarme de la mejor manera a medida que me acercaba al Salvador.
“El tiempo y el amor de mi hermana ministrante me ayudaron a volver a la actividad, y considero sus esfuerzos como uno de los mejores regalos que he recibido. Estoy muy agradecida porque estuvo a mi lado mientras regresaba a la Iglesia del Salvador”.
Nombre omitido, Columbia Británica, Canadá
Principios a tener en cuenta
“Me visitaba todos los meses, a pesar de ser alérgica a los perros”
¿Cómo puede demostrar a las personas a quienes ministra que se preocupa más por ellas que por otras cosas?(véase Doctrina y Convenios 121:44).
“Preguntas”
El hacer las preguntas correctas puede propiciar una autoevaluación. Tenga presente que nuestra ministración tiene un propósito que va más allá de lo social4.
“Me estaba esperando”
Todos se deben sentir bienvenidos (véase 3 Nefi 18:32).
“Estuvo a mi lado mientras regresaba”
Nuestro apoyo puede marcar una gran diferencia para aquellos que han tenido dificultades para regresar al Salvador y ser sanados (véase Hebreos 12:12–13).
La ministración y el recogimiento
“De las maneras que les parezcan naturales y habituales a ustedes, compartan con las personas por qué Jesucristo y Su Iglesia son importantes para ustedes…
“Su función es compartir lo que guardan en el corazón y vivir de forma consecuente con sus creencias” —Élder Dieter F. Uchtdorf5.
La ministración y compartir el Evangelio van de la mano. A continuación figuran algunas maneras en las que podemos recoger a nuestros amigos y vecinos mientras ministramos, o en las que podemos ministrar conforme recogemos a nuestros amigos y vecinos:
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Servir juntos. Busque oportunidades para invitar a un amigo o vecino a unirse a usted para atender las necesidades de alguna persona. Pídale que le ayude a preparar una comida para una nueva madre, hacer trabajos de jardinería para un vecino anciano o limpiar la casa de alguien que esté enfermo.
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Enseñar juntos. Considere invitar a un amigo o vecino que no asista con frecuencia a servir de anfitrión en una lección misional en la casa de él o ella para que alguien se reúna con los misioneros, a que le apoye a usted en servir de anfitrión para presentar la lección en su casa (de usted) o a que le acompañe a casa de otra persona para una lección.
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Tender la mano. Además de ministrar a aquellos a quienes está asignado, también puede tender una mano a los demás cuando vea una necesidad. Ofrezca llevarlos a las reuniones de la Iglesia. Invite a los hijos de ellos a actividades de los jóvenes o de la Primaria. ¿De qué otras maneras podría ministrar y recoger?
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Use los recursos que la Iglesia ha proporcionado. La Iglesia brinda muchos recursos a los miembros para ayudarlos a compartir el Evangelio. En la aplicación Biblioteca del Evangelio puede echar un vistazo a la categoría “Misionero(a)” y ver los videos de “Venir y ver” (en ChurchofJesusChrist.org/go/12011), y visitar ComeUntoChrist.org para consultar ideas sobre cómo recoger a Israel en nuestras comunidades.