Capítulo 13
Se llama a Saulo y a Bernabé al servicio misional — Saulo, ahora llamado Pablo, maldice a un hechicero — Cristo es descendiente de David — Pablo ofrece el Evangelio primero a Israel y luego a los gentiles.
1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía profetas y maestros: Bernabé; y Simón, el que se llamaba Niger y Lucio cireneo; y Manaén, que se había criado con Herodes, el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando, pues, estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado.
3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
4 Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
5 Y después de haber llegado a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos; y tenían también a Juan como ayudante.
6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto hechicero, falso profeta, judío, llamado Barjesús,
7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
8 Pero los resistía Elimas, el encantador (pues así se interpreta su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.
9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,
10 le dijo: Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y te quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo. Y de inmediato cayeron en él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.
12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
13 Y habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; entonces Juan, separándose de ellos, volvió a Jerusalén.
14 Y ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia, y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
16 Entonces Pablo se levantó y, habiendo hecho señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas y los que teméis a Dios, oíd:
17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres y enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.
18 Y por un tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto;
19 habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia la tierra de ellas.
20 Y después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.
21 Y entonces pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años.
22 Y después de haber quitado a este, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio, diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.
23 De la descendencia de este, Dios, conforme a la promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel.
24 Antes de su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.
25 Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? Yo no soy él; pero he aquí, viene tras mí uno cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar.
26 Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.
27 Porque los que habitan en Jerusalén y sus gobernantes, no reconociendo a Jesús ni las voces de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle.
28 Y sin hallar en él causa de muerte, pidieron a Pilato que le matase.
29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.
30 Pero Dios le levantó de entre los muertos.
31 Y lo vieron durante muchos días los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, quienes ahora son sus testigos ante el pueblo.
32 Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fue hecha a los padres,
33 la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, los hijos de ellos, resucitando a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.
34 Y con respecto a que le levantó de entre los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.
35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.
36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres y vio corrupción.
37 Pero aquel a quien Dios levantó no vio corrupción.
38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia la remisión de pecados,
39 y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.
40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:
41 Mirad, oh menospreciadores, asombraos y pereced;porque yo hago una obra en vuestros días,obra que no creeréis si alguien os la contare.
42 Y al salir ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.
43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos devotos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, los persuadían a perseverar en la gracia de Dios.
44 Y el siguiente día de reposo, se reunió casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.
45 Pero los judíos, al ver la multitud, se llenaron de celos y refutaban lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
46 Entonces Pablo y Bernabé osadamente dijeron: A vosotros a la verdad era menester que se os hablase primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:Te he puesto para luz de los gentiles,a fin de que seas salvación hasta los confines de la tierra.
48 Y los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.
50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.
51 Estos, entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, se fueron a Iconio.
52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.