Edificando el reino en Nueva Caledonia
Los jóvenes adultos de Nueva Caledonia y de todo el mundo se están elevando a la altura del llamado de prestar servicio y ser líderes en la Iglesia.
“Una de las grandes bendiciones del ser miembro de la Iglesia es la oportunidad de prestar servicio”1. Como joven adulto, prestar servicio en la Iglesia puede ser una oportunidad emocionante para crecer, para ser líder y para fortalecer tus músculos espirituales; sin embargo, con todas las otras responsabilidades que el ser joven adulto conlleva, prestar servicio en ocasiones puede ser difícil, especialmente en las zonas donde la Iglesia es pequeña. Por ejemplo, ¿qué haces cuando se te llama a ser la presidenta de Mujeres Jóvenes de estaca y te estás preparando para servir en una misión, al mismo tiempo que asistes a la universidad y ayudas a coordinar Instituto, y, ¡ah, sí!, solo tienes 21 años?
En muchas áreas de la Iglesia, esa no es una situación poco común. En Nueva Caledonia, un pequeño territorio de Francia en ultramar que cuenta con unos 2400 miembros de la Iglesia, a los miembros jóvenes adultos a menudo se les dan algunas responsabilidades bastante grandes en la edificación del reino de Dios. El presidente Russell M. Nelson en una ocasión dijo a los jóvenes adultos: “¡Ustedes son los futuros líderes de la Iglesia! ¿Están listos para tomar las riendas del liderazgo?”2. Por necesidad y por el amor que le tienen al Salvador, los jóvenes adultos de todo el mundo están listos para prestar servicio y liderar en la Iglesia.
En Su servicio para siempre
Para muchos jóvenes adultos de Nueva Caledonia, su misión les ayuda a prepararse para toda una vida de servicio en la Iglesia. Syoelanne (Syo) Ulivaka recibió el llamamiento de prestar servicio como segundo consejero del obispado solo una semana después de haber sido relevado de su misión de tiempo completo. “Acababa de terminar la misión”, dice Syo. “Estaba cansado y me había dicho a mí mismo que ahora iba a descansar”. Pero aun así, aceptó el llamamiento. “Pensé, iré a donde me mande el Señor. Estoy en Su servicio, no solo por dos años, sino por toda la vida”.
Desde que prestó servicio en el obispado, Syo se ha casado, ha tenido un hijo y se ha mudado a otro barrio, pero sigue sirviendo y cumpliendo con sus llamamientos de la Iglesia.
El élder Earl C. Tingey, Setenta Autoridad General emérito, dijo a los jóvenes adultos: “Tener un llamamiento en la Iglesia es una de las bendiciones más maravillosas que pueden recibir en esta etapa de su vida. Es mucho lo que pueden aportar al barrio o a la rama donde residen, puesto que ustedes cuentan con talentos y aptitudes esenciales y necesarias en una Iglesia en expansión”3. Syo no es el único joven adulto de la isla cuyas habilidades se han utilizado para ayudar a la Iglesia que continúa creciendo; otros jóvenes adultos prestan servicio en casi cada cargo a nivel de barrio y de estaca. Syo dice: “Tratamos de traer lo que hemos aprendido en la misión para fortalecer a nuestra estaca y nuestro barrio”. Estos jóvenes adultos hacen muchos sacrificios a fin de fortalecer el reino en su país de origen, pero como Syo comenta, “lo que sacrificamos es principalmente nuestro tiempo”.
Algunos jóvenes adultos tienen dos o incluso tres llamamientos. “Eso puede ser una bendición para ellos, pero también puede ser una carga”, dice Syo, ya que muchos luchan por equilibrar las exigencias de ser jóvenes adultos con sus responsabilidades en la Iglesia. “Es difícil hacer todo al mismo tiempo”, pero Syo se dio cuenta de que cuando ponía al Señor en primer lugar, lo demás era fácil de lograr. Él dice: “El Señor ha ayudado con todo lo demás —mis estudios, encontrar una esposa— todo estaba en manos del Señor”.
El futuro de la Iglesia
Los profetas y apóstoles tienen opiniones firmes en cuanto a las habilidades y el servicio que los jóvenes adultos pueden proporcionar en la Iglesia: “Necesitamos todo su corazón y toda su alma. Necesitamos jóvenes adultos vibrantes, inteligentes y fervientes que sepan escuchar y responder a los susurros del Santo Espíritu”4.
Los jóvenes adultos de Nueva Caledonia y de todo el mundo se están elevando a la altura de este llamado apostólico. Se dan cuenta de que ellos son el futuro de la Iglesia y eligen servir en cualquier forma que puedan. Se alientan unos a otros en sus llamamientos; trabajan con los misioneros; comparten el Evangelio e invitan a sus amigos a las reuniones de la Iglesia; dan consejo a los jóvenes de su barrio y los motivan a prestar servicio en una misión; viajan largas distancias para asistir al templo; enseñan a los familiares que no son miembros. Todos esos esfuerzos están edificando el reino.
Syo reconoce que, en lo que concierne a servir al Señor, “nosotros somos Sus instrumentos”. En estos tiempos de crecimiento de la Iglesia, el Señor llamará a santos de todas las edades, en todo lugar, a aceptar responsabilidades de edificar y fortalecer Su reino. ¿Estamos preparados para responder a ese llamado?