2023
Conversaciones familiares esenciales
Enero de 2023


“Conversaciones familiares esenciales”, Liahona, enero de 2023.

Conversaciones familiares esenciales

Las conversaciones esenciales ayudarán a nuestros hijos a saber lo que creen y por qué lo creen.

un padre y un hijo escalando una montaña

Ilustraciones por Noah Regan

Un hijo le pidió a su padre que le enseñara acerca de la escalada. El padre le enseñó todos los elementos esenciales, incluso la planificación, la seguridad, la preparación y el equipo. El hijo preguntó cuándo iban a hablar sobre qué hacer en caso de emergencia. El padre respondió que no quería asustar a su hijo y que esa conversación podía esperar hasta que resultara esencial.

Completaron su entrenamiento y partieron en su primera expedición de escalada al monte Rainier, cerca de Seattle, Washington. La experiencia y las condiciones empezaron muy bien, hasta que el clima empeoró y no tardaron en encontrarse frente a una avalancha que se aproximaba.

No sabían qué hacer porque no lo habían analizado. El hijo le preguntó a su padre: “¿Estoy listo ya para esa conversación sobre lo que debo hacer en caso de emergencia, papá?”.

Las conversaciones esenciales —en la seguridad de nuestro hogar— pueden ayudarnos a prepararnos para las avalanchas de la vida.

“[L]a primera gran verdad del universo es que Dios nos ama”, dijo el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles1. Sus palabras nos recuerdan que el amor constituye los cimientos de toda la eternidad y de nuestra vida cotidiana. Con ese amor como premisa, las conversaciones y las conexiones que establecemos con nuestra familia son esenciales.

Como esposo, padre, consejero escolar y psicoterapeuta certificado de salud mental, he descubierto que las conversaciones familiares son fundamentales y no deben demorarse. Joy D. Jones, quien fue Presidenta General de la Primaria, dijo: “No podemos esperar que la conversión sea algo que simplemente les suceda a nuestros hijos […]; las conversaciones en familia sobre el evangelio de Jesucristo, conversaciones esenciales […], pueden invitar al Espíritu”2.

¿Cuáles son las conversaciones esenciales?

La hermana Jones definió las conversaciones esenciales como “conversaciones simples y afectuosas [que] pueden conducir a los niños [y a cada uno de nosotros] a reconocer no solo qué creen, sino lo que es más importante: por qué lo creen”3. Una palabra que me encanta de esta definición es simples. Nuestro diálogo no tiene por qué ser profundo o complejo, ni siquiera planificado. De hecho, algunas de las mejores conversaciones que tendremos no se pueden planificar, aparte de prepararnos teniendo siempre el Espíritu con nosotros para ayudarnos.

La hermana Jones también enseñó: “La conversión accidental no es un principio del evangelio de Jesucristo. No llegaremos a ser como el Salvador por azar”4. Eso sucede línea por línea, con tiempo y esfuerzo intencionales.

¿Con qué frecuencia deben tener lugar las conversaciones esenciales?

Debemos hablar con nuestros hijos a diario. Cuanto más a menudo tengamos conversaciones esenciales, más normales, naturales e iluminadoras llegarán a ser.

¡La peor manera de tener conversaciones esenciales es no tenerlas en absoluto! A menudo pensamos que no es el momento adecuado, que es demasiado complicado o que nuestros hijos no lo entenderán. No queremos ofender ni decir algo incorrecto, ni hacer que alguien se sienta incómodo. Sin embargo, tratar de tener al menos una conversación es mejor que no decir nada.

¿Cómo podemos tener conversaciones esenciales con nuestros hijos?

La sencilla receta que he descubierto para tener conversaciones esenciales consiste en amar, escuchar y cambiar. Aunque quizás no seamos perfectos en ninguno de esos aspectos, podemos esforzarnos por seguir el modelo de manera constante.

Amar: Sin el fundamento y la aplicación del amor, no podemos tener las conversaciones esenciales más eficaces. El amor es el qué, el cuándo, el porqué y el cómo de todo lo que hacemos en nuestra familia. Nuestros hijos deben sentirse seguros al conectarse con nosotros y el amor proporciona ese ambiente crucial. Siempre podemos mostrar amor; Jesucristo nos mostró cómo hacerlo.

La hermana Jones dijo: “Cuando nutrimos y preparamos a nuestros hijos, hacemos posible que usen su albedrío, los amamos con todo nuestro corazón, les enseñamos los mandamientos de Dios y Su don del arrepentimiento, y nunca jamás nos damos por vencidos con ellos. Después de todo, ¿no actúa así el Señor con cada uno de nosotros?”5.

Escuchar: Por medio de mis propios errores, he aprendido que escuchar de manera activa es una parte vital de toda conversación esencial. El escuchar debe ser lo primero que se haga y con el doble de frecuencia. Jesucristo es el mejor ejemplo de cómo tener conversaciones esenciales y escuchar activamente. En Juan 8 aprendemos que cuando los fariseos le llevaron a la mujer sorprendida en adulterio, las primeras cosas que Él le dijo a la mujer fueron preguntas: “… ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?” (versículo 10). Para ayudar a que el aprendizaje esencial tuviera lugar, Él hizo preguntas y escuchó antes de enseñar.

Cambiar: Una vez que hemos amado y escuchado y nos hemos conectado, ¿qué debemos hacer? ¿Necesitamos arrepentirnos, enseñar, escuchar más, servir, disculparnos o perdonar? Las conversaciones esenciales deben darnos la oportunidad de cambiar. Esperamos que siempre nos esforcemos por ser, como dijo el presidente Russell M. Nelson, “un poco mejor cada día”6.

un padre y un hijo hablando

¿Cómo podemos tener conversaciones esenciales más frecuentes?

Serán guiados por revelación para saber lo que funciona mejor para su familia. Consideren estas sugerencias de las experiencias de nuestra familia:

Estudio de las Escrituras en familia: Cuando pregunté a nuestros hijos qué es lo que más los ayuda a tener conversaciones sobre el Evangelio, dijeron que estudiar juntos cada noche las Escrituras utilizando Ven, sígueme.

Reunión familiar de testimonios cada domingo de ayuno: Por lo general, no es una reunión formal de testimonios, sino un tiempo para que cada persona de nuestra familia comparta sentimientos, creencias, dificultades y éxitos. Mi esposa y yo siempre nos esforzamos por testificar de Jesucristo. Esta reunión se ha convertido en una de las experiencias más impactantes en nuestro hogar.

Cena familiar: Cuando decimos: “¿Qué hora es?” durante la cena, nuestros hijos saben que es hora de que cada persona comparta algo que salió bien y algo que deseaban que hubiera sido mejor ese día. A menudo, esto conduce a expresiones de gratitud y amor, a veces de frustración y, a menudo, a conversaciones llenas del Evangelio que no habrían ocurrido de otra manera.

Conversaciones individuales: Atesoro el tiempo que dedico cada mes, el domingo de ayuno, a sentarme con cada uno de mis hijos individualmente, a orar por ellos por su nombre, a mirarlos a los ojos y a hacerles preguntas. Trato de escuchar y conectarme con sus sentimientos y necesidades. Al principio quizás les resultó raro, pero ahora lo extrañan si no lo hacemos. Espero que sepan que el tiempo que paso con ellos es más importante que cualquier otra cosa y que quiero tener conversaciones esenciales con ellos a diario.

Evaluaciones de metas: Creamos metas personales, de matrimonio y familiares cada mes de enero. Luego, cada mes, analizamos nuestro crecimiento y progreso en esas metas durante el tiempo de estudio de las Escrituras o una lección de la noche de hogar. Esto conduce a conversaciones esenciales.

Colaboración del matrimonio o de los padres: Cada domingo por la noche, cuando mi esposa y yo repasamos nuestro calendario semanal, también nos preguntamos mutuamente cómo nos sentimos, con qué estamos teniendo dificultades o con qué necesitamos ayuda. Tenemos conversaciones esenciales sobre nuestro matrimonio y cada uno de nuestros hijos, y lo que debemos hacer para seguir inculcando el evangelio de Jesucristo en cada uno de nuestros corazones.

Mi esposa sabe escuchar mucho mejor que yo y también sabe ayudar mucho mejor a mantenernos equilibrados y centrados en la senda de los convenios. Aprendo mucho de ella y soy muy bendecido porque me escogió para la eternidad.

Nuestra familia no es perfecta al hacer todas estas cosas, pero hacemos todo lo que podemos y seguimos intentándolo.

Prepárense antes de que llegue la avalancha

No esperen hasta que las avalanchas de la vida vengan por su matrimonio, sus hijos u otras relaciones. No se trata de si lo haremos o no, sino cuándo lo haremos. La mejor forma en que el Evangelio y otras conversaciones esenciales nos preparan es cuando suceden de manera intencional y frecuente.

Estar junto con mi esposa, mis hijos y mi familia por la eternidad es mi mayor meta y el propósito de todo lo que hago, incluida cada conversación esencial.

Cometo errores, como todos nosotros, pero el poder de Jesucristo y el arrepentimiento me elevan. El Salvador ha prometido fortalecernos mediante Su poder y el fulgor perfecto de esperanza que nos da por medio de Su expiación. No tenemos que ser perfectos, ¡pero sí debemos esforzarnos por mejorar! Cada uno de nosotros tiene ese poder a nuestro alcance. No fracasarán; el éxito siempre está en el esfuerzo.

El presidente Nelson prometió: “[S]i eligen dejar que Dios prevalezca en sus vidas, experimentarán por ustedes mismos que nuestro Dios es ‘un Dios de milagros’ [Mormón 9:11]”7. Eso puede incluir dejar que Dios prevalezca en nuestras conversaciones esenciales. Todas las cosas son posibles por medio de nuestro Salvador, Jesucristo, incluso estas conversaciones esenciales. ¡El amor siempre es Su respuesta!

El autor vive en Washington, EE. UU.