2022
“Entrad por la puerta estrecha”
Julio de 2022


Sección doctrinal

“Entrad por la puerta estrecha”

Cuando terminé mi escolarización en la enseñanza primaria, mis padres me llevaron a un colegio de religiosos en el que se estudiaba Oficialía Industrial (lo que hoy se llamaría Formación Profesional). Allí estuve desde los doce hasta los catorce años y, después de cursar primero de Oficialía Industrial, sentí que debía dejar aquel colegio, estudiar Bachillerato y prepararme para ir a la Universidad.

El Bachillerato estaba dividido en dos partes: el nivel Elemental (10-14 años), y el Superior (15-16 años), con sus correspondientes reválidas. Eso significaba que yo, con catorce años de edad, llevaba cuatro años de retraso, que tendría que recuperar.

Cuando se lo dije a mi padre, me respondió: “¡Muy bien! ¡Pues te vienes a trabajar de albañil conmigo, y por las noches vas a una academia!”. Y, además, me dijo: “Y me gustaría que hicieras el doctorado en la carrera que elijas: quisiera verte como doctor”.

Es decir, que mi padre no se conformaba con que yo hiciera una carrera de tres años (una Diplomatura), ni una carrera de cinco años (una Licenciatura); él quería que llegase a ser doctor, que requería superar los tres niveles: Diplomatura, Licenciatura y Doctorado, y llegar a lo más alto. Además, quería que lo hiciera trabajando todo el día de albañil, y estudiando por las noches en una academia; y haciendo todo lo necesario para recuperar los cuatro años de atraso.

Me gustaría haberle dicho: “Papá, ya que esperas tanto de mí, facilítame el camino, y deja que dedique todo mi tiempo a los estudios, porque si tengo que estar trabajando todo el día, ¿cuándo voy a estudiar?”. Pero no le dije nada. Si él creía que podría hacerlo, yo también debía creerlo. Así que, nunca mejor dicho, “me puse manos a la obra”.

Esto es lo que me dijo mi padre terrenal; y nuestro Padre Celestial nos ha dicho: “[E]sta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (véase Moisés 1:39). Es decir, que nuestro Padre quiere que logremos la Exaltación. Él no se conforma con que logremos la gloria telestial, ni tampoco la gloria terrestre, ni siquiera la gloria celestial: Él quiere que logremos el grado más alto de la gloria celestial, que es la Exaltación (véase D. y C. 131:1−2). Nos está diciendo, pues, que quiere vernos en lo más alto. Y, además, nos dice: “Entrad por la puerta estrecha” (Mateo 7:13).

Y la tentación es decirle: “Padre, ya que tenemos que subir a lo más alto, permítenos ir por un camino ancho que nos facilite lograr una meta tan ambiciosa”. Pero Él nos dice que “estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida”, y que “ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición” (véase Mateo 7:14, 13).

Y lo que Jacob dijo al pueblo de Nefi explica la razón de esta petición del Padre: “[A]mados hermanos míos, venid al Señor, el Santo. Recordad que sus sendas son justas. He aquí, la vía para el hombre es angosta, mas se halla en línea recta ante él” (véase 2 Nefi 9:41).

Mi padre terrenal sabía que yo podía hacer el Bachillerato, entrar en la Universidad y hacer un Doctorado, al mismo tiempo que trabajaba de albañil todo el día; y nuestro Padre Celestial sabe que podemos lograr el grado más alto de la gloria celestial, entrando por la puerta estrecha y andando por un camino angosto. Si hacemos nuestra parte, Dios nos ayudará a lograrlo.