2022
Un poderoso modelo para la crianza de los hijos
Septiembre de 2022


“Un poderoso modelo para la crianza de los hijos”, Liahona, septiembre de 2022.

Un poderoso modelo para la crianza de los hijos

Este modelo para la crianza de los hijos, basado en principios del Evangelio y en investigaciones que lo avalan, puede ayudarles a entablar relaciones significativas, cultivar la fe y el crecimiento, y edificar la unidad y la resiliencia dentro de la familia.

padre leyendo las Escrituras con su hija

Ser padre o madre tiene un propósito eterno y puede ser gratificante, inspirador y gozoso. Sin embargo, debido a que hay familias de toda forma y tamaño, y a que afrontan sus propios desafíos singulares, criar a los hijos a veces también puede parecer abrumador o agotador.

Por suerte, no tenemos que hacerlo solos.

Con la guía de nuestro Padre Celestial, el apoyo del Salvador y Su evangelio, y al poner en práctica con espíritu de oración los consejos inspirados, podemos hallar ayuda y esperanza en nuestra travesía como padres.

Un modelo para la crianza de los hijos apoyado por el Evangelio

Basándonos en el evangelio de Jesucristo y en investigaciones sobre la crianza de los hijos que los avalan, hemos determinado tres principios de guía para fomentar el desarrollo emocional y espiritual de los hijos. Cuando se combinan, esos aspectos interrelacionados en los que se ha de poner énfasis forman un poderoso modelo que puede ayudar a familias de todo el mundo.

Este modelo es eficaz, porque combina verdades del Evangelio con conceptos clave de investigaciones sobre la crianza de los hijos y el desarrollo infantil. El procurar revelación personal sobre cómo aplicar los principios de este modelo puede ayudarles a desarrollar la resiliencia de la familia y establecer un hogar centrado en Jesucristo.

Los tres principios de guía son:

  1. Entablar relaciones familiares amorosas

  2. Cultivar el aprendizaje y el desarrollo

  3. Edificar la unidad y la fortaleza mediante el servicio

El modelo nos ayuda a centrarnos en lo que es más importante. Cada parte del modelo es un componente importante que fortalece a la familia. En conjunto, fomentan relaciones y experiencias positivas, ayudan a nuestra familia a sobrellevar la adversidad, y edifican la capacidad y la resiliencia.

Conforme avancemos como padres, el modelo puede ser una base útil para descubrir la mejor manera de enseñar y nutrir a cada hijo.

A continuación, se reseña brevemente cada parte del modelo y se da un ejemplo de la vida del Salvador para guiarnos al aplicar dicho modelo a nuestra vida. En family.ChurchofJesusChrist.org hay más información sobre la crianza de los hijos, consejos prácticos y respuestas a preguntas comunes sobre cómo criar a los hijos.

1. Entablar relaciones familiares amorosas

Este principio nos recuerda dar prioridad a las relaciones amorosas con el Padre Celestial, el Salvador, nuestro cónyuge y nuestros hijos. Dichas relaciones familiares son cruciales. La identidad y las relaciones eternas de nuestros hijos surgen de la verdad fundamental de que “[c]ada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos”1.

Podemos alentarlos a llegar a conocer a Dios y a Jesucristo por medio de la fe, la oración, el estudio de las Escrituras y la revelación personal del Santo Espíritu (véase Juan 17:3). Podemos fomentar la fe al alimentar el “deseo de creer” de nuestros hijos (Alma 32:27) y al ayudarles a sentir el amor de Dios. Es importante que nuestros hijos se den cuenta de que el Padre Celestial y el Salvador los entienden completamente, los aman perfectamente y desean ayudarlos a tener éxito (véase Romanos 8:38–39)2.

Como padres, es importante entablar con cada hijo una relación amorosa colmada de calidez y empatía. Comprender los puntos de vista de nuestros hijos y escuchar respetuosamente lo que dicen forja una relación segura y amorosa. Nuestros hijos necesitan saber que estamos interesados en ellos, que nos importa cómo se sienten y que estamos a su lado para ayudarlos. La interacción afectuosa con ellos los ayuda a desarrollar una percepción positiva de sí mismos, a reconocer su valor eterno, y a establecer relaciones de confianza con Dios y Jesucristo.

Además, los integrantes de la familia pueden ser un apoyo enorme el uno para el otro. Podemos cultivar las relaciones familiares al reunirnos para relacionarnos, orar, consultarnos y divertirnos.

Acudan a Cristo

Jesucristo comparte Su amor, una persona a la vez, mediante una relación que ofrece sentido de pertenencia, y esperanza y sanación. Después que el Salvador terminó de hablar a los nefitas, tendió la mano y ministró con compasión individualmente a cada uno de ellos para sanarlos y bendecirlos. Con amor, “tomó a [los] niños pequeños, uno por uno, y los bendijo, y rogó al Padre por ellos” (3 Nefi 17:21).

Como padres, pueden bendecir a sus hijos al entablar una relación afectuosa con ellos; entablando una conexión significativa a la vez.

Ideas para entablar relaciones familiares amorosas

  • Comuníquense con sus hijos al escucharlos atentamente, al responder con amor y al seguir los indicios que ellos les den a fin de satisfacer sus necesidades.

  • Cultiven la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y fomenten la oración y la revelación personal para fortalecer esas relaciones divinas.

  • Cuiden de sí mismos y de su matrimonio; eso les ayudará a conectarse mejor con sus hijos y a criarlos junto a su cónyuge con unidad y amor, como compañeros iguales. Si no tienen cónyuge, dirijan a su familia con fe y confianza. Busquen apoyo adicional de aquellos en quienes confíen.

  • Fomenten la seguridad, el sentido de pertenencia y el gozo en el hogar.

2. Cultivar el aprendizaje y el desarrollo

padres conversando con su hija

Cultiven el desarrollo de sus hijos valorando su personalidad singular, ofreciéndoles amor inquebrantable y apoyando sus esfuerzos. Descubran en qué punto de su desarrollo se encuentran y adapten el apoyo que les brindan a fin de satisfacer sus necesidades específicas. Su ejemplo, instrucción, guía y aliento son vitales para nutrir las habilidades y la confianza de sus hijos. Sean curiosos y compasivos conforme ellos aprenden por experiencia propia.

Los padres que nutren también evitan ser demasiado exigentes, demasiado permisivos o demasiado indulgentes. Proporcionar límites adecuados, rutinas regulares y expectativas razonables fomentará el progreso de sus hijos. Al igual que nuestro Padre Celestial, los padres deben centrarse más en facilitar el desarrollo de sus hijos que en su comodidad (véanse 2 Nefi 28:30; Doctrina y Convenios 50:24, 40).

Orienten, guíen y anden junto a sus hijos mientras ellos aprenden a seguir a Jesucristo3. Enséñenles a acudir al Salvador y confiar en Su expiación para ayudarlos a desarrollarse. Los hijos descubrirán gradualmente mediante el ejemplo de ustedes y mediante su propia experiencia que “[t]odo lo pued[en] en Cristo”, Quien los perdona y los fortalece (Filipenses 4:13). El desarrollo y el cambio pueden ser difíciles y requerir mucha práctica. Los padres rectos que actúan deliberadamente se esfuerzan por enseñar a sus hijos no solo cómo “andar por las vías de la verdad” (Mosíah 4:15), sino también por qué deben hacerlo. Nutran su entendimiento y apoyen el uso digno del albedrío con cada paso que ellos den.

Acudan a Cristo

Jesucristo faculta nuestro crecimiento al ver los deseos justos de nuestro corazón y al ayudarnos a lograrlos (véanse 1 Samuel 16:7; Enós 1:12). El Señor preguntó a Sus discípulos “uno por uno […]: ¿Qué es lo que deseáis de mí?” (3 Nefi 28:1; véase también 1 Nefi 11:1–3). Reflexionar sobre esta pregunta puede ayudarles a descubrir y desarrollar lo que más valoran. Consideren cómo el Salvador fomentó el aprendizaje y el crecimiento del hermano de Jared al respetar su albedrío y preguntarle: “¿Qué quieres que yo haga?” (Éter 2:23). El Señor lo apoyó dándole instrucciones específicas, cuando fue necesario, pero también alentándolo a averiguar algunas cosas por sí mismo. El Salvador no nos obliga ni controla, sino que nos enseña y persuade a utilizar nuestro albedrío individual para bien (véase Doctrina y Convenios 58:26–28).

Fomenten el desarrollo de sus hijos apoyando los deseos justos de su corazón, una pregunta profunda a la vez.

Ideas para cultivar el aprendizaje y el desarrollo

  • Dirijan a sus hijos hacia Jesucristo y enséñenles a acceder al poder de Su expiación.

  • Emulen a Jesucristo brindando amor, guía, apoyo y compasión conforme sus hijos aprenden a seguirlo.

  • Estimulen el desarrollo al apoyar el entendimiento, las habilidades, el albedrío y la confianza de sus hijos.

  • Vengan a Cristo al aprender Su evangelio y practiquen el vivirlo juntos a medida que progresen a lo largo de la senda de los convenios.

3. Edificar la unidad y la fortaleza mediante el servicio

una familia lleva comida a otra familia

Jesucristo enseñó a Sus discípulos “[q]ue os améis unos a otros; como yo os he amado” (Juan 13:34). Al consolarse, elevarse y servirse el uno al otro, difunden el amor puro de Cristo y llegan a ser más semejantes a Él. Dios también proporciona muchas oportunidades valiosas para que sus hijos aprendan y crezcan al sumarse a Su obra y al cumplir la promesa que hicieron de servir a los demás (véanse Moisés 1:39; Mosíah 18:7–11). Compartir el amor de Cristo e irradiar Su luz los transforma a ellos y a quienes ellos sirven.

Su familia también se beneficia al pertenecer a un barrio o rama donde sus hijos dan y reciben amor y apoyo. Entrelazar sus corazones “con unidad y amor el uno para con el otro” (Mosíah 18:21) forma una red de lazos de apoyo y experiencias positivas que fortalecen a su familia. Cuando prestan servicio a los demás con amor semejante al de Cristo, pueden ayudar a edificar Sion en su familia y en la sociedad en general (véase Moisés 7:18).

Enseñen a los hijos que el servicio puede ser una práctica diaria, en lugar de una actividad aislada. El esforzarse por servirse unos a otros ayudará a los niños y a los jóvenes a tener una vida más gratificante conforme vean más allá de sus propias necesidades, para ver las necesidades de los demás. Es asombroso cómo edificar Sion edifica al pueblo de Sion.

Acudan a Cristo

El Salvador nos invitó a cada uno de nosotros a amar y servir a los demás (véase Juan 13:34–35). El participar en la obra de salvación de nuestro Padre Celestial nos fortalece y nos cambia. Estar “en los asuntos de [Su] Padre” (Lucas 2:49) fue parte del desarrollo que Jesús experimentó en Su juventud a medida que “crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52).

Su familia participa en la obra de salvación y exaltación de Dios al vivir el evangelio de Jesucristo, al cuidar de los necesitados, al invitar a todos a recibir el Evangelio, y al unir a las familias por la eternidad4.

Cultiven el desarrollo de sus hijos uniéndose a la “gran obra” de Dios (Doctrina y Convenios 64:33), mediante un amoroso acto de servicio a la vez.

Ideas para edificar la unidad y la fortaleza mediante el servicio

  • Muestren su amor por Dios y lleguen a conocerlo mejor al amar y servir a Sus hijos.

  • Ámense unos a otros al ministrar a los que los rodean y cuidar de los necesitados.

  • Recojan a Israel al compartir el Evangelio, trabajar en la investigación de su historia familiar, servir en el templo, y ayudar a los demás a hacer y guardar convenios sagrados.

  • Edifiquen la unidad y la fortaleza colectiva al ofrecer amor, al crear un sentido de pertenencia y al apoyarse unos a otros.

Cómo poner en práctica el modelo en su hogar

Estos principios de guía pueden ayudarles a centrar sus esfuerzos al criar a los hijos cada día. Por ejemplo, hoy podrían considerar cómo pueden entablar con toda intención una relación más amorosa, cultivar el aprendizaje o edificar la autoconfianza en los demás. Poner en práctica este modelo puede mejorar el aprendizaje del Evangelio, fomentar el crecimiento personal de sus hijos y propiciar una actitud centrada en los demás más alegre que elevará y bendecirá a su familia. La aplicación de estos principios también puede mejorar el uso de los recursos de la Iglesia centrados en el hogar, como Ven, sígueme y el programa Niños y Jóvenes.

Hay muchas maneras de aplicar los principios de este modelo. Sean flexibles y busquen revelación personal para adaptarlos a las necesidades de su familia. El modelo basado en “entablar, cultivar y edificar” no se trata necesariamente de hacer más cosas. Si bien puede haber cosas que se sientan inspirados a añadir a lo que estén haciendo actualmente, el propósito del modelo es ayudarles a aprovechar al máximo el tiempo que pasan juntos.

Cuando hacen algo para entablar relaciones afectuosas, cultivar el aprendizaje y el desarrollo, o edificar la unidad y la fortaleza mediante el servicio, establecen un cimiento firme para todo lo que hacen en el hogar.

Los buenos padres son confiables, no perfectos

Es importante recordar que no tienen que ser perfectos para ser buenos padres. Más bien, procuren ser una fuente confiable de amor y apoyo para sus hijos. El simple hecho de relacionarse con ellos de maneras pequeñas puede marcar una gran diferencia.

Cuando se sientan desalentados al criar a los hijos, recuerden darse un respiro, tomarse un descanso y seguir intentándolo. Pueden seguir adelante con fe, sabiendo que el Salvador se preocupa profundamente por ustedes y por sus hijos, y que magnificará sus esfuerzos sinceros y sus deseos justos.

Esperanza en Cristo

A medida que se esfuercen por ser firmes en cuanto a hacer todo lo posible por amar, nutrir y fortalecer a cada hijo, uno a la vez, ustedes y su familia pueden tener esperanza en Cristo gracias a la promesa eterna que Él les hizo: “No temáis, pequeñitos, porque sois míos, y yo he vencido al mundo” (Doctrina y Convenios 50:41).