Doctrina y Convenios 2021
11 – 17 octubre. Doctrina y Convenios 115–120: “Su sacrificio será más sagrado para mí que su ganancia”


“11 – 17 octubre. Doctrina y Convenios 115–120: ‘Su sacrificio será más sagrado para mí que su ganancia’”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical Doctrina y Convenios 2021 (2020)

“11 – 17 octubre. Doctrina y Convenios 115–120”, Ven, sígueme — Para la Escuela Dominical 2021

Imagen
Far West

Far West, por Al Rounds

11 – 17 octubre

Doctrina y Convenios 115–120

“Su sacrificio será más sagrado para mí que su ganancia”

Al prepararse para enseñar, recuerde que su objetivo principal es ayudar a otras personas a cultivar la fe en Jesucristo.

Anote sus impresiones

Imagen
icono de compartir

Invitar a compartir

Antes de hablar sobre los principios presentes en las secciones 115–120 que le hayan resultado significativos a usted, pida a los miembros de la clase que mencionen lo que les hay resultado significativo a ellos. Por ejemplo, podría invitar a la clase a completar esta oración: “Agradezco haber leído las secciones 115–120 porque…”.

Imagen
icono de enseñar

Enseñar la doctrina

Doctrina y Convenios 115:4–6

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una defensa y un refugio.

  • Los miembros de la clase podrían leer detenidamente el mensaje del presidente Russell M. Nelson “El nombre correcto de la Iglesia” (Liahona, noviembre de 2018, págs. 87–90) en busca de ideas que los ayuden a entender los versículos 4–6. ¿Por qué es importante utilizar el nombre correcto de la Iglesia?

  • Tras leer juntos Doctrina y Convenios 115:4–6, los miembros de la clase podrían analizar de qué forma la Iglesia y sus miembros son una luz o un estandarte. Podría mostrar una lámina de un faro durante una tormenta y preguntar a la clase cómo se relaciona con el mensaje de los versículos 5–6. ¿De qué manera el recogimiento de “Sion y sus estacas” les ha brindado “refugio contra la tempestad” (versículo 6)?

    Imagen
    Un faro

    Podemos brillar cual una luz para ayudar a los demás a hallar refugio en la Iglesia.

Doctrina y Convenios 117

Nuestros sacrificios son sagrados para el Señor.

  • Invite a los miembros de la clase a imaginar que son Newel K. Whitney o su esposa, Elizabeth. Ellos eran propietarios de una próspera tienda en Kirtland, pero el Señor les pidió que dejaran sus bienes y se trasladaran a Misuri. Luego podrían leer los versículos 1–11 y mencionar algo que el Señor haya dicho que les ayudaría a hacer aquel sacrificio.

  • Las ayudas visuales pueden ayudar a la clase a considerar la “gota” que a veces deseamos en vez de “las cosas más importantes” (versículo 8). Si quiere, muestre objetos tales como una gota y una botella de agua, o una chispa de chocolate y una barra de chocolate. Quizás a los miembros de la clase se les ocurran otros ejemplos. También podría escribir en la pizarra gota y las cosas más importantes, y pedir a la clase que hagan una lista de aquello que tal vez debamos “entregar” (véase el versículo 5) para recibir la “abundancia” de Dios (versículo 7).

  • Si los miembros de la clase han recibo alguna impresión al leer las palabras del Señor sobre Oliver Granger de los versículos 12–15, pídales que lo mencionen. ¿Por qué nuestros sacrificios pueden ser más sagrados para el Señor que nuestras ganancias?

Doctrina y Convenios 119–120

Al pagar el diezmo, ayudamos a edificar y a “santifica[r] la tierra de Sion”.

  • Imagine la fortaleza espiritual que podría generar el que los miembros de la clase compartan unos con otros las bendiciones que han recibido por obedecer la ley del diezmo. También podrían leer Doctrina y Convenios 119:6 y analizar cómo dicha ley puede “santifica[r] la tierra de Sion” y hacer de nuestro barrio o rama una “tierra de Sion” para nosotros. Asimismo podrían leer Malaquías 3:8–12 a fin de determinar las bendiciones que el Señor promete por pagar el diezmo.

  • Si hubiera preguntas acerca de cómo se utilizan los diezmos, podría invitarlos a leer la sección 120, así como la explicación que se encuentra en “Recursos adicionales” (el élder David A. Bednar también ofrece una descripción de provecho en “Las ventanas de los cielos” [Liahona, noviembre de 2013, págs. 17–20]). ¿Cómo podemos ayudar a otras personas a aumentar la fe en la ley del diezmo del Señor?

Imagen
icono de recursos adicionales

Recursos adicionales

El Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos.

El élder Robert D. Hales ha dicho:

“… De acuerdo con la revelación del Señor, el uso de los diezmos lo determina un consejo compuesto por la Primera Presidencia, el Cuórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente. El Señor declara específicamente que el trabajo del Consejo debe ser dirigido ‘por mi propia voz dirigida a ellos’ [Doctrina y Convenios 120:1]. Este consejo se denomina el ‘Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos’.

“Es sorprendente observar cómo ese Consejo está atento a la voz del Señor. Cada miembro está al tanto de todas las decisiones del Consejo y participa en ellas. No se toma ninguna decisión hasta que haya unanimidad en el Consejo. Todos los fondos de diezmos se gastan en los objetivos de la Iglesia, entre los que se cuenta el bienestar: el cuidado de los pobres y los necesitados; templos, edificios y el mantenimiento de centros de reuniones, educación, cursos de estudio; en una palabra, en la obra del Señor […].

“Doy mi testimonio […] con respecto al Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos. He formado parte de ese Consejo durante diecisiete años, como Obispo Presidente de la Iglesia y ahora como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles. Sin excepción, los fondos de los diezmos de la Iglesia se han utilizado para los propósitos del Señor” (“El diezmo: Una prueba de fe con bendiciones eternas”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 28).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Invite a los alumnos a enseñarse unos a otros. “… Podría ser apropiado pedir a los alumnos que se ayuden entre sí a encontrar las respuestas a sus preguntas. Según se lo indique el Espíritu, podría decidir hacer eso aunque sienta que usted sabe la respuesta” (Enseñar a la manera del Salvador, pág. 24).

Imprimir