Solo para versión digital: Principios de ministración
Nueve maneras de marcar una poderosa diferencia: Crear un sentimiento de pertenencia en la Iglesia
Todos contribuimos a que la Iglesia sea un lugar acogedor.
Acoger a los demás, incluirlos y ayudarlos a saber que pertenecen son formas importantes de apoyarnos unos a otros en la senda de los convenios para que el Salvador pueda sanarnos (véanse Hebreos 12:12–13; 3 Nefi 18:22–23, 32). Llegar a estar unidos también es una parte importante de la edificación de Sion (véanse 4 Nefi 1:15–17; Doctrina y Convenios 38:24–27; Moisés 7:18–19).
Ya sea que seas nuevo en la Iglesia, que te acabes de mudar a un barrio nuevo o que hayas estado en un barrio durante un tiempo, aquí se presentan nueve maneras en las que podemos hacer de la Iglesia un lugar acogedor al que todos pertenezcan.
Si eres nuevo en el barrio
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Asiste a las reuniones y actividades. Como siempre, hacemos amigos al estar con otras personas y conocerlas. Llega a las reuniones y actividades de la Iglesia unos minutos antes o quédate después para conocer gente nueva. También puedes apuntarte para servir cuando se necesite ayuda. A continuación figuran formas fáciles de establecer conexiones que pueden llegar a ser amistades.
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Busca los puntos fuertes. Señala en público o en privado los puntos fuertes que veas de tu nuevo barrio, tus líderes y tu comunidad. En vez de pensar solo en el maravilloso lugar que has dejado atrás, descubre lo que es maravilloso de tu nuevo barrio y habla acerca de las personas que conociste hoy. Pide a otras personas información e ideas sobre qué hacer, dónde comprar y cómo encontrar un buen dentista o lugares para comer. Considera la posibilidad de ir juntos a algunos de los lugares de los que hablen.
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Hazte amigo de gente nueva. No des por sentado que las personas que se sientan a tu lado en la Escuela Dominical llevan años ahí. Da por hecho que ellos también son nuevos y que están esperando que tú les ayudes a que el barrio sea acogedor para ellos. Preséntate y siente curiosidad por ellos, independientemente del tiempo que lleven ahí, y haz lo mismo la semana siguiente, y la siguiente.
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Ten paciencia. Sé paciente contigo mismo y con los demás mientras tratas de entablar amistades. Si alguien a quien invitas a cenar no está interesado, invita a otra persona. Si pasa otro mes sin que recibas un llamamiento, vuelve a hablar con los líderes del barrio sobre cómo puedes servir.
Si llevas un tiempo en el barrio
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Ora para saber dónde sentarte. Puede que no siempre quieras sentarte al lado de alguien que no conoces, pero cuando llegues a una reunión de la Iglesia, detente en la puerta y ora para obtener guía sobre al lado de quién sentarte. Luego haz caso a las impresiones para conocer un poco mejor a los demás.
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Pregunta cómo puedes ministrar a otras personas. Haz saber a los líderes del barrio que estás dispuesto a conocer a alguien nuevo y que estás dispuesto a ayudar cuando otros necesiten un amigo. Servir a los demás y aprender a preocuparse de verdad es una de las mejores maneras de crear amistades. Ora para saber qué puedes hacer para ayudar a los demás a sentirse bienvenidos y queridos, sin importar el tiempo que lleven en el barrio.
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Practica el compartir amor. Crear una comunidad de pertenencia para los demás es una expresión de caridad: el amor puro de Cristo que tratamos de desarrollar. Pero no todos estamos igualmente dotados de las habilidades o la predisposición para lograrlo. Si tender la mano a los demás no te viene de forma natural, busca formas de hacer menos intimidante el hecho de entablar amistades con otras personas, como, por ejemplo, invitar a un tercer amigo a unirse en conversaciones o salidas o invitarlas a actividades a las que vas a ir.
Si es un líder de barrio
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Salude en la puerta. Colóquese cerca de las puertas de la capilla (o pida a otros miembros del barrio que lo hagan) para estar atento a las personas que se hayan incorporado o mudado recientemente. Conózcalas y pídales su información de contacto; incluso puede pedirles que se tomen una foto que pueda compartir con otros líderes de barrio. Si su barrio suele tener muchas mudanzas, considere la posibilidad de crear bolsas de colores brillantes con información sobre el barrio y un obsequio para regalar a cualquier persona nueva. Invite a todos los miembros del barrio a estar atentos a esas bolsas de colores brillantes y a hacer un esfuerzo adicional para dar la bienvenida a cualquier persona que las lleve.
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Haga que sea un esfuerzo del barrio. Considere hacer de la amabilidad y la inclusión una meta del barrio. Hablen juntos en las reuniones de cuórum y de clase sobre cómo ayudar a los demás a sentir que se les brinda amistad. Incluya un recordatorio ocasional en las comunicaciones del barrio o en los tablones de anuncios.