Sección 81
Revelación dada por medio de José Smith el Profeta en Hiram, Ohio, el 15 de marzo de 1832. Frederick G. Williams es llamado para ser sumo sacerdote y consejero de la Presidencia del Sumo Sacerdocio. Los anales históricos indican que cuando se recibió esta revelación en marzo de 1832, se llamó a Jesse Gause al oficio de consejero de José Smith en la Presidencia. Sin embargo, cuando dejó de actuar de conformidad con ese nombramiento, el llamamiento se transfirió a Frederick G. Williams. La revelación (fechada en marzo de 1832) debe considerarse como un paso hacia la organización formal de la Primera Presidencia, en la que se requería específicamente el oficio de consejero en ese grupo y se explicaba la dignidad de dicho nombramiento. El hermano Gause sirvió por un tiempo pero fue excomulgado de la Iglesia en diciembre de 1832. El hermano Williams fue ordenado al oficio de referencia el 18 de marzo de 1833.
1–2, La Primera Presidencia siempre posee las llaves del reino; 3–7, Si Frederick G. Williams es fiel en su ministerio, logrará la vida eterna.
1 De cierto, de cierto te digo, mi siervo Frederick G. Williams: Escucha la voz del que habla, la palabra del Señor tu Dios, y atiende al llamamiento al cual eres llamado, a saber, el de ser sumo sacerdote en mi iglesia y consejero de mi siervo José Smith, hijo,
2 a quien he dado las llaves del reino, que siempre corresponden a la presidencia del sumo sacerdocio;
3 por tanto, en verdad lo reconozco a él, y lo bendeciré; y también a ti, si eres fiel en consejo, en el oficio al que te he nombrado, en tus oraciones siempre, vocalmente así como en tu corazón, en público y en secreto; y también en tu ministerio de proclamar el evangelio en la tierra de los vivientes y entre tus hermanos.
4 Y en el cumplimiento de estas cosas realizarás el mayor beneficio para tus semejantes, y adelantarás la gloria de aquel que es tu Señor.
5 De manera que, sé fiel; ocupa el oficio al que te he nombrado; socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas.
6 Y si eres fiel hasta el fin, recibirás una corona de inmortalidad, así como la vida eterna en las mansiones que he preparado en la casa de mi Padre.
7 He aquí, estas son las palabras del Alfa y la Omega, sí, Jesucristo. Amén.