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¿Cómo permitimos que Dios prevalezca al tomar decisiones vitales?
Cuando la vida nos presenta tantos caminos diferentes, ¿cómo podemos saber que estamos en el que el Padre Celestial desea que tomemos?
¿Alguna vez te has paralizado al afrontar una decisión? En momentos como esos, puede ser fácil pensar: “¿Qué pasaría si tomara la decisión equivocada y no lograra cumplir la obra que el Padre Celestial desea que yo haga en esta vida?”.
A menudo escuchamos que el Padre Celestial puede guiarnos en nuestra travesía por la vida terrenal, pero ¿cómo seguimos el consejo del presidente Russell M. Nelson de “optar por dejar que Dios prevalezca en nuestras vidas”, de “optar por dejar que Dios sea la influencia más poderosa en nuestras vidas”1, y aun así tomar nuestras propias decisiones? ¿Determina el Padre Celestial hacia dónde iremos, lo que haremos o cómo será nuestra vida día a día?
Por supuesto, aunque Dios sí tiene un gran plan de felicidad que nos permite volver a vivir con Él, no controla cada aspecto de nuestra vida. Él desea que escojamos por nosotros mismos cuando se trata de las expectativas y los deseos de nuestra vida.
A continuación hay algunas cosas que podemos recordar al considerar esa verdad.
El albedrío es un don
Debido a que afrontamos numerosos caminos potenciales en la vida, el albedrío puede parecer aterrador o abrumador. Algunas veces he tenido tanto miedo de tomar la decisión “equivocada”, que me he sentido bloqueada, incapaz de avanzar en mi vida o progresar.
Sin embargo, a medida que he aprendido a confiar en el Padre Celestial y en mí misma, he llegado a apreciar el don de poder escoger (véase 2 Nefi 2:16).
Aun con nuestro albedrío, siempre debemos consultar al Padre Celestial sobre nuestras decisiones grandes y trascendentales y sobre cuál es Su voluntad. Cuando lo hacemos, Él puede dirigirnos hacia buenos caminos. Como enseñó el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Debemos tener cuidado de no pasar por alto la mano del Señor cuando nos es ofrecida, cuando Su deseo es ayudarnos”2. Sin embargo, cuando vivimos rectamente, Él también confía en que usemos nuestro albedrío sabiamente y sigamos nuestros deseos justos para hallar gozo conforme avanzamos por la senda de los convenios.
Podemos escoger aceptar las oportunidades
Tengo un amigo que decidió no servir en una misión por algunos desafíos personales. Años más tarde se sentía confundido y desanimado cada vez que leía un renglón de su bendición patriarcal que decía que él tendría la oportunidad de servir en una misión. Sentía que había arruinado lo que Dios había reservado para él y a menudo lo agobiaba la vergüenza y la incertidumbre acerca del futuro.
Sin embargo, al meditar la situación con espíritu de oración, se dio cuenta de que la palabra clave de su bendición patriarcal era oportunidad. El Padre Celestial nos invita a obedecerlo y a escoger buenas oportunidades en todas las etapas de la vida.
¿Y si dejamos pasar una oportunidad? ¿O si no aceptamos todas Sus invitaciones?
Afortunadamente, gracias a nuestro Salvador, habrá nuevas oportunidades de servicio y desarrollo a lo largo de nuestra vida.
El Padre Celestial es un Dios de perdón y amor. Como enseñó el profeta Isaías: “… vuélvase a Jehová, quien tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, quien será amplio en perdonar” (Isaías 55:7).
Ya sea que otra posibilidad de oportunidades incluya arrepentirse y regresar a la senda de los convenios o simplemente tener un cambio de corazón y permitir que Dios prevalezca una vez más en nuestra vida, debemos recordar que, como enseñó el élder Thierry K. Mutombo, de los Setenta, “[c]uando elegimos seguir a Cristo, elegimos ser cambiados”3.
Puede que mi amigo no haya servido en una misión, pero él ha fortalecido su fe en Cristo y su disposición a actuar en las oportunidades y los llamamientos que se le dan. Ha encontrado gozo y satisfacción al tomar buenas decisiones y permitir que Dios lo guíe.
Seamos flexibles y procuremos revelación
Creo que muchos de nosotros crecemos con un esquema paso a paso para nuestra vida. Tomemos mi caso, por ejemplo: Planeé trabajar en el campo de la medicina, casarme a los 21 años y tener muchos hijos antes de los 30, y a la vez criar a mi familia perfecta en el Evangelio y tener una vida dichosa, alegre y libre de preocupaciones.
(Pueden reírse ahora).
Aquí es donde en realidad me ha llevado la vida conforme he confiado en que puedo tomar buenas decisiones, aprovechar oportunidades, seguir impresiones y permitir que Dios prevalezca:
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Soy escritora. Me impresiona ver sangre y agujas.
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No me casé sino hasta los 27 años (y en medio de una pandemia). Me casé con alguien que conozco hace casi diez años, aunque había salido con otras personas durante ese tiempo.
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Lucho con una dolorosa enfermedad crónica que hace que a veces mi vida sea difícil. Esta enfermedad también me provocó infertilidad, por lo que la posibilidad de tener hijos es una gran incertidumbre.
Al dirigirme al Padre Celestial para recibir guía, he encontrado gozo en mis circunstancias a pesar de lo drásticamente diferente que mi vida es en comparación con mis expectativas iniciales. Tengo fe en que el futuro será resplandeciente al continuar haciéndolo.
Es bueno tener esperanzas y expectativas para nuestra vida que nos lleven al crecimiento y a la realización. Sin embargo, ser flexibles y estar abiertos al cambio frente a esas expectativas puede permitirnos encontrar gozo en cualquier circunstancia.
La vida no siempre resulta exactamente de la manera que deseamos o esperamos, pero podemos depositar nuestra fe en que el Padre Celestial puede continuar guiándonos hacia buenas oportunidades y hacia el gozo. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Todo lo bueno de la vida —toda posible bendición de significado eterno— comienza con la fe. El permitir que Dios prevalezca en nuestras vidas comienza con la fe en que Él está dispuesto a guiarnos”4.
El Padre Celestial quiere que tengamos gozo
Debido a que afrontamos tantos caminos potenciales en la vida, nuestro trayecto constantemente tomará giros. Lo que importa es que recordemos pedir consejo al Padre Celestial acerca de nuestras decisiones y que el camino en el que estemos sea la senda de los convenios. Permitir que Dios prevalezca en nuestras vidas aumenta Su confianza en que seguiremos un curso satisfactorio que nos lleve de regreso a Él y en que tomaremos buenas decisiones a lo largo del camino. Él y Jesucristo quieren que tengamos gozo, que escojamos por nosotros mismos, que crezcamos y que procuremos las cosas que amamos (véase 2 Nefi 2:25).
Cuando las expectativas de nuestra vida no se cumplan, podemos permitir que Dios prevalezca confiando en Él, guardando nuestros convenios y actuando con fe. Aplicar esas cosas siempre nos llevará a una mayor satisfacción, más felicidad y más oportunidades de las que jamás creímos posible.
Eso ha sido verdad para mí.