Discapacidades
Ayudas para líderes


“Ayudas para líderes”, Servicios para personas con discapacidad: Líderes, 2020

“Ayudas para líderes”, Servicios para personas con discapacidad: Líderes

Ayudas para líderes

Man in wheelchair greeting others at church

Discapacidades

A medida que ministra a los demás en sus necesidades, los ayuda a experimentar gozo y satisfacción. También los ayuda a entender que “[c]ada uno [de nosotros] es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos” (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”). Cada uno de nosotros ha recibido dones únicos que se pueden utilizar para bendecir y servir a quienes nos rodean. En la Iglesia de Jesucristo se nos necesita a todos.

A fin de alcanzar el destino divino que nuestros padres celestiales desean para nosotros, todos necesitamos la oportunidad de aprender y vivir el evangelio de Jesucristo. Independientemente de cualquier discapacidad, todos los hijos de Dios merecen tener la oportunidad de hacer convenios y ayudar a edificar el Reino de Dios en la tierra.

Al trabajar con miembros que afrontan los desafíos de la vida con alguna discapacidad, considere las siguientes verdades con espíritu de oración:

  • La mente y el espíritu de todos los hijos de Dios tienen la capacidad de desarrollarse.

  • Cada hijo de Dios aporta riqueza y valor a la familia humana y a la Iglesia.

  • El propósito de los convenios sagrados es bendecir la vida de todos los que deseen participar y que sean capaces de hacerlo.

  • Todos los miembros de la Iglesia, incluso los que tienen diferencias o discapacidades, deben tener oportunidades significativas para ministrar, enseñar y liderar.

  • Una discapacidad no es un castigo, ni para la persona ni para los padres (véase Juan 9:1–3).

Toda persona tiene algo que contribuir. Es nuestra bendición y responsabilidad seguir el ejemplo de Jesucristo e ir en busca de cada persona en particular.

Ayudar a los demás a que sientan que forman parte.

En 1 Corintios 12:25–27 leemos en cuanto al cuerpo de Cristo:

“[P]ara que no haya división en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen por igual los unos por los otros.

“De manera que, si un miembro padece, todos los miembros padecen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

“Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, e individualmente sois miembros de él”.

No estamos completos si no contamos con cada miembro. El ojo no puede contribuir de la misma manera que la mano, ni puede el pie realizar la misma labor que las orejas. Somos mejores cuando aprendemos a valorar las fortalezas que todos aportamos a la Iglesia. Llegamos a ser más como Cristo conforme cuidamos unos de otros.

¿Qué podemos hacer para ayudar a los demás a sentirse amados e incluidos en el cuerpo completo de Cristo en nuestros propios barrios y estacas? En 3 Nefi 22:13 leemos: “… todos tus hijos serán instruidos por el Señor”. Ese pasaje fácilmente podría haber dicho: “… tus hijos serán instruidos por el Señor”. Es instructivo que Dios decidió incluir la palabra “todos”. Debemos reconocer que todos los hijos de Dios merecen la oportunidad de aprender y vivir el Evangelio. Cada persona tiene algo que contribuir a la Iglesia de Jesucristo.

Hacer preguntas sinceras y amorosas.

Contribuimos a que otras personas vivan el Evangelio más plenamente cuando hacemos nuestro mejor esfuerzo por crear un espacio seguro para ellos física, intelectual, emocional y espiritualmente. Eso a menudo se puede lograr al acercarnos a cada uno de ellos y hacerles preguntas como “¿Qué le gustaría que yo supiera?” o “¿Qué podemos hacer para que la Iglesia sea un lugar en el que usted o su hijo puedan tener éxito?”. Con frecuencia el acto de acercarse individualmente para invitar y hacer preguntas sinceras y amorosas puede ser el primer paso para ayudar a que los demás sientan que forman parte de su religión.

Dar un buen ejemplo.

Es común que las personas observen a sus padres y a sus líderes de la Iglesia a fin de determinar cómo responderán ante cierta situación. ¿De qué manera puede usted reflejar amor, paciencia y caridad al dar un ejemplo que los demás puedan seguir?

Tenga en cuenta que todos somos mucho más parecidos de lo que somos diferentes. En la Iglesia podemos realizar una gran labor de proveer algunas de las cosas que las personas más necesitan y que ni siquiera requieren ningún tipo de capacitación, tal como la de ser un amigo. El recurso más valioso siempre serán las personas que trabajan juntas para encontrar soluciones conforme los miembros con discapacidad abogan por sus necesidades y los demás escuchan con amor y brindan ayuda.

Hay recursos disponibles relacionados con los siguientes temas:

3:11

Dos propósitos: Aceptar e incluir a las personas con discapacidades

A muchos de nosotros nos cuesta aceptar e incluir a las personas con discapacidades, aún en la Iglesia. Mira este video y averigua lo que puedes hacer para marcar la diferencia en la vida de alguien que tenga una discapacidad.

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