¿Cómo puedo ayudar a una persona que tiene una discapacidad a sentirse incluida?

Todos tenemos la responsabilidad de acoger e incluir a todos, incluso a aquellos que tienen alguna discapacidad. Son muchas las formas en que usted puede tender la mano a las personas de su congregación que tienen una discapacidad o que son cuidadores de un ser querido que tiene una discapacidad. A veces, lo único que se requiere es un pequeño gesto sincero para ayudar a que alguien sienta que lo tenemos presente, que se le ama y que es parte de la familia del barrio. A continuación figuran algunas sugerencias de cosas pequeñas que, cuando se llevan a cabo con amor y sinceridad genuinos, pueden ser de gran ayuda para que alguien que tenga una discapacidad se sienta incluido:

• Acercarse. A menudo, puesto que nos atemoriza decir o hacer algo mal, no nos acercamos a las personas que tienen discapacidad. Para empezar, puede saludar a los miembros con discapacidades de su barrio y a sus familias. Cuando se demuestra un interés genuino en llegar a conocerlos, se pueden forjar amistades, las cargas pueden ser aligeradas y todos pueden sentirse incluidos.

• Invitar. Extienda una invitación personal a los miembros que tengan alguna discapacidad y a los integrantes de sus familias. Infórmeles de actividades próximas o de cambios en el horario de reuniones. Si usted nota que no han asistido a la Iglesia por un tiempo, extiéndales una invitación personal de asistir con usted.

• Procurar comprender. Procure entender las necesidades de una persona con delicadeza y compasión antes de ofrecer su ayuda. A medida que usted se acerque y cree una relación de confianza y amistad, quizá reciba la impresión de ofrecer ayuda.

Recursos útiles

• Joseph B. Wirthlin, “La preocupación por la persona en particular”, Liahona, mayo de 2008, págs. 17–20.

• Gérald Caussé, “Ya no sois extranjeros”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 49–51.