De amigo a amigo
Alguien te ama
De camino a mi nuevo trabajo, empecé a preocuparme.
¿Y si no soy lo suficientemente buena?, pensé mientras viajaba en autobús. ¿Y si creen que no puedo hacer un buen trabajo?
Entonces tuve un sentimiento claro: Haz lo mejor que puedas. Aunque no te salga bien, hay alguien que te ama.
Pensé en mi esposo; sabía que él me amaría aunque mi trabajo no saliera bien. Luego pensé en Jesucristo. Sabía que Él siempre me amaría, lo podía sentir en el corazón. Ofrecí una oración sencilla pidiendo al Padre Celestial que me ayudara.
Cuando empecé a trabajar, hice lo mejor que pude, y si cometía un error, seguía intentándolo. Recordé que alguien todavía me amaba.
¡Jesús te ama a ti también! Sabemos que Jesús ama a los niños debido a cómo los trató. Un día, algunos padres llevaron a sus hijos pequeños a ver a Jesús, pero los discípulos dijeron que no debían molestarlo.
Jesús no estuvo de acuerdo y les dijo a los padres que permitieran que los niños vinieran a Él. Luego, “tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Marcos 10:16).
Recuerda siempre que Jesús te ama y que el Padre Celestial te ama también. Ellos te conocen por tu nombre; les encantaría tomarte en Sus brazos y bendecirte.
Aunque las cosas no salgan bien, sigue intentándolo. Ora para pedir ayuda y haz lo mejor que puedas. Recuerda que, pase lo que pase, hay alguien que siempre te ama.