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¡Vale la pena! El templo es una bendición que cambia la vida
Durante la pandemia de COVID-19, mi prometido y yo enfrentamos mucha oposición para poder ir al templo, lo que me hizo dudar si alguna vez podríamos entrar.
Mi esposo y yo tuvimos muchas dificultades para casarnos en el templo, pero no porque no quisiéramos hacerlo. Había muchas cosas que impedían que pudiéramos realizar ese convenio sagrado.
Sin embargo, durante ese tiempo de adversidad, crecimiento y amor, he obtenido un testimonio más grande del templo y de las bendiciones que ese lugar sagrado puede traer a nuestras vidas.
Muchos contratiempos
Las cosas se complicaron poco después de que nos comprometimos. Durante un tiempo, muchas circunstancias desafortunadas nos impidieron avanzar hacia el matrimonio en el templo. Después de lo que pareció una eternidad, finalmente pudimos fijar nuestra fecha para recibir las investiduras y sellarnos para mayo del 2020. Estaba casi todo planeado. ¡Al fin había llegado la hora!
Pero entonces el mundo se vio afectado por la pandemia de COVID-19 y nuestro país, Sudáfrica, ordenó el confinamiento.
Una vez más, el templo y nuestro matrimonio se aplazaron.
Comencé a pensar que nunca iba a poder entrar en el templo; además, me preguntaba si de verdad valdría la pena todo el esfuerzo. Mi esposo y yo todavía no habíamos recibido nuestras investiduras y yo estaba desanimada porque después de prepararme casi toda mi vida para ser digna de entrar, las cosas todavía no estaban saliendo bien.
Entonces pensé en todo lo que los profetas han enseñado acerca de la importancia de asistir al templo y las muchas bendiciones que recibimos cuando hacemos convenios con el Señor. El presidente Russell M. Nelson enseñó que “los beneficios supremos del ser miembros de la Iglesia únicamente se pueden obtener mediante las ordenanzas exaltadoras del templo”1.
Todavía tenía la determinación de ir cuando fuera el momento adecuado.
Valió la pena la espera
Durante los meses siguientes, mi esposo y yo ayunamos, oramos y ejercitamos la fe para seguir siendo dignos de poder casarnos en el templo. Milagrosamente, en septiembre de 2020, el Templo de Johannesburgo, Sudáfrica, se abrió de manera limitada, lo que nos permitió a mi esposo y a mí recibir las investiduras.
No se puede expresar con palabras lo cerca que me sentí del Padre Celestial y del Salvador dentro de las paredes del templo. Fue un momento espiritual íntimo que nunca olvidaré; y valió la pena la espera.
Poco después, mi esposo y yo finalmente tuvimos la oportunidad de sellarnos por tiempo y por la eternidad en la casa del Señor.
Nuestro día del sellamiento fue muy sagrado. Éramos la única pareja dentro del templo en ese momento, haciendo ese convenio eterno uno con el otro y con el Señor. Estaba llena de gozo. Sentí como si el Salvador estuviera sentado a nuestro lado diciendo: “Estoy complacido con su fe ¡al fin lo han logrado!”.
Estamos animados por comenzar juntos este nuevo trayecto, donde podemos regresar al templo una y otra vez.
Las bendiciones del templo
Aunque los templos todavía no están disponibles para todos nosotros, cuando le damos prioridad a ir a la casa del Señor y nos esforzamos por ser dignos de una recomendación para el templo, podemos recibir bendiciones en todos los aspectos de nuestra vida.
Como enseñó el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Ruego que cada uno de nosotros honre al Salvador y haga los cambios necesarios para vernos a nosotros mismos en Sus sagrados templos. Al hacerlo, podemos lograr Sus santos propósitos y prepararnos a nosotros mismos y a nuestra familia para todas las bendiciones que el Señor y Su Iglesia pueden otorgar en esta vida y en la eternidad”2.
Cada vez que pienso en mis convenios del templo o en asistir al templo, me siento más cerca del Padre Celestial y de Jesucristo y puedo poner a un lado las cosas del mundo para traer paz a mi vida. Gracias a las bendiciones del templo, mi esposo y yo hemos podido mirar atrás y ver la mano del Padre Celestial guiar nuestras vidas, y hemos aumentado nuestra fe de que continúa guiándonos cada día.
Estoy agradecida por la investidura del templo que nos ayuda a saber la forma de volver al Padre Celestial, y por la oportunidad que tenemos de ser sellados por las eternidades con aquellos que amamos, lo cual es una bendición indescriptible que tenemos, gracias a la expiación de Jesucristo.
Todos podemos ser dignos de esas bendiciones al prepararnos y seguir el ejemplo del Salvador, a pesar de los desafíos o problemas que puedan aparecer por el camino.
Llegar allí vale la pena cualquier esfuerzo Créanme