El papá de Danilo
¿Cómo podía su papá no hacer caso de las palabras crueles de esos niños?
Danilo recorrió apresurado los pasillos de la escuela. Delante de él, su papá estaba vaciando un basurero. Danilo esperaba que su papá no lo viera, así que bajó la cabeza, intentando pasar desapercibido entre los demás alumnos. Le daba vergüenza que su papá fuera el conserje de la escuela.
“Buenos días, hijo”, le dijo el papá cuando Danilo pasó a su lado.
Danilo caminó más rápido, fingiendo no oír; pero los demás niños ya se habían dado cuenta.
“Oye, Danilo”, gritó un niño. “¡Ahí está tu papá, el barrendero de la escuela! Tal vez necesite tu ayuda”.
“No seas malo con Danilo”, dijo otro niño. “El señor Santos sabe hacer mucho más que barrer. ¡Mira, también sabe vaciar el basurero!”.
Todos los chicos se rieron.
Danilo no veía la hora de ir a la escuela secundaria el año siguiente. Tal vez entonces dejarían de burlarse. Dio un vistazo rápido y su papá trabajaba con una sonrisa en la cara. ¿Cómo podía su papá no hacer caso de las palabras crueles de esos niños?
Danilo entró corriendo en el auditorio. La escuela tendría una asamblea para anunciar al maestro del año. Sus mejores amigos, Nathaniel y Frances, le habían reservado un asiento.
“¿A quién crees que eligieron los maestros?”, preguntó Nathaniel.
“Espero que sea la señorita Ocampo”, dijo Frances.
“Ella es realmente buena”, dijo Nathaniel. “Pero a mí me gusta más el señor Torres. ¿Quién quieres que gane, Danilo?”.
Danilo pensó en sus maestros. “Me gustan todos mis maestros. Sería difícil elegir solo uno”.
El director se puso de pie; ¡la reunión general de maestros y alumnos estaba comenzando!
“Es el momento de anunciar al maestro del año”, dijo el director. “Este año tenemos muchos maestros maravillosos; pero, al final, nuestra elección fue un poco diferente”. Levantó la placa en alto. “¡Nuestro maestro del año es el señor Santos, el conserje de nuestra escuela!”.
Danilo no lo podía creer. ¿Su papá, el maestro del año? ¡Pero ni siquiera era maestro!
El papá de Danilo caminó hacia el frente del salón. Todos lo aplaudieron y lo aclamaron. El director le estrechó la mano y luego dijo: “Algunos de ustedes probablemente no piensen que el señor Santos sea un maestro, pero él nos enseña todos los días con su ejemplo. Cada mañana llega a la escuela antes que nadie. Después de la escuela, suele ser el último en irse. Cualquier trabajo es honorable si se trabaja con ahínco y alegría. Eso es lo que Angelo Santos nos ha enseñado; por eso él es el maestro del año”.
Danilo pensó en su papá vaciando los basureros. Sabía lo mucho que trabajaba su padre, y no dejaba que lo que dijeran los demás le molestara. Tal vez podría ayudar a Danilo a aprender a hacer eso.
Cuando terminó la reunión, Danilo se puso de pie. “Sigan sin mí”, les dijo a sus amigos.
Danilo caminó hacia el frente del auditorio. La gente estaba de pie alrededor de su padre, estrechándole la mano y dándole palmaditas en la espalda. Cada uno de ellos le daba las gracias por su ejemplo. Danilo esperó al lado de la multitud hasta que todos se fueron.
Su papá levantó la vista de su placa y sonrió.
“¿Quién hubiera pensado que era posible?”, preguntó el papá. “Yo, el conserje de la escuela”.
“Estoy muy orgulloso de ti, papá”. Danilo se abalanzó y abrazó a su padre. Su padre: el maestro del año.