“La historia de los Testigos”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2021, págs. 24–25.
Ven, sígueme
La historia de los Testigos
Por favor, pregúntele al Señor si podemos ser los testigos especiales que se mencionan en el Libro de Mormón.
El Señor me ha dicho que, si ustedes confían en el Señor, se humillan y testifican de la verdad, podrán ver las planchas.
Más tarde ese día…
Cada hombre tomó su turno a fin de orar para que les fueran mostradas las planchas.
No sucedió nada.
Yo soy la razón por la que los cielos están cerrados.
En breve, apareció el ángel Moroni.
Entonces escucharon la voz de Dios.
Estas planchas son de Dios. La traducción es correcta, y os mando que compartáis lo que ahora veis y oís.
Más tarde José encuentra a Martin orando.
No he recibido un testimonio del Señor, pero sigo teniendo el deseo de ver las planchas. ¿Oraría conmigo?
Varios días después, y con la guía de Dios, José invitó a otras ocho personas, entre ellas su padre y dos de sus hermanos, para que vieran las planchas. No vieron un ángel, pero pudieron sostener las planchas en sus manos.
Los once testigos agregaron sus nombres a las declaraciones que aparecen en el Libro de Mormón conocidas como El Testimonio de Tres Testigos y El Testimonio de Ocho Testigos. Aunque algunos se apartaron de la Iglesia por un tiempo, todos ellos dieron testimonio durante toda su vida de que habían visto las planchas de oro. Ninguno de los testigos negó jamás lo que había visto.