Voces de Miembros
Enfrentando las tormentas con el Salvador al lado
Las pruebas no se acabarán, de eso estamos seguros, pero sabemos que podremos resistir cualquier cosa sí confiamos en el Señor.
Conocí a mi esposo en el año 2020, mientras cursábamos una clase juntos en la universidad. Después de salir en citas decidimos pasar de una amistad a un hermoso y sano noviazgo, que nos llevó a que el 1 de julio de 2022 nos selláramos por este tiempo y por la eternidad en el Templo de la Ciudad de Tegucigalpa.
Meses después recibimos la noticia de mi embarazo, estábamos emocionados y muy felices. Tristemente para octubre de 2022, tuvimos la primera prueba, mientras mi esposo hacía el alto esperando el cambio de luces en el semáforo, un auto se pasó la luz roja, provocando un terrible accidente que casi nos quita la vida. Recuerdo que íbamos escuchando el himno “Asombro me da”1, cuando de pronto sentí el impacto de una camioneta a mi lado.
Al despertar me vi envuelta en mi sangre, escuchando a lo lejos los gritos de angustia de mi esposo, quien gritaba, “¡mi esposa está embarazada, mi esposa está embarazada!”.
Me ingresaron de inmediato al hospital, aún inconsciente escuché a lo lejos a una de las enfermeras decir: “posiblemente pierda el bebé”. Recuerdo que sostuve mi vientre y cerré mis ojos y le dije al Señor, “no permitas que esto suceda”, y entre lágrimas agregué: “pero si es Tu voluntad, ayúdanos a resistir”.
Uno de los doctores que realizó el primer ultrasonido gritó: “¡está vivo!” Fue entonces que recordé el himno “Asombro me da”. Estaba tan feliz a pesar del golpe que tenía en la cabeza.
Las pruebas no se acabarán, de eso estamos seguros, pero sabemos que podremos resistir cualquier cosa sí confiamos en el Señor. Testifico que aun cuando pensamos que el Señor no está con nosotros, es cuando más cerca está. Con mi esposo hemos aprendido a ser fuertes y escuchar más Su voz.
Testifico que el evangelio de Jesucristo contiene todos los principios y ordenanzas salvadoras para regresar a vivir en los cielos, y además tiene las herramientas para poder enfrentar la vida terrenal. Hemos sido bendecidos a través de los desafíos y hemos sentido el amor del Salvador y del Padre Celestial.