2022
Problemas con las cosquillas
Agosto de 2022


“Problemas con las cosquillas”, Amigos, agosto de 2022.

Problemas con las cosquillas

¡Solo es divertido cuando todos se divierten!

Una niña intenta dar empujoncitos a su hermano con el dedo

“¡Mamá!”, gritó Lizzie. “¡Max no deja de hacerme cosquillas! Incluso cuando le dije que no lo hiciera”.

“¡No es verdad!”, gritó Max. “Solo le hice unas pocas cosquillas. ¡Y ella estaba dándome empujoncitos a con el dedo!”.

“¡Niños!”, los llamó la mamá mientras iba por el pasillo. “Pensé que íbamos a construir un fuerte con cobijas. Dejen de pelear y vengan a ayudarme”.

Lizzie salió corriendo y fue al salón, pero Max seguía malhumorado.

¿Por qué Lizzie me acusa siempre?”, se preguntó mientras la seguía sin muchas ganas. “Hacer cosquillas es divertido, ¿verdad? Además, Lizzie siempre me da empujoncitos con el dedo y a mí tampoco me gusta eso”, pensó.

Cuando Max llegó al salón, su mamá ya había sacado un montón de cobijas. Él intentó tomar su cobija amarilla favorita, pero Lizzie la agarró primero.

Max se la quitó de las manos con un tirón. “¡Es mía!”.

“¡Devuélvemela!”. Lizzie tomó una almohada y lo golpeó en el brazo.

“¡Detente!”, gritó Max, pero Lizzie lo golpeó en el otro brazo.

“¡Calma, calma, niños!”, dijo la mamá. “Así no se hace un fuerte”. Se sentó en un cojín del sofá sobre el piso e hizo que Max y Lizzie se sentaran junto a ella. “Respiremos todos profundamente”.

Max miró con enfado a Lizzie y luego respiró más o menos profundamente.

La mamá rodeó a Max y a Lizzie con los brazos. “Si alguien está haciendo algo que no les gusta y no deja de hacerlo, ¿cómo se sienten ustedes?”.

“No me gusta”, dijo Lizzie en voz baja.

“Así es”, coincidió la mamá. “Darse empujoncitos con los dedos, hacer cosquillas y las guerras de almohadas solo son divertidas cuando todos se divierten. Nos respetamos mutuamente si nos detenemos cuando se nos pide que lo hagamos”.

“Pero son solo cosquillas”, dijo Max.

“Bueno, quizá sea así para ti, pero podría molestar mucho a Lizzie”, dijo la mamá. “El Padre Celestial nos dio a cada uno de nosotros un cuerpo asombroso que debemos cuidar y proteger. Y eso significa que está bien decir ‘¡Detente!’”.

“¿No puedo darle más empujoncitos con el dedo?”, preguntó Lizzie.

“¡Me molesta muchísimo!”, dijo Max a su mamá. “¿Y si pusiéramos una nueva norma para la familia? Cuando alguien no quiera que lo toquen y diga ‘¡Detente!’, nos detendremos de inmediato”.

“Es una idea excelente”, dijo la mamá. “¿Qué te parece a ti, Lizzie?”.

Lizzie sonrió. “Me parece bien, sobre todo si eso significa también que no se pueden hacer cosquillas”.

“Muy bien”, dijo la mamá. “Si alguien te hace algo que no te gusta, puedes decirle que no lo haga”.

“¿Aunque seas quien nos esté molestando?”, preguntó Max con una sonrisa.

“Sí. Aunque sea yo, papá, Lizzie o un amigo: detenerse significa detenerse. Y si no te hacen caso y siguen haciéndolo de todos modos, puedes decírmelo a mí o a papá de inmediato”.

“Pero ¿no es eso acusar a los demás?”, preguntó Lizzie.

“No lo es”, dijo la mamá. “Y debes decirlo aunque la otra persona te diga que no lo hagas”.

“¿Significa esto que no tengo que abrazar a la tía Mindy cuando venga?”, preguntó Lizzie. “Ella da abrazos demasiado fuertes y no me gusta”.

La mamá sonrió. “Sí, los abrazos de la tía Mindy son muy fuertes. Puedes decirle adiós con la mano y decirle ‘no, gracias’ si quiere abrazarte; no pasa nada. También hay personas a las que a mí no me gusta abrazar”.

Max puso unos ojos grandes y tristes. “¿Significa eso que no te gusta abrazarnos?”.

La mamá se rio y dio a Lizzie y a Max un gran abrazo. “No, ¿bromeas? Ustedes son las personas a las que más me gusta abrazar. ¡Y ahora terminemos nuestro fuerte!”.

Una mamá sentada en un cojín con una hija y un hijo

Pusieron de pie los cojines del sofá para hacer las paredes, luego tumbaron las sillas de la cocina y colocaron cobijas encima. Lizzie y Max gatearon para entrar y colocaron otro cojín en la entrada para hacer la puerta.

Lizzie sonrió y extendió la mano para dar empujoncitos a Max con el dedo.

“¡Detente!”, dijo Max, y el dedo de Lizzie se detuvo frente a él. Max sonrió y extendió su propio dedo, listo para darle empujoncitos a ella. “Bien, ya puedes empezar”.