Mensaje de la presidencia de área
Convertirnos en salvadores en el Monte de Sión
Qué emoción y qué bendición es vivir en estos tiempos maravillosos en México, en los que las bendiciones prometidas a nuestro pueblo se hacen patentes. Vemos el brazo del Señor desnudarse y derramar sus bendiciones abundantemente sobre nosotros.
Este es el tiempo de recibir las bendiciones en México, nos recordó el élder Gerrit W Gong, del Quórum de los Doce Apóstoles, y desde entonces hemos visto el gran deseo de muchos jóvenes de salir al campo misional en cantidades que nunca habíamos experimentado en nuestro país.
Podemos ver la creación de más estacas, el bautismo de muchos santos que ahora siguen la senda de los convenios. Podemos ver las bendiciones que se derraman con el anuncio de más templos para México por parte del presidente Russell M. Nelson.
El año pasado, los santos en México experimentamos algo maravilloso. Tuvimos la oportunidad de abrir nuestros celulares una vez más para usar la aplicación de FamilySearch. Pudimos ver lo fácil que es acceder a muchos de nuestros ancestros que ya no están en esta tierra y preparar las ordenanzas listas para ir al templo y unirnos con ellos por tiempo y eternidad.
Esta maravillosa experiencia ha tocado el corazón de muchos de nuestros hermanos, incluso jóvenes y niños, santos nuevos en la iglesia y otros que están regresando. Al tener esta experiencia, recordaron la experiencia del profeta Lehi del Libro de Mormón, cuando reconoció en las escrituras que su familia y sus ancestros estaban ahí y al ver esto, su corazón se abrió, lleno del espíritu. Ahora estamos experimentando esas maravillosas promesas de que los corazones de los padres se volverán a los hijos y los corazones de los hijos a los padres.
Hay algo muy importante que quisiera compartirles en esta ocasión. Desde principios del siglo XIX aquí en México, muchos santos arriesgaron sus vidas para obtener registros civiles y religiosos viajando por todo México a muchas poblaciones, incluso las más remotas, para microfilmar esos registros. El significado de esto en nuestros tiempos es profundo: significa que ahora en México existen más de 200 millones de nuestros ancestros cuyos datos han sido capturados tecnológicamente y están depositados en la red de archivos de FamilySearch, listos para que podamos acceder a ellos. En cada uno de esos registros hay nombres de abuelos, hijos, padres, suegros, etcétera, que han fallecido y esperan que nosotros, sintiendo el espíritu de Elías, los rescatemos.
Qué maravillosa ha sido la respuesta de los Santos en México al ver que este pueblo tan fiel se ha volcado en ese rescate. Podemos ver que ahora nos estamos convirtiendo más y más en “salvadores en el monte de Sión”. Estamos trabajando en los templos en cantidades nunca vistas, estamos subiendo nombres a FamilySearch y estamos enviando más nombres para realizar ordenanzas en el templo. Esto es solo el principio de reclamar y bajar del cielo las bendiciones que el Señor ha prometido para nuestras familias y para nuestro pueblo. Y de ello se desprenden bendiciones inimaginables.
Que el Señor les bendiga, les proteja y les ayude a seguir progresando en estos tiempos maravillosos. Testifico que Cristo vive y que Su obra de redención es real tanto para los que aún estamos en esta tierra como para aquellos que ya están al otro lado del velo.