Mensaje de la Presidencia de Área
Recorrer la senda de los convenios
Al estudiar la vida del Salvador en las Escrituras, encontré un paralelismo que me resultó interesante en el ministerio que efectuó en Jerusalén y en América. En Jerusalén, comenzó bautizándose y, previo a Su muerte, estableció la ordenanza de la Santa Cena. En América, la primera doctrina que enseñó fue la del bautismo y durante Su ministerio estableció la Santa Cena.
Es evidente que para el Salvador es importante que hagamos y guardemos convenios. En ambos casos el Salvador los estableció para que podamos perfeccionarnos por medio del arrepentimiento diario y así ser bendecidos.
“Jesús les dijo: Benditos sois por esto que habéis hecho; porque esto cumple mis mandamientos, y esto testifica al Padre que estáis dispuestos a hacer lo que os he mandado. Y siempre haréis esto por todos los que se arrepientan y se bauticen en mi nombre; […] para que testifiquéis al Padre que siempre os acordáis de mí. Y si os acordáis siempre de mí, tendréis mi Espíritu para que esté con vosotros. Y os doy el mandamiento de que hagáis estas cosas. Y si hacéis siempre estas cosas, benditos sois, porque estáis edificados sobre mi roca” (3 Nefi 18:10–12).
El bautismo y el participar de la Santa Cena semanalmente nos colocan al comienzo de la senda de los convenios, un camino lleno de bendiciones y de crecimiento espiritual que nos acerca al Salvador a medida que avanzamos.
En los últimos días, por medio de la revelación moderna, el Señor restauró y estableció nuevos y elevados convenios que son los que efectuamos en el templo.
El presidente Russell M. Nelson enseñó:
“Mis queridos hermanos y hermanas, les suplico con todo el corazón y los insto a que entren en la senda de los convenios y permanezcan en ella, que experimenten el gozo del arrepentimiento diario, que aprendan acerca de Dios y la forma en que Él obra, que procuren y esperen milagros, y que se esfuercen por poner fin a los conflictos en su vida.
A medida que actúen conforme a estos objetivos, les prometo que serán capaces de avanzar por la senda de los convenios con mayor ímpetu a pesar de los obstáculos que afronten. Y les prometo más fortaleza para resistir la tentación, más paz mental, liberación del temor y más unidad en su familia”1.
Al igual que la familia de Lehi, cuando recibió la Liahona para atravesar el desierto por los parajes más fértiles, hoy tenemos recursos necesarios a disposición que también nos guían a través de los desiertos espirituales, atravesando las tristezas, los pecados, los problemas, las enfermedades y cada uno de los desafíos de esta vida. No se nos sacará de este desierto y sus problemas, pero los convenios serán nuestra brújula espiritual que harán el camino más seguro, directo y sencillo hacia nuestro Padre Celestial.
Sigamos las palabras del profeta:
“Su compromiso de seguir al Salvador al hacer convenios con Él y luego guardar esos convenios abrirá la puerta a toda bendición y privilegio espiritual que están al alcance de hombres, mujeres y niños en todas partes.
“Las ordenanzas del templo y los convenios que ustedes hagan allí son clave para fortalecer su vida, su matrimonio y su familia, y su habilidad para resistir los ataques del adversario. Su adoración en el templo y el servicio que presten allí por sus antepasados los bendecirá con mayor revelación personal y paz, y los fortalecerá en su compromiso de mantenerse en el camino de los convenios”2.
Testifico que el amor del Padre Celestial y de Jesucristo se manifiesta por medio de los convenios y las ordenanzas que tenemos a disposición. Ellos viven, nos aman y nos guían de regreso a Su presencia.