Liahona
Llegar a ser un misionero
Marzo de 2024


Llegar a ser un misionero

(El élder Cardona actualmente está sirviendo en la Misión Uruguay Montevideo Oeste. Las siguientes palabras fueron compartidas ante la congregación de su barrio poco antes de partir).

Mañana lunes comienzo el CCM, hoy domingo me toca discursar, y como no puede ser de otra manera, voy a hablar de la misión.

Lo primero de todo es preguntarme si quiero ir a la misión, o mejor, preguntarme si Dios quiere que sirva una misión. Los chicos aquí lo tenemos muy fácil pues como poseedores del Sacerdocio es nuestro deber servir como misioneros, no hay lugar para dudas, aunque para mayor seguridad siempre le podemos preguntar al Señor. Para las chicas sin embargo es opcional, por lo tanto, si quieren conocer la respuesta a su pregunta tienen que orar al Padre Celestial para que les guíe por el camino que Él les tiene preparado.

Sabiendo que queremos servir una misión, la cuestión que llega inevitablemente a nuestra cabeza es si nuestra situación actual nos permite parar nuestra vida durante dos años o un año y medio. La respuesta teórica a esta pregunta es fácil, y viene dada en 1Nefi 3:7. “Y sucedió que yo, Nefi, dije a mi padre: Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que Él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado”. Si Dios ya nos ha confirmado que quiere que sirvamos esa misión, entonces Él dispondrá el camino para que así sea.

Aplicar esto puede ser mucho más complicado. Podemos sentir que todos a nuestro alrededor avanzan mientras que nosotros nos quedamos dos años parados. En mi caso, cuando yo vuelva los de mi edad estarán terminando sus carreras, y yo todavía tendré que empezar la mía, pero hay algo que no podemos olvidar: no nos quedamos parados, avanzamos por un camino mucho más importante y que tendrá un mayor impacto en nuestra vida y en la de otros.

Otro aspecto a tener en cuenta es que el Señor tiene sus tiempos. Puede que no te sea posible servir tu misión justo a los 18 años, o a los 19, pero si el Señor quiere que vayas, y tú quieres ir, entonces podrás ir, y no tiene nada de malo salir unos años después. En este mismo barrio salimos dos que nos llevamos unos cuantos años, pero eso no determinará que uno vaya a ser mejor que el otro, si le preguntamos al Señor y le escuchamos sabremos cuándo es nuestro momento para salir.

También hay que tener en cuenta la preparación. Lo más importante que podemos hacer al respecto es llegar a ser misioneros antes de ir a la misión. En uno de los discursos que leí sobre el tema, se hacía mucho énfasis en la diferencia entre llegar a ser un misionero e ir a la misión. La cuestión no es ir a la misión; más bien, es llegar a ser misioneros y servir a lo largo de nuestra vida con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza. Es posible para un joven ir a la misión y no llegar a ser misionero, y eso no es lo que el Señor requiere ni lo que la Iglesia necesita. Por esto es muy importante tratar de estar lo mejor preparado posible, y no se trata de vestirse de domingo todos los días, ni de levantarse a las 6:30 de la mañana, sino de incrementar nuestro deseo de servir a Dios, consiste en pensar como piensan los misioneros, leer como leen los misioneros y sentir lo que sienten los misioneros. Podemos evitar las influencias mundanas que hacen que el Espíritu Santo se aleje, y podemos aumentar nuestra confianza al reconocer los susurros espirituales y responder a ellos. Línea por línea, y precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí, podemos gradualmente llegar a ser los misioneros que deseamos ser y los misioneros que el Salvador espera. No nos transformaremos de manera repentina o mágica en misioneros preparados y obedientes el día que pasemos por las puertas del Centro de Capacitación Misional. Lo que hayamos llegado a ser en los días, meses y años previos a nuestro servicio misional es lo que seremos en el CCM. Es importante que lleguemos a nuestra misión con nuestro propio testimonio del Libro de Mormón, siendo dignos de la compañía del Espíritu Santo y listos para trabajar.

Para todos aquellos que ya han servido una misión o ya se les haya pasado la edad, quiero recordaros la frase “no hace falta llevar una chapa para ser misionero”, todos, con chapa o sin ella tenemos la oportunidad de servir en el recogimiento de Israel, ya sea invitando a familiares y amigos a actividades o a reuniones o con cosas más sencillas como demostrar con nuestro ejemplo que somos seguidores de Cristo. Todo el mundo merece la oportunidad de saber en cuanto al Evangelio restaurado de Jesucristo, y está en nuestras manos comunicárselo al mundo. Quiero dejar esto con mi testimonio de que sé que Dios vive, que nos ama y se preocupa por cada uno de nosotros y que esta es su Iglesia restaurada. Esto lo dejo en el nombre de Jesucristo, Amén

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