Envejecer fielmente
Facilitar la transición al comenzar la jubilación
Con una adecuada planificación, la jubilación puede ser un momento de gozo, satisfacción y servicio.
El ser relevado de las obligaciones del trabajo diario cuando se jubile puede brindarle un sentido de libertad, tiempo para disfrutar de actividades recreativas y estar con la familia, y la oportunidad de dedicar más tiempo a la historia familiar, a la obra del templo y a otros proyectos que le gusten. Sin embargo, si de forma constante le preocupan las finanzas o el mantenerse ocupado, o si no está completamente preparado, la jubilación puede resultar un momento de estrés y ansiedad.
Ya sea que esté listo o sienta que la jubilación se le viene encima, un vistazo a las experiencias que otras personas han tenido con la jubilación puede ayudarle a facilitar la transición a la suya propia.
¿Cómo están sus finanzas?
Julie (los nombres se han cambiado) fue inteligente. Estableció un plan financiero cuando tenía treinta años y se ciñó a él. “Si habla con sus hijos o nietos sobre las finanzas, recuérdeles que tienen que empezar a ahorrar dinero cuando son pequeños”, dice. “De esa manera, pueden crear una reserva con el tiempo y asimismo, ganar intereses”.
Sin embargo, la regla número uno de Julie es: “Lo primero que hago siempre es pagar el diezmo”. A lo largo de los años, dice, “el Señor me ha abierto las ventanas de los cielos de más formas de las que puedo contar” (véase Malaquías 3:10). Ella cita al presidente Russell M. Nelson: “Sus inversiones en el diezmo seguirán pagando dividendos, aquí y en el más allá”1.
Julie, que vive en California, EE. UU., disponía de un seguro médico para ayudar a pagar los costos de asistencia médica de su esposo y dinero ahorrado para gastos funerarios. Después de que él falleció, ella continuó trabajando hasta que consideró que tenía suficiente para sus necesidades. Ahora que está próxima a jubilarse, tiene su propia casa y un poco de dinero ahorrado para una misión. Está deseando visitar a cada uno de sus hijos y llevar a sus nietos al teatro y a los museos. “No soy rica”, dice, “pero tengo suficiente dinero para crear recuerdos maravillosos con mi familia”.
¿Puede vivir dentro de sus posibilidades?
Aunque no haya planeado con tanta anticipación como le hubiera gustado, todavía puede hacer planes. Sin embargo, esos planes tal vez requieran un cambio en el estilo de vida.
Muchas personas jubiladas tienen que adaptarse cuando se dan cuenta de que no disponen de los ingresos que una vez tuvieron. Rene, por ejemplo, vivía en un bonito apartamento en Michigan, EE. UU., pero cuando se jubiló, su cobertura de la Seguridad Social y su pensión no eran suficientes para cubrir los gastos. Las finanzas se convirtieron en tal preocupación que sus hijos le sugirieron que buscara una vivienda para personas de bajos ingresos.
Encontró una residencia para personas jubiladas y se mudó. “Ahora estoy libre de estrés porque tengo suficiente dinero para vivir”, dice. “Me gustan mi nuevo barrio y los vecinos, y este apartamento es perfecto para fiestas familiares”.
¿Cuánto puede permitirse?
Durante años, Jerry y Linda, de Colorado, EE. UU., vivieron en una casa grande con un espacioso jardín y piscina. “Pasábamos una enorme cantidad de tiempo cada año solo para cortar el césped, rastrillar las hojas y mantener la piscina”, dice Jerry. “Finalmente, decidimos que preferiríamos pasar tiempo con nuestros hijos y nietos y que deseábamos ir a una misión”.
“Nos mudamos a una casa más pequeña”, dice Linda. “Hay menos mantenimiento, e incluso tiene un apartamento en el sótano que podemos alquilar para disponer de algunos ingresos adicionales”.
En Atenas, Grecia, Ismena redujo costos al mudarse a un apartamento que formaba parte de su residencia, después de que su esposo falleció. Obsequió la casa principal a su hija Helena y a su familia. “Es lógico que una familia en aumento tenga un lugar más grande”, dice Ismena. “Le pedí a mi hermana Delphine que viviera conmigo, y ahora nos encanta cuidar de los nietos mientras Helena y su esposo están en el trabajo. Muchas noches, cenamos y estudiamos las Escrituras con todos”.
¿Y qué pasa con la aptitud física y la atención médica?
Sung, de Seúl, Corea del Sur, cree que un cuerpo sano significa una vida larga. Además, Sung dice que puede pensar mejor si hace ejercicio con regularidad. Él y otros miembros de su vecindario han organizado un grupo que se reúne a diario para hacer ejercicio.
Muchos jubilados tienen problemas de salud y no pueden seguir el ejemplo de ejercicio de Sung, pero la mayoría al menos puede encontrar maneras de salir a caminar, y muchos pueden elegir seguir una dieta más saludable.
Frieda, que vive en Hamburgo, Alemania, precisa atención médica especial que su familia no le puede proporcionar, así que vive en un lugar donde puede recibir el tratamiento adecuado. Se mantiene en contacto con sus hijos y disfruta de las relaciones de amistad que tiene en su comunidad de jubilados.
¿Qué hará usted con su tiempo?
En Lagos, Nigeria, cuando un maestro de escuela que se llama Abasi se jubiló, se sintió solo y echaba de menos trabajar con los jóvenes. Deseoso de encontrar algo que hacer, abrió una escuela privada con la ayuda de su comunidad. Le encanta volver a estar con niños.
David, de Utah, EE. UU., tenía algunos problemas de salud que lo obligaron a jubilarse finalmente a los 72 años. Mientras se recuperaba, su esposa, Sheila, continuó sirviendo como presidenta de la Sociedad de Socorro del barrio. Cuando fue relevada, hablaron con su obispo sobre otras oportunidades de prestar servicio, y el obispo sugirió que David podría utilizar su experiencia como administrador de recursos humanos y Sheila la suya como consejera de empleo para servir en un centro de empleo de la Iglesia.
En poco tiempo, fueron llamados a una misión de servicio. “Nos encanta”, dice David. “Ambos podemos hacer cosas que sabemos hacer, y podemos servir a nuestro propio ritmo”.
Muchos jubilados encuentran satisfacción como misioneros de servicio, misioneros mayores o voluntarios que brindan servicio a la comunidad. Lo más probable es que usted tenga habilidades particulares que podrían bendecir a los demás y le permitirán ayudar a los demás de maneras significativas. Ni siquiera tiene que esperar hasta que se jubile. Puede comenzar hoy al explorar las oportunidades de servicio donde vive. Búsquelas en escuelas, centros comunitarios, bibliotecas, etc. En las áreas donde SirveAhora.org esté disponible, revise las listas para ver lo que puede hacer para ayudar. Así, cuando se jubile, ya tendrá una idea aproximada de lo que podría hacer.
¿Cuáles son las cosas excelentes que se pueden hacer?
Al comenzar la jubilación, puede facilitar la transición al planificar metas que funcionarán para usted. El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dio este consejo: “Al considerar varias opciones, debemos recordar que no es suficiente que algo sea bueno. Otras opciones son mejores e incluso otras son excelentes”2.
Con ese consejo en mente, estas son algunas de las cosas que tal vez desee considerar después de jubilarse:
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Continúe haciendo que el Salvador sea el centro de su vida.
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Sirva en una misión, o en varias misiones.
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Céntrese en la obra de historia familiar y del templo.
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Pase tiempo con su familia.
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Ofrézcase como voluntario en su comunidad.
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Comience un huerto de verduras y comparta lo que produzca.
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Ayude a los nietos u otros alumnos con sus estudios.
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Inscríbase en oportunidades gratuitas de aprendizaje en línea.
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Aprenda una nueva habilidad o pasatiempo.
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Deléitese en las Escrituras.
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Desarrolle o continúe con un programa de ejercicios para mantener la salud y fortalecer el cuerpo.
Como ha dicho el presidente Russell M. Nelson: “… los invito a volver cada vez más el corazón, la mente y el alma hacia nuestro Padre Celestial y Su hijo Jesucristo. Permitan que esa sea su nueva normalidad”3. Con una buena planificación, podrá prepararse para la jubilación y aceptarla como una época de nuevos comienzos.