Devocionales de 2024
Centrar nuestra vida en Jesucristo


Centrar nuestra vida en Jesucristo

Devocional mundial para jóvenes adultos

18 de febrero de 2024

Élder Ulisses Soares: Todas las maravillosas preguntas que hemos analizado esta noche culminan en el tema más importante que ustedes trajeron a nuestro devocional que es “Centrar nuestra vida en Jesucristo”.

Los videos, por favor.

LA PAZ, BOLIVIA — PREGUNTA 3

Élder Soares, tengo una pregunta. ¿Cómo podemos desarrollar una confianza más plena en el Salvador en un mundo tan atribulado y mejor irradiar la luz de Jesucristo en este mundo?

CIUDAD DE MÉXICO NRO. 1 — PREGUNTA 4

Élder Soares, ¿de qué manera puedo acudir al poder de Dios y, de esa manera, mejorar mi vida y poder ayudar a los demás?

CEBÚ, FILIPINAS — PREGUNTA 9

Élder Soares, quisiera preguntar cómo diferenciamos el perfeccionismo de la invitación de Cristo a ser perfectos como Él.

Élder Soares: Muchas gracias por su justo deseo de seguir al Salvador expresado por medio de estas preguntas magníficas. Deben saber que nuestro Salvador Jesucristo está a la puerta de cada uno de nuestros días, con Sus brazos de misericordia extendidos, dispuesto y capaz de rodearnos con Su amor. Él desea que lleguemos a ser como Él, que pensemos y actuemos como Él lo haría, porque sabe que esa es la manera de tener paz y felicidad duraderas. Debido a ello, el Salvador siempre nos invita a acercarnos a Él y a seguirlo de todo corazón. Piensen en esta invitación, tal como se registra en las Escrituras:

“Mirad hacia mí en todo pensamiento; no dudéis; no temáis”. A medida que aceptamos esa invitación, el Salvador cumple Sus extraordinarias promesas, que incluyen caminar en Su luz y recibir guía personal en nuestra vida.

Centrar nuestra vida en el Salvador requiere que alineemos nuestra mente y nuestros deseos con los Suyos. Para lograr este cometido, debemos esforzarnos por aprender más acerca de Él, conducir continuamente nuestra vida en armonía con Su Evangelio y hacer a diario un esfuerzo diligente por centrarnos en todo lo que es bueno.

En nuestros esfuerzos por alinear nuestra vida con el Salvador, puede que estemos confundidos en cuanto a lo que significan llegar a ser perfectos en Cristo y el perfeccionismo. Querida, ¿querrías compartir algo acerca de este tema?

Hermana Soares: Me gustaría repetir lo que el élder Vern Stanfill, de los Setenta, enseñó sobre este asunto. Él dijo que tenemos que recordar que el perfeccionismo no es lo mismo que ser perfeccionados en Cristo. El perfeccionismo requiere un nivel imposible y autoimpuesto por el que se nos compara con los demás. Esto genera sentimientos de culpa y ansiedad, y puede hacer que queramos alejarnos y aislarnos.

Ser perfeccionados en Cristo es otra cuestión; es el proceso, guiado amorosamente por el Espíritu Santo, de llegar a ser más como el Salvador. El nivel lo establece un Padre Celestial amoroso y omnisciente, y está definido con claridad en los convenios que se nos invita a hacer Al aceptar la invitación del Salvador de venir a Él, enseguida nos damos cuenta de que hacer lo mejor que podamos es suficiente, y que la gracia de un Salvador amoroso cubrirá la diferencia como no podemos ni imaginar.

Élder Soares: Mis amigos, el participar en este modelo es, sin duda alguna, un proceso gradual que dura toda la vida y requiere más que una mera creencia, pero, al aceptarlo, experimentaremos gozo, paz y crecimiento espiritual, y los atributos del Salvador pueden llegar a formar parte de nuestro carácter y Su imagen puede grabarse en nuestros rostros.

He visto personalmente cómo el centrar nuestra vida en el Salvador brinda fortaleza para vencer las dificultades, las debilidades y los dolores de la vida, que son extremadamente difíciles de sobrellevar sin Su ayuda y Su poder sanador. Tengo una amiga que sufre una enfermedad grave y el pronóstico no es positivo. A ella no le preocupa esta perspectiva. Su único deseo es saber si ha sido audaz y valiente en su testimonio del Salvador Jesucristo en su vida. Es obvio para mí que esta amiga ha centrado su vida en el Salvador y ha sentido que Sus brazos extendidos la abrazan, especialmente durante este tiempo de tanta tribulación en su vida.

El presidente Nelson enseñó: “Se requiere un esfuerzo consciente y constante para llenar nuestra vida diaria con [las] palabras [del Salvador], Sus enseñanzas y Sus verdades”. “Nada invita más al Espíritu que centrar la mira en Jesucristo”.

Bueno, mis queridos amigos, creo que estamos llegando al final de nuestra maravillosa experiencia juntos. Antes de compartir mis palabras finales, me gustaría invitar a nuestros queridos hermano y hermana Webb y a mi querida esposa a compartir unos breves testimonios. Gracias.

Hermana Webb: Hermanos y hermanas, amo a nuestro Salvador, Jesucristo. El llegar a comprender Su amor perfecto por mí me cambió la vida. Él hizo un cambio en mí. Testifico que Él vive. Testifico que nos ama, a cada uno de nosotros. Testifico que dio Su vida para redimirnos. Su ejemplo de humildad, obediencia y amor me inspira a diario. Él me está enseñando cómo confiar en mi Padre Celestial y cómo servirle. Él es mi luz, mi fortaleza y mi esperanza. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Hermano Webb: Es un gran privilegio para nosotros estar con ustedes esta noche y con el élder y la hermana Soares. Me gustaría añadir mi testimonio del llamamiento del élder Soares como Apóstol del Señor Jesucristo. También sé que el presidente Nelson es el profeta del Señor sobre la tierra en la actualidad. Asimismo, añado mi testimonio de que el Padre Celestial los ama. Él tiene un plan perfecto de felicidad para salvar y exaltar a Sus hijos. Jesucristo es la figura central de ese plan perfecto y es el Salvador y Redentor del mundo. Él es nuestro ejemplo perfecto; es el Cristo viviente; es un Dios de liberación. Podemos confiar en Él con todo nuestro corazón. Estoy muy agradecido de ser miembro de Su Iglesia y por todas las bendiciones que tenemos a través de Su Evangelio restaurado. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Hermana Soares: Mis queridos amigos, estoy muy agradecida por un Dios que se involucra en las pequeñas cosas de nuestras vidas. Él sabe lo que necesitamos y tiene la respuesta a nuestras preguntas. ¡Todo lo que tenemos que hacer es preguntar! Mientras le mostramos nuestra paciencia, gratitud y nuestra fe a través de la oración sincera, Él siempre está ahí, listo para ayudarnos. Él nunca nos dejará. Incluso si “no lo sentimos allí”, Él siempre está ahí.

Y lo que me da mayor esperanza es saber que tenemos un Salvador que dirige Su Iglesia aquí en la tierra a través del presidente Nelson y Sus profetas, videntes y reveladores En el nombre de nuestro Salvador Jesucristo. Amén.