Trabajando juntos
Caleb tomó la pala. ¡Era hora de trabajar en el jardín!
Ayudó a la mamá a llevar las herramientas; había un pequeño rastrillo, y también había una pala para su mamá. Estaban listos para empezar a trabajar.
La mamá y Caleb caminaron hacia el jardín. ¡Oh, no! ¡Estaba lleno de hierbas!; había unas cortas y con espinas, y había otras altas y delgadas. ¡Tantas hierbas!
Pero Caleb sabía qué hacer, y se puso a trabajar. Él cavaba debajo de las hierbas y luego la mamá las sacaba de la tierra. ¡Hacían un gran equipo! En poco tiempo juntaron un gran montón de hierbas.
Era hora de tomar un descanso. Caleb tomó bastante agua.
“¿Qué vamos a hacer cuando ya no haya malas hierbas?”, preguntó Caleb.
La mamá se quitó la tierra de las manos. “Una vez que ya no haya hierbas, podemos plantar semillas. Como tomates y frijoles (judías) y …”
“¿Y maíz?”, preguntó Caleb. Le encantaba el maíz en la mazorca.
“Y maíz”, dijo la mamá. “¡No podemos olvidarnos de eso!”.
Caleb se puso de pie. “Y ahora, hay que volver al trabajo”. Recogió la pala, ya que tenía que hacer sitio para las plantas de maíz.
Caleb cavó y cavó; era un trabajo duro. Pero Caleb era muy trabajador. ¡Podía hacer cosas difíciles! Juntos, él y la mamá hicieron otro montón de hierbas; y luego otro y otro. ¡Tantas hierbas!
Por fin, Caleb y la mamá terminaron de sacar todas las malas hierbas. Caleb se recostó sobre el pasto. ¡Estaba muy cansado! La mamá se recostó junto a él.
“Eres muy trabajador”, dijo la mamá. “Esas hierbas me habrían llevado todo el día. Lo hiciste rápido y divertido”.
Caleb sonrió. Él era muy trabajador. “Me encanta cuando trabajamos juntos”.