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Fortalecer a los jóvenes por medio de la atención del obispado
Los autores viven en Ceará, Brasil.
Se han producido grandes resultados en este barrio brasileño al seguir el consejo de los líderes de la Iglesia de ayudar a los obispados a centrarse en la nueva generación.
El Barrio Jatobá se creó en Brasil en marzo de 2009, pero no fue sino hasta noviembre de 2018 que sus miembros pudieron asistir a la Iglesia en su propio centro de reuniones dedicado. Aunque los santos se sentían agradecidos de poder adorar en un edificio alquilado, el no tener un edificio permanente hizo que fuera más difícil que los jóvenes tuvieran deseos de permanecer, especialmente dado el hecho de que el vecindario circundante tenía altas tasas de violencia, consumo de drogas y abandono. Sin embargo, el grupo de jóvenes ha crecido hasta tener ahora más de ochenta y cinco integrantes, lo que representa un hito histórico en el barrio.
Ajustes anunciados para ayudar a los obispos a centrarse en la nueva generación
¿Qué fue lo que llevó a ese aumento en la participación de los jóvenes? El milagro se produjo al seguir las indicaciones de la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles.
En la Conferencia General de octubre de 2019, el Presidente Russell M. Nelson enseñó: “En cada barrio, el obispo, un dedicado siervo del Señor, dirige el batallón de jóvenes del Señor. Su primera y fundamental responsabilidad es la de cuidar de los hombres y las mujeres jóvenes del barrio. El obispo y sus consejeros dirigen la obra de los cuórums del Sacerdocio Aarónico y las clases de las Mujeres Jóvenes del barrio”1.
El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y la Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, Bonnie H. Cordon, anunciaron a continuación cambios importantes relacionados con la nueva generación y sus líderes. El élder Cook enseñó que uno de los propósitos de los ajustes era “…[ayudar] a los obispos y a sus consejeros a concentrarse en sus responsabilidades primordiales para con los jóvenes y los niños de la Primaria”2.
Este consejo fue enfatizado posteriormente por la Presidencia de Área, los Setenta de Área y el presidente Nivaldo Mauro dos Santos, que preside la estaca a la que pertenece el Barrio Jatobá. El presidente Santos dijo: “En Alma se nos dice que ‘… el predicador no era de más estima que el oyente, ni el maestro era mejor que el discípulo; y así todos eran iguales y todos trabajaban, todo hombre según su fuerza’ (Alma 1:26). Al esforzarme por aprender mi deber he meditado sobre mis responsabilidades. No tengo dudas de que una de mis responsabilidades es ayudar a los jóvenes a entender y desarrollar su potencial divino. Esto requiere amor y paciencia. Amo a los jóvenes de la Iglesia y estoy agradecido por la oportunidad de servirles”.
Ajustes que se hicieron en el Barrio Jatobá
Con la intención de seguir la guía del profeta y de los líderes locales, los líderes del Barrio Jatobá se concentraron en sus consejos en ayudar a los jóvenes a desarrollar su potencial divino e hicieron varios ajustes. Con regularidad, hicieron que las reuniones del consejo de barrio para la juventud solamente se centraran en recoger a Israel a ambos lados del velo. Empezaron a tener reuniones de presidencia de cuórum y de clase semanales, con la asistencia de un miembro del obispado. Además, involucraron a los jóvenes en la obra de salvación. Esa obra no solo se basó en la ministración y el servicio en el Sacerdocio Aarónico, sino también en la limpieza de la capilla, la indexación, un esfuerzo por reactivar a otros y más. El consejo de barrio para la juventud incluso planeó una semana en la que se centraron en compartir el Evangelio en su comunidad. Toda esa participación ha marcado la diferencia.
William M., de quince años de edad, compartió: “Los misioneros fueron los primeros en llevarme a la Iglesia, pero lo que me mantuvo asistiendo fue cómo me acogieron todos. Pensé que ir a esta Iglesia sería solo para escuchar algo acerca del Evangelio y luego volver a casa, pero me di cuenta de que no era solamente eso; fue una experiencia en la que me sentí muy bienvenido. Cuando el obispo Gil Santos fue llamado como nuestro obispo, invitó a los jóvenes a trabajar con la intención de traer a más jóvenes a la Iglesia. Sabía que los jóvenes son el futuro de la Iglesia. ¡Esa es la razón por la que estoy aquí!”.
Cleusiana Teles, una de las líderes de las Mujeres Jóvenes, dijo que las jóvenes “están muy animadas y tienen el deseo de servir. No perdemos el contacto con ellas y promovemos actividades, aunque sean virtuales. Todas las asignaciones de las mujeres jóvenes se cumplen, y ellas expresan su alegría. Eso ha hecho más fácil llevar adelante la obra de Dios y fortalecernos mutuamente, incluso durante la pandemia”.
El obispado también se ha mantenido cerca de los jóvenes para ministrarles. Suelen Lopes, de dieciocho años de edad, recordó: “Tan pronto me bauticé, llegó la pandemia. El obispo fue muy bueno conmigo y ayudó mucho a mi hermano cuando se enfermó”.
Enfoque en las actividades
Los líderes del Barrio Jatobá también hicieron ajustes en las actividades de los jóvenes. Empezaron a tener actividades semanales e involucraron al consejo de barrio para la juventud para hacerlas más eficaces.
El obispo Santos dijo: “Con espíritu de oración descubrimos los intereses de los jóvenes y qué les hacía felices en esos momentos”. Los líderes querían involucrar a los jóvenes en actividades buenas y virtuosas para ayudarles a contrarrestar las actividades del mundo. El obispo Santos siguió diciendo: “Llenamos ese espacio con amor, deportes y la enseñanza del Evangelio. Los jóvenes pudieron ver a los líderes como amigos”.
Como parte de esas actividades, los líderes querían hacer que el centro de reuniones de la Iglesia fuera un lugar para hacer nuevos amigos y fortalecerse espiritualmente. Por consiguiente, la asistencia a Seminario ha sido un gran enfoque en esas actividades.
Después de Seminario, los jóvenes disfrutan de actividades deportivas diarias en el edificio del barrio. Eliseuda Santos, maestra de Seminario durante nueve años, indicó: “Volver a Seminario en el edificio del barrio fue de mucha ayuda”. El amor que la hermana Santos siente por los jóvenes y “la atención que prestó el obispado” han sido “esenciales para que podamos mantener a estos jóvenes firmes en el Evangelio”, manifestó. La hermana Santos también ha mantenido una comunicación fluida con los familiares de los jóvenes, especialmente con los padres que no son miembros de la Iglesia. Al principio de cada año lectivo de Seminario se ofrece un devocional y una comida con todos esos padres para explicarles el programa a los miembros de las familias y pedirles su apoyo.
De cosas pequeñas y sencillas
Algunas personas podrían haber pensado que el gran aumento en la asistencia de los jóvenes en el Barrio Jatobá es el resultado de esfuerzos extravagantes, pero estos resultados se han producido simplemente por seguir el consejo de los líderes de la Iglesia de ayudar a los obispados a concentrarse en la nueva generación e involucrar a los jóvenes en el batallón del Señor para recoger a Israel a ambos lados del velo.