“El mensaje de texto malo, horrible y malvado”, El Amigo, abril de 2023, págs. 36–37.
El mensaje de texto malo, horrible y malvado
“¡Oh, no!”, dijo Zack.
Esta historia ocurrió en EE. UU.
“¡Por favor, Rachel!”, suplicó Zack a su hermana mayor. “¡Por favor, juega una vez más con nosotros!”.
“No puedo, Zack. Tengo tareas de la escuela”, dijo Rachel. “Tal vez mañana por la noche”. Y se fue del cuarto.
“¡Ya no juegas nunca conmigo!”, dijo Zack, un poco más fuerte de lo que era su intención.
“Zack”, dijo el papá, “deja que haga sus tareas”. Repartió las diferentes fichas del juego mientras Zack se encorvó en la silla. Parecía que Rachel siempre estaba haciendo tareas. ¡Y el año que viene estaría en la universidad! Casi no podría verla.
“Zack, es tu turno”, dijo la mamá.
Zack movió su ficha y esperó su siguiente turno. Miró el teléfono de su mamá y se le ocurrió una idea. Tomó el teléfono y rápidamente escribió un mensaje de texto.
Hola, Rachel. Eres una persona mala, horrible y malvada. Con cariño, Zack.
Ajá. Zack sonrió y pulsó el botón de enviar. Luego se sentó en la silla. Y ahora, a ganar la partida.
Unos turnos más tarde sonó el teléfono de la mamá y ella leyó lo que había en la pantalla.
“Esto… ¿Zack?”, dijo ella. “Creo que esto es para ti”.
Zack sonrió. Se preguntaba qué le habría respondido Rachel. Tomó el teléfono y leyó el mensaje.
Hola, Zack. ¡Eres un hijo divino de Dios! Con amor, la hermana Stewart.
Zack sintió que se le revolvía el estómago. “¡OH NO!”, acertó a decir. “¡Oh no, oh no, oh no!”.
“¿Qué sucede?”, preguntó el papá.
¡Zack no había mandado el mensaje a su hermana Rachel, sino a la hermana Stewart! Rachel Stewart. ¡Le había dicho a la compañera ministrante de su mamá que era una persona mala, horrible y malvada! Zack se tapó la cara con las manos. Quería arrastrarse hasta debajo de la mesa y quedarse allí durante cien años; tal vez mil.
“¿Qué sucede, Zack?”, preguntó su mamá.
“Envié un mensaje de texto descortés a la hermana Stewart en lugar de a Rachel. ¡No era mi intención!”. Zack mandó rápidamente un mensaje de texto de nuevo a la hermana Stewart.
Lo siento mucho, hermana Stewart. Ese mensaje era para mi hermana.
Zack se mordió el labio mientras esperaba que ella le respondiera. ¿Se iba a enojar? La hermana Stewart siempre era muy amable con todos. ¿Y si él hubiera herido sus sentimientos?
El teléfono de su mamá vibró.
¡Zack, te perdono! Me alegró saber de ti, aun cuando tus palabras no reflejaran cómo eres en realidad. Te conozco desde hace mucho tiempo y sé que eres un buen muchacho que algún día hará grandes cosas. ¡Tal vez incluso hagas algo grandioso esta noche!
Zack respiró por fin. Ahora se sentía muchísimo mejor.
“¿Está todo bien?”, preguntó su mamá.
“Creo que sí”, dijo Zack.
“Tienes suerte de haber mandado el mensaje de texto a la hermana Stewart y no a otra persona”, dijo su mamá. “Ella siempre se apresura a perdonar”.
Zack asintió. La hermana Stewart era un buen ejemplo. Además, él sabía que, de todos modos, no debía haber enviado ese mensaje de texto, ni siquiera a su hermana. Sabía que era importante usar las palabras para decir cosas amables, no para herir a los demás.
Se levantó de un salto. “Enseguida regreso. ¡Hay algo que tengo que decirle a Rachel!”.
Ilustración por Mike Laughead