¿Lo comprendería él?
En 2005, di a luz a trillizos prematuros: Milena, Mateo y Nelson. Milena nació sana, pero mis dos bebés varones sufrían serias complicaciones. Mateo murió de esas complicaciones tres meses después de su nacimiento.
Un mes después de perder a Mateo, le diagnosticaron a Nelson parálisis cerebral y sordera. Estábamos destrozados; los médicos nos dijeron que nunca iba a caminar. En ese momento, nos sentimos agradecidos por nuestro conocimiento del evangelio de Jesucristo, el cual nos ayudó a entender por qué afrontamos adversidades en esta vida.
Por medio de la fe y el trabajo arduo, Nelson aprendió a caminar y a comunicarse por medio del lenguaje de señas. Ha evolucionado mucho mejor de lo que habían predicho sus médicos; ha crecido feliz en nuestra familia y en el Evangelio.
A pesar de sus limitaciones, le hemos puesto varias metas a Nelson: que comprendiera el significado del bautismo antes de bautizarse, que recibiera el Sacerdocio Aarónico a los doce años y que fuera al templo a efectuar bautismos por los muertos.
En 2017, Nelson cumplió doce años y lo ayudamos a prepararse para llevar a cabo bautismos por los muertos. Comprender que quienes han muerto sin bautizarse necesitan nuestra ayuda constituyó un desafío para él. Poco después del cumpleaños de Nelson, él mismo, Milena, sus hermanos mayores Franco y Brenda, y otros jóvenes de nuestro barrio fueron al Templo de Córdoba, Argentina. El presidente del templo los saludó y les habló acerca de la importancia del bautismo vicario. Me senté con Nelson y firmé por él. No tardó mucho tiempo en ser su turno. Cuando entró en la pila bautismal, nos preguntábamos si él comprendería realmente lo que estaba haciendo.
Al entrar en el agua, Nelson se emocionó. En ese instante, el Espíritu Santo nos manifestó que sí comprendía que estaba haciendo algo por sus antepasados fallecidos que ellos no podían hacer por sí mismos. Supimos que comprendía que los miembros de la familia al otro lado del velo estaban felices porque los estaba ayudando. El Espíritu también nos manifestó que Mateo estaba allí mismo para acompañar a su hermano y a su hermana. Cuando Nelson salió del agua, se encontraba muy contento.
Desde entonces, Nelson ha sido bautizado y confirmado por muchos miembros de la familia, incluido mi padre, que falleció en 2016. Nos encanta el templo. Servir en él se ha convertido en una de nuestras tradiciones familiares. Cada vez que vamos, recordamos ese día especial.