2021
La nueva vida de Kayli
Febrero de 2021


“La nueva vida de Kayli”, Para la Fortaleza de la Juventud, febrero de 2021, págs. 2-5.

La nueva vida de Kayli

Esta joven recorrió mucho más que kilómetros para llegar a donde está en la actualidad.

chica con maleta amarilla

El paisaje no se parecía en nada al que ella estaba acostumbrada. Caluroso, seco y sin un copo de nieve, Texas le parecía a Kayli C. casi como otro planeta. Para una niña que creció en Alaska, esa es una reacción comprensible.

“Durante el verano, en Alaska decíamos que hacía calor cuando la temperatura era de más de 10 ºC (50 ºF)”, dijo Kayli. “En Texas me costaba respirar debido a que afuera estaba muy húmedo y caluroso”.

Para Kayli, el cambio del clima de Alaska al de Texas era solo uno de muchos cambios. Su padre recién había muerto en una tragedia inesperada, y su madre no podía cuidar de ella ni a sus dos hermanas menores. En ese momento, Kayli, que ya cursaba el penúltimo año de secundaria, tenía 13 años, y sus hermanas menores, Jada y Rhianna, solo tenían 10 y 8 años.

Sus familiares decidieron que la mejor solución sería que las tres hermanas se mudaran a Texas con la hermana mayor y su esposo.

Aunque Jenny, la hermana mayor de Kayli, y su esposo, Matt recibieron a las tres hermanas con los brazos abiertos, esa no sería una transición fácil.

En primer lugar, estaba el clima. También estaba el hecho de que, para las hermanas provenientes de una ciudad pequeña, las enormes escuelas de Texas eran impresionantes.

Y además estaba toda esa costumbre de asistir a la Iglesia…

Como eran las cosas

chica sosteniendo dos peces

“Me encantó crecer en Alaska”, dice Kayli. “Me encantaban la nieve y el frío; y me encantaba estar al aire libre; todo era muy hermoso. Me encantaba patinar, andar en trineo y todas las actividades típicas de invierno”.

Niña en la línea de metea de Iditarod

También se apresura a mencionar algunas cosas más acerca de la vida en Alaska. “Mis amigos y yo nos dimos cuenta de que la manera de hacerse popular era hacer cosas malas”, y para mí, ser popular era como la persona era feliz. Así que no iba por muy buen camino”.

Una de las amigas de Kayli quedó embarazada, y otra empezó a usar drogas; algunos de sus otros amigos se volvieron continuamente negativos en extremo.

“Me gustaba vivir en Alaska”, vuelve a decir Kayli, “pero en verdad tengo que preguntarme cómo sería mi vida si me hubiera quedado allá. Muchos de los amigos que tengo en Alaska no se encuentra en muy buenas condiciones”.

Cómo cambian las cosas

Un acontecimiento importante en la vida de Kayli sucedió antes de que incluso empezara a andar y hablar. Mientras era todavía muy pequeña, su hermana mayor, Jenny, conoció a los misioneros cuando asistía a la universidad y se unió a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Luego de asistir a la universidad en Alaska durante un año, Jenny se trasladó a la universidad BYU–Idaho, donde conoció a su esposo, Matt. Luego de graduarse, Matt y Jenny se mudaron a Texas.

Cuando se hicieron cargo de las hermanas menores, Matt y Jenny tenían dos reglas sobre la religión: “La primera era que debían asistir a la Iglesia con nosotros, como parte de la familia”, dice Jenny. “La segunda regla era que Matt y yo nunca les exigiríamos que se bautizaran o que recibieran las lecciones misionales; tenía que ser su propia decisión”.

Entonces, Kayli comenzó a asistir a la Iglesia así como a las actividades de entre semana. Al principio, no tuvo un gran efecto en ella. “Asistía, pero no creía nada”, dice Kayli. “En realidad, no prestaba atención”.

Sin embargo, comenzó a percibir algo inusual. “Cada vez que iba a la Iglesia o a las actividades de los jóvenes, me sentía feliz”.

Después de un par de años de percatarse de ello, Kayli estuvo lista para conocer a una amiga muy especial.

Pequeños pasos, grandes recompensas

“Conocí a mi amiga Maddie cuando nos mudamos a otra parte de Texas el verano previo al segundo año de secundaria”, dice Kayli. “Se presentó y llegó a ser un gran ejemplo para mí”.

Kayli dice que Maddie siempre parece animada y alegre, aun en tiempos difíciles. A medida que su amistad crecía, Kayli ansiaba asistir a las reuniones y actividades de la Iglesia.

Dos chicas entrelazando los brazos

“Maddie es una muy buena amiga”, dice Kayli.

Fotografías por Aubrey Stock

Otra gran influencia en la vida de Kayli fue seminario. A diferencia de la primera vez que asistió a la Iglesia, esta vez Kayli comenzó a prestar verdadera atención a lo que se le enseñaba. “La razón por la que comencé a prestar atención en seminario es que las personas que me rodeaban sobresalían en responder preguntas y participar. Yo quería ser parte de ello”.

Como se suele decir, los astros se estaban alineando. Entre estudiar el Libro de Mormón en seminario, ver que el Evangelio traía felicidad a su hermana mayor, a su cuñado y a otras personas del barrio, y hacer amistades clave, Kayli estuvo lista para decir que sí cuando Maddie le preguntó si le gustaría tomar las lecciones misionales en su casa.

De ahí en adelante, las cosas avanzaron rápidamente. Kayli y su hermana menor —a quien una amiga diferente la invitó por separado a tomar las lecciones en casa de esa amiga, decidió bautizarse el mismo día.

“En Alaska, mi felicidad provenía de pasar tiempo con mis amigos y tratar de ser popular”, dice Kayli. “Ahora mi felicidad proviene del Evangelio”. He aprendido mucho de los miembros de este lugar; he aprendido que la felicidad y la luz vienen por medio de Jesucristo y del Padre Celestial”.

jovencita orando

Una vida centrada en el Evangelio

El testimonio de Kayli sobre el Evangelio creció, en gran parte, con un estudio riguroso del Libro de Mormón en seminario. En la actualidad, el Libro de Mormón sigue siendo para ella tan importante como siempre. “El Libro de Mormón es una de las cosas principales que más felicidad me ha traído”, explica. “Me ha cambiado mucho y deseo que otras personas también sientan eso, y he tratado de compartirlo”.

Jovencita leyendo el Libro de Mormón

Lleva consigo el Libro de Mormón a dondequiera que va, incluso a la escuela. “Hay tantas cosas que los chicos de la escuela hacen que alejan el Espíritu, como usar malas palabras o empeñarse demasiado en ser populares”, dice Kayli. “Llevar un Libro de Mormón en mi mochila me ayuda a recordar mi meta de conservar el Espíritu y compartir la positividad que nos brinda el Evangelio”.

Jovencita poniendo un Libro de Mormón en una mochila

Sin embargo, no sabe si su testimonio habría tenido la oportunidad de crecer de no haber sido por los fieles ejemplos de los miembros de la Iglesia que la rodean. “Los miembros de la Iglesia tuvieron que ver con que yo me bautizara”, dice. “Sin sus ejemplos y luz espiritual, es probable que no hubiera percibido algo diferente en ellos y que hubiera continuado sin prestar atención a todo lo relacionado con la Iglesia”.

Mantener siempre la esperanza

Definitivamente, Kayli y sus hermanas han vivido tiempos difíciles en el pasado. Aún así, Kayli tiene esperanza en su futuro, una esperanza que desea transmitir a quien esté pasando por un momento difícil ahora mismo.

mujer joven

“Recuerda seguir adelante y continuar centrándote en el lado positivo de las cosas”, dice Kayli. “Y si has perdido a un ser amado, recuerda que el Padre Celestial tiene un plan para ti y para los demás. Podremos vivir con nuestra familia para siempre si hacemos lo correcto”.