“La cena de Jerusalén”, El Amigo, abril de 2023, págs. 4–5.
La cena de Jerusalén
Gideon aguardaba anheloso esa tradición cada año.
Esta historia ocurrió en EE. UU.
Era el día anterior a la Pascua de Resurrección, ¡lo cual significaba que esa noche Gideon y su familia tendrían su cena de Jerusalén! Gideon aguardaba anheloso esa tradición cada año. Deseaba que pudieran hacerlo muchas veces al año, pero su mamá dijo que tenían que esperar hasta la Pascua de Resurrección para que fuera mucho más especial.
Gideon y Amelia extendieron una manta en el suelo para que todos se sentaran, y entonces Gideon fue a ayudar a su mamá y a su papá con la comida. Le encantaba cocinar; preparar la comida era su parte favorita.
Todos los alimentos eran cosas que Jesús pudo haber comido cuando estuvo en la tierra. Claro que no estaban seguros del todo, pero resultaba agradable pensar en Jesús comiendo esos mismos alimentos con Sus discípulos en Jerusalén. ¡Por eso la familia de Gideon la llamaba la cena de Jerusalén!
Gideon llevó una cesta de pan sin levadura y un cuenco con dátiles secos, y los puso sobre la manta. También había miel para untar el pan. Amelia llevó un frasco de aceitunas y un plato con albaricoques secos y almendras. Luego llevaron un poco de queso de cabra y pepinos en rodajas, un plato de pescado y vasos con agua. Los niños pusieron mucho cuidado al llevar las bebidas para que no se derramasen.
Todos se sentaron alrededor de la manta y la mamá oró por los alimentos.
“Te damos las gracias por este tiempo para recordar a Jesús en la Pascua de Resurrección”, dijo al orar.
Después de la oración, los niños repartieron los platos con la comida y tomaron unos albaricoques y pepinos. Gideon impidió que el bebé tirara las aceitunas. Todos comieron con los dedos, hablaron y se rieron.
Gideon untó un poco de queso de cabra en su pan y luego añadió algo de miel. ¡Qué bien sabía!
“¿Cuál es su relato favorito acerca de Jesucristo?”, preguntó el papá a los niños.
“¡Me encanta la historia de cuando Jesús caminó sobre el agua!”, dijo Sullivan.
Gideon señaló el plato del pescado y dijo: “A mí me encanta cuando dio de comer a todos. Alimentó a miles de personas con solo unos cuantos panes y algunos peces. Ese es mi favorito”.
“A mí también me encantan esos relatos”, dijo la mamá. “Jesús hace posible cosas que nunca podríamos hacer por nosotros mismos”.
“También hemos visto muchos milagros a lo largo de la vida”, dijo el papá.
“Como cuando hacemos nuevos amigos cada vez que nos mudamos”, dijo Gideon.
“¡Sí!”, coincidió la mamá. “Podemos ver milagros y bendiciones a nuestro alrededor”.
Al terminar la cena, todos estaban saciados y felices. Gideon ayudó a llevar los platos a la cocina. El año siguiente volverían a tener la cena de Jerusalén, pero no tenía que esperar hasta entonces para pensar en Jesús. ¡Podía hacerlo cada día!