“Capítulo 13: Velar para resistir la tentación”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Thomas S. Monson, 2020
“Capítulo 13”, Enseñanzas: Thomas S. Monson
Capítulo 13
Velar para resistir la tentación
“Tenemos el poder de resistir cualquier tentación y la habilidad de determinar el camino que tomaremos, el curso a seguir”.
De la vida de Thomas S. Monson
El presidente Thomas S. Monson solía advertir en cuanto a las tentaciones del adversario. Cuando enseñaba al respecto, a veces contaba el relato de una visita que realizó a las islas de Tonga. Estando allí, visitó una escuela de la Iglesia donde un maestro mostraba a sus alumnos un cebo de pescar llamado maka-feke:
“[M]e di cuenta de que los alumnos escuchaban absortos a su instructor tongano”, dijo el presidente Monson. “Tanto él en su escritorio como ellos en los pupitres tenían los libros cerrados. El maestro tenía en la mano un raro cebo de pesca hecho con una piedra redonda y con grandes caracolas. Aprendí que era un maka-feke, un señuelo para pulpos. En Tonga, el pulpo es considerado un manjar exquisito.
“El maestro explicó que los pescadores tonganos se deslizan sobre los arrecifes remando en sus canoas de balancines con una mano y haciendo oscilar el maka-feke con la otra. El pulpo sale de su guarida de rocas y atrapa el cebo, al confundirlo con alguna codiciada comida. Tan tenaz es el agarre del pulpo y tan firme su instinto de no soltar la preciada presa, que los pescadores halan el pulpo directamente a la canoa.
“Fue fácil para el maestro pasar de ahí a explicar a los cautivados jóvenes que el maligno, o sea, Satanás, ha creado maka-fekes, por así decirlo, para atrapar a las personas desprevenidas y apoderarse de su destino”.
Ampliando la enseñanza de vida de aquel maestro, el presidente Monson continuó:
“En la actualidad estamos rodeados de los maka-fekes que el maligno nos muestra y con los que intenta atraernos y luego atraparnos. Una vez que la persona los agarra, es sumamente difícil soltarlos, y a veces hasta casi imposible. Para protegernos, debemos reconocerlos por lo que son y después ser firmes en nuestra determinación de evitarlos”1.
Enseñanzas de Thomas S. Monson
1
Dios nos ha dado el poder para resistir cualquier tentación
La tentación forma parte de la vida y es algo que toda persona que recorre la senda de la mortalidad llegará a experimentar de una manera u otra. No obstante, el apóstol Pablo, al reconocer esta verdad, nos aseguró: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” [1 Corintios 10:13]2.
Hay […] innumerables [trampas] que el maligno nos muestra para desviarnos del camino de la rectitud. No obstante, nuestro Padre Celestial nos ha dado la vida, y con ella la facultad de pensar, razonar y amar. Tenemos el poder de resistir cualquier tentación y la capacidad de determinar el camino que tomaremos, el curso a seguir. Nuestra meta es el reino celestial de Dios; nuestro objetivo es trazar un curso recto y firme en esa dirección.
A todos los que caminamos por la senda de la vida, nuestro Padre Celestial nos advierte: cuidado con los desvíos, los peligros ocultos, las trampas […]. No se dejen engañar. Deténganse a orar. Escuchen la voz apacible y delicada que nos repite, desde las profundidades de nuestra alma, la dulce invitación del Maestro: “[V]en, sígueme” [Lucas 18:22]. Al hacerlo nos apartaremos de la destrucción y de la muerte, y hallaremos la felicidad y la vida eterna3.
2
Nuestro Padre Celestial ha proporcionado maneras de ayudarnos a resistir la tentación
[Cuando se hace frente a la tentación, la] ayuda puede provenir de muchas fuentes, y una de ellas es la bendición patriarcal. Tal bendición contiene los capítulos de su libro de posibilidades eternas. Léanla con regularidad, estúdienla detenidamente, déjense guiar por sus advertencias y vivan dignos de sus promesas4.
Cuando se les confirmó miembros de la Iglesia, recibieron el derecho a la compañía del Espíritu Santo. Él les puede ayudar a tomar buenas decisiones. Cuando tengan dificultades o tentaciones, no tienen por qué sentirse solos; Recuerden que la oración es el pasaporte al poder espiritual5.
Para estar en el mundo sin ser del mundo es necesario que nos comuniquemos con nuestro Padre Celestial por medio de la oración. Él quiere que lo hagamos y contestará nuestras oraciones. Según leemos en 3 Nefi 18, el Salvador nos amonestó a “velar y orar siempre, no sea que entréis en tentación; porque Satanás desea poseeros […]. Por tanto, siempre debéis orar al Padre en mi nombre” [3 Nefi 18:18–19]6.
La oración es una defensa contra la tentación. Es por medio de la oración diligente y genuina que podemos recibir las bendiciones y el apoyo necesarios para seguir adelante en este, a veces, difícil y desafiante trayecto al que llamamos vida terrenal7.
Ruego que escojamos edificar en nuestro interior una fe firme y poderosa que sea nuestra defensa más eficaz contra los designios del adversario: una fe real, el tipo de fe que nos sostenga y que reafirme nuestro deseo de escoger lo correcto8.
Con frecuencia estamos rodeados por lo que nos hace infelices. Conforme ustedes y yo vayamos a las santas casas de Dios, conforme recordemos los convenios que hemos hecho allí, seremos más capaces de soportar toda prueba y superar cada tentación. En ese sagrado santuario hallaremos paz; seremos renovados y fortalecidos9.
[L]lenen la mente con la verdad. No encontramos la verdad al arrastrarnos por el error. La verdad se halla al escudriñar, estudiar y vivir la palabra revelada de Dios. Adoptamos el error cuando nos asociamos con él; aprendemos la verdad cuando nos relacionamos con ella.
El Salvador del mundo indicó: “… buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” [Doctrina y Convenios 88:118]. Y agregó: “Escudriñad las Escrituras […], ellas son las que dan testimonio de mí” [Juan 5:39].
Él extiende la siguiente invitación a cada uno de nosotros: “Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz” [Doctrina y Convenios 19:23]10.
3
Las Escrituras contienen ejemplos de personas que resistieron la tentación
Job fue un “hombre perfecto y recto”, un hombre “temeroso de Dios y apartado del mal” [Job 1:1]. Piadoso y de próspera fortuna, él tuvo que afrontar una prueba que podría haber destruido a cualquiera. Privado de sus posesiones, escarnecido por sus amigos, afligido por sus sufrimientos, destrozado por la pérdida de su familia, se le instó a “mald[ecir] a Dios, y m[orir]” [Job 2:9]. Él resistió esa tentación y declaró desde lo profundo de su noble alma: “[H]e aquí que en los cielos está mi testigo, y mi testimonio está en las alturas” [Job 16:19]. “Yo sé que mi Redentor vive” [Job 19:25]11.
El profeta José Smith enfrentó tentaciones. ¿Se imaginan el ridículo, el escarnio, la burla que debe haber recibido cuando declaró haber visto una visión? Supongo que tiene que haber sido casi insoportable para el muchacho. Él sabía sin duda que sería mucho más fácil retractarse de lo que había dicho en cuanto a la visión y seguir con su vida normal. Sin embargo, no se dio por vencido. Estas son sus palabras: “Yo efectivamente había visto una luz, y en medio de la luz vi a dos Personajes, los cuales en realidad me hablaron; y aunque se me odiaba y perseguía por decir que había visto una visión, no obstante, era cierto […]; había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo” [José Smith—Historia 1:25]. José Smith […] enfrentó tentaciones y las resistió12.
Cuando [Jesús] fue llevado por el Espíritu al desierto, estaba débil por encontrarse ayunando. Satanás empleó sus esfuerzos más seductores en las cosas que le ofreció. La primera fue satisfacer las necesidades físicas del Salvador, entre otras, Su hambre, a lo que Él respondió: “Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” [Mateo 4:4; véase también Deuteronomio 8:3].
Seguidamente, Satanás le ofreció poder. El Salvador le respondió: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” [Mateo 4:7; véase también Deuteronomio 6:16].
Por último, le ofreció al Salvador riquezas y gloria terrenal. Su respuesta fue: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solamente servirás” [Mateo 4:10; véase también Deuteronomio 6:13]13.
4
Escoger a buenos amigos nos ayudará a evitar la tentación
El siguiente consejo es esencial para su éxito y felicidad: “Escojan sus amistades con cuidado”. Tenemos la tendencia a volvernos como las personas a las que admiramos y ellas son, generalmente, nuestros amigos. Debemos relacionarnos con quienes, al igual que nosotros, no hagan planes para lograr solo la conveniencia temporal, ni se fijen metas superficiales, ni sean cortos de miras; antes bien, debemos relacionarnos con quienes valoren lo más importante, a saber: los objetivos eternos14.
Hace unos años hablé con una asesora de [las Mujeres Jóvenes] que me contó una experiencia que había tenido con una joven de su clase que había sido tentada una y otra vez a dejar el camino de la verdad y seguir el desvío del pecado. Ante la constante insistencia de algunas de sus amigas de la escuela, finalmente decidió tomar ese desvío y trazó un plan: le diría a sus padres que esa tarde iba a una actividad de las Mujeres Jóvenes, cuando en realidad planeaba quedarse allí solo hasta que sus amigas y los jóvenes con los que iban a salir fueran a recogerla. Luego irían a una fiesta donde habría bebidas alcohólicas y se harían cosas que contravenían lo que la joven sabía que era correcto.
La maestra había orado pidiendo inspiración para ayudar a todas las jóvenes, pero especialmente a esa jovencita en particular, que parecía indecisa en cuanto a su compromiso con el Evangelio. La maestra había recibido inspiración esa tarde para dejar a un lado lo que tenía planificado y hablar a las jóvenes acerca de permanecer moralmente limpias. Cuando ella empezó a compartir sus ideas y sentimientos, la jovencita en cuestión comenzó a mirar el reloj con insistencia para asegurarse de no perderse el encuentro con sus amigos.
Sin embargo, a medida que avanzaba la conversación, se conmovió su corazón, se despertó su conciencia y se renovó su determinación. Cuando llegó la hora, ignoró el repetido sonido de la bocina del auto que la llamaba. Se quedó toda la tarde con su maestra y las otras jóvenes de la clase. Se había evitado la tentación de desviarse del camino aprobado por Dios; Satanás había sido frustrado. La jovencita se quedó hasta que todas las demás se habían ido para agradecer a la maestra la lección y decirle cómo la había ayudado a evitar algo que podría haber tenido consecuencias trágicas. La oración de una maestra había sido contestada.
Más tarde, supe que debido a que esa tarde ella había decidido no ir con sus amigos, que eran algunos de los jóvenes más populares de la escuela, la rechazaron y durante muchos meses no tuvo amigos en la escuela. No podían aceptar que no estuviera dispuesta a hacer las cosas que ellos hacían. Fue una etapa extremadamente difícil y solitaria para ella, pero se mantuvo firme y, con el tiempo, hizo amigos que compartían sus normas. Ahora, varios años después, está casada en el templo y tiene cuatro hijos hermosos. Qué distinta podría haber sido su vida. Nuestras decisiones determinan nuestro destino15.
5
Debemos velar para resistir la tentación
Confío en que la meta suprema de cada uno de nosotros es la vida eterna en la presencia de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo, Jesucristo. Es, por tanto, imperativo que tomemos decisiones a lo largo de la vida que nos lleven a esa gran meta. No obstante, sabemos que el adversario está resuelto a que fracasemos. Él y sus huestes son implacables en sus esfuerzos por frustrar nuestros deseos justos. Representan una grave y constante amenaza para nuestra salvación eterna, a menos que nosotros también estemos resueltos en nuestra determinación y esfuerzo por lograr nuestra meta. El apóstol Pedro nos advierte: “… velad, porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” [1 Pedro 5:8].
… Quizás sean tentados a rebajar sus normas y a seguir a la multitud para ser aceptados por aquellos que ustedes desean que sean sus amigos. Les pido que sean fuertes y que estén alertas a cualquier cosa que pudiera robarles las bendiciones de la eternidad. Las decisiones que tomen aquí y ahora tienen una importancia eterna […].
Hacer caso omiso de los mandamientos ha abierto el camino para lo que considero que son las plagas de nuestra época, entre las que se incluyen la plaga de la permisividad, la de la pornografía, la de las drogas, la de la inmoralidad y la del aborto, para nombrar solo algunas. En las Escrituras, leemos que el adversario es “el fundador de todas estas cosas” [2 Nefi 26:22], y sabemos que es “el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres” [Moisés 4:4].
Les suplico que eviten cualquier cosa que los prive de su felicidad aquí, en la vida terrenal, y en la vida eterna del mundo venidero. Con sus engaños y mentiras, el adversario los guiará por una pendiente resbaladiza que los llevará a ser destruidos si se lo permiten. Probablemente estarán en esa pendiente antes de siquiera darse cuenta de que no hay manera de detenerse. Ustedes han escuchado los mensajes del adversario. Con astucia, nos dice: No importa si es solo una vez; todos lo hacen; no seas anticuado; los tiempos han cambiado; no le hará daño a nadie; vive tu vida como tú quieras. El adversario nos conoce y sabe cuáles son las tentaciones que nos será difícil ignorar. Cuán indispensable es que velemos constante a fin de evitar ceder a tales mentiras y tentaciones16.
En esta época se estila la permisividad. A nuestro alrededor vemos a los ídolos del cine, los héroes del mundo deportivo —aquellos a quienes los jóvenes quieren imitar— haciendo caso omiso de las leyes de Dios y justificando prácticas pecaminosas, sin aparentes consecuencias negativas. ¡No lo crean! Llegará la hora de rendir cuentas, el momento de saldar las deudas […]. ¿Están preparad[os]? ¿Están satisfech[os] con lo que han hecho?17.
Nuestro Padre Celestial nos ha aconsejado que procuremos todo lo “virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza” [Artículos de Fe 1:13]. Cualquier cosa que lean, escuchen o vean deja una impresión en ustedes.
La pornografía es especialmente peligrosa y adictiva. Su exploración por mera curiosidad puede convertirse en un hábito dominante que llevará al uso de material aún más obsceno y a la transgresión sexual.
No tengan miedo a salir de un cine, apagar el televisor o cambiar la estación de radio si lo que se está presentando no concuerda con las normas del Padre Celestial. En una palabra: si no están seguros de que alguna película, libro o cualquier otra forma de entretenimiento sea apropiada, no la vean, no la lean ni participen en ella18.
Asegúrense de ir a lugares donde haya un buen ambiente, donde no se enfrentarán a la tentación19.
[A] menudo los miembros de la Iglesia […] nos preguntan: “¿Cuál creen que es el mayor problema al que se enfrenta la Iglesia?”.
Por lo general, les respondo: “Nuestro mayor reto es que los miembros de la Iglesia vivan en el mundo sin ser del mundo”.
Me gustaría hacer hincapié en que, en esta época, la avalancha de la inmoralidad, la irresponsabilidad y la falta de honradez erosionan los pilares de la vida misma. Si no salvaguardamos esos pilares, si no tenemos cimientos lo bastante profundos para resistir la embestida de tales fuerzas, vamos a tener problemas20.
Debemos estar alerta en un mundo que se ha alejado tanto de lo que es espiritual. Es esencial que rechacemos cualquier cosa que no se ajuste a nuestras normas, negándonos, en el proceso, a renunciar a lo que más deseamos: la vida eterna en el Reino de Dios. Las tormentas aún nos azotarán en ocasiones, porque son una parte inevitable de nuestra existencia en la vida terrenal. Sin embargo, estaremos mucho mejor preparados para lidiar con ellas, aprender de ellas y sobrellevarlas si el Evangelio ocupa el centro de nuestra vida y tenemos el amor del Salvador en el corazón. El profeta Isaías declaró: “… el efecto de la rectitud será paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre” [Isaías 32:17]21.
Ruego que hoy tomemos la decisión de servir al Señor en verdad y rectitud hasta el fin, que nuestro Salvador, nuestro Mediador, nuestro Señor Jesucristo, de quien doy testimonio […] esté a nuestro lado, y nos dirija durante toda la vida y hacia la eternidad22.
Sugerencias para el estudio y la enseñanza
Preguntas
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El presidente Monson hizo hincapié en que “tenemos el poder de resistir cualquier tentación” (sección 1). ¿De qué modo le ayuda a usted esa verdad?
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Considere las muchas maneras que nuestro Padre Celestial nos ha dado para resistir la tentación, que se mencionan en la sección 2. ¿De qué modo le ha ayudado el Espíritu Santo a resistir la tentación? ¿De qué modo le ha fortalecido la oración en contra de la tentación? ¿De qué manera le ha protegido de la tentación el llenar la mente con la verdad, y más particularmente, de las Escrituras?
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Repase las enseñanzas del presidente Monson acerca de los ejemplos de Job, José Smith y Jesucristo (véase la sección 3). ¿Qué podemos aprender de esos relatos para ayudarnos a resistir la tentación?
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El presidente Monson enseñó que escoger buenas amistades nos ayudará a evitar la tentación (véase la sección 4). ¿De qué modo le han ayudado los buenos amigos a resistir la tentación?
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El presidente Monson nos advirtió que “el adversario está resuelto a que fracasemos” (sección 5). ¿Cuáles son algunos de los métodos de los que se vale el adversario para tentarnos? ¿Cómo podemos estar alerta para reconocerlos y resistirlos? ¿En qué oportunidad ha visto que el ceder a tentaciones pequeñas puede conducir a tentaciones mayores? ¿Cómo podemos “vivir en el mundo sin ser del mundo”?
Pasajes de las Escrituras relacionados con el tema
Mateo 6:9–13; Santiago 1:1–16; 1 Nefi 15:23–25; 2 Nefi 28:20–22; Alma 13:28; Helamán 5:12; Doctrina y Convenios 29:39–43; Moisés 1:12–22.
Ayuda didáctica
“A menudo la revelación llega ‘línea por línea’ (2 Nefi 28:30), y no toda de una sola vez; por eso es mejor comenzar a prepararse para enseñar al menos con una semana de antelación. Al meditar sobre la forma en que los principios que está enseñando bendecirán a los integrantes de su clase, recibirá ideas e impresiones en su vida cotidiana: mientras se dirige al trabajo, realiza tareas del hogar o interactúa con familiares y amigos” (véase Enseñar a la manera del Salvador, 2016, pág. 12).