Escrito por ti
Ve a sentarte a su lado
Un día en la escuela, escuché que un niño estaba siendo acosado y me sentí triste. Nadie debía ser tratado de esa manera.
Más tarde ese día, nuestro curso tuvo una fiesta. El niño que había sido acosado anteriormente llegó a la fiesta y se sentó solo. Al verlo, recordé lo que había pasado. Escuché una voz que me dijo que me siente a su lado, pero no quería ser la única que se sentara con él. Estará bien, pensé. No necesita que alguien se siente a su lado, y aparté ese sentimiento.
La voz me vino de nuevo, incluso más fuerte: Ve a sentarte a su lado.
Observé al niño, se veía solo y triste. Está bien, pensé. Cuando me senté a su lado, parecía incómodo. Le dije mi nombre y le hice preguntas. Al principio estaba nerviosa, pero a medida que hablábamos, sentí paz y él ya no parecía solo ni triste.
Cuando tuvo que volver a clase, le dije que hablaría con él más tarde. Sonrió un poco y dijo que sí. Mi maestra se acercó y me dijo, “Gracias, Sierra. Fue amable de tu parte”. Solo asentí con la cabeza.
El resto del día pasó rápido, pero el sentimiento de paz no se retiró. Sabía que había hecho lo correcto. A veces no se trata bien a las personas cuando son diferentes. No me gusta, pero ocurre.
Todos somos hijos de Dios y debemos tratar a los demás con amabilidad. Si lo hacemos, sé que Dios nos bendecirá.