2023
Testigos de la Resurrección
Abril de 2023


“Testigos de la Resurrección”, Para la Fortaleza de la Juventud, abril de 2023.

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Pascua de Resurrección

Testigos de la Resurrección

Los testigos del Nuevo Testamento del Salvador resucitado también pueden ayudarte a encontrar tu propio testimonio.

Jesucristo resucitado con María Magdalena

He Is Risen [Ha resucitado], por Greg K. Olsen

El domingo por la mañana, después de la crucifixión de Jesucristo, María Magdalena fue al sepulcro donde habían colocado Su cuerpo. Encontró que habían movido la piedra grande y pesada y el sepulcro estaba vacío.

Creyendo que se habían llevado el cuerpo del Salvador, María lloró. Alguien se acercó a ella y le preguntó: “… Mujer, ¿por qué lloras?”.

María no reconoció la voz que le hablaba y, pensando que era el hortelano, dijo: “… [D]ime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré”.

“María”, respondió la voz.

María supo de inmediato quién la llamaba por su nombre. Era el Salvador, ¡ahora glorificado y resucitado! (véase Juan 20:15–16).

María fue la primera persona que vio que Jesucristo vive. Las Escrituras nos dicen que otras personas también fueron testigos de que Él venció la muerte. ¿Cómo pueden sus experiencias fortalecer tu fe? ¿Cómo puedes, aun sin verlo físicamente, testificar que el Salvador vive?

Dos discípulos en el camino a Emaús

Cristo con discípulos en el camino a Emaús

Road to Emmaus [El camino a Emaús], por Greg K. Olsen

Un día, poco después de la crucifixión de Cristo, un desconocido se unió a dos discípulos que viajaban a Emaús. Juntos analizaron las profecías acerca de la Resurrección y esa conversación llenó de gozo a los afligidos discípulos.

Cuando llegaron a Emaús, los discípulos le pidieron al desconocido que se quedara con ellos. Durante la cena, el desconocido bendijo y sirvió la comida. De repente, los discípulos lo reconocieron, pero antes de que pudieran decirle algo, el desconocido desapareció. Se dieron cuenta de que el Salvador había estado con ellos todo el tiempo.

“¿No ardía nuestro corazón en nosotros?”, se preguntaron unos a otros. El Espíritu confirmó que en realidad era Jesús quien había estado con ellos (véase Lucas 24:13–34).

Los diez apóstoles

Jesucristo se apareció a diez de Sus apóstoles mientras hablaban sobre los testimonios que escucharon de Su resurrección.

“Paz a vosotros”, dijo Él. “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo” (Lucas 24:36, 39). Cada apóstol vio y sintió las manos y los pies heridos por los clavos del Salvador.

El apóstol Tomás

el Cristo resucitado con Tomás

The Doubtful Thomas [Tomás el incrédulo], por Carl Heinrich Bloch

Tomás no estaba allí cuando el Salvador se apareció a los otros apóstoles. No podía creer que Jesús realmente hubiera resucitado. Él dijo: “… Si no veo en sus manos la señal de los clavos, […] no creeré” (Juan 20:25).

Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo a los apóstoles. Esta vez, Tomás estaba allí y creyó. Jesús le dijo a Tomás: “… Porque me has visto […] has creído; bienaventurados los que no vieron y creyeron” (véase Juan 20:26–29).

Cómo encontrar tu propio testimonio

Jesucristo se apareció a otras personas después de Su resurrección (véanse Mateo 28:9–10; Hechos 9:4–8; 1 Corintios 15:6). Aunque tal vez no lo veas a Él como lo hicieron ellos, aún puedes ser testigo.

El Salvador preguntó a Sus discípulos: “… ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Ellos respondieron que “Juan el Bautista […] o alguno de los profetas”.

Entonces Jesús les preguntó: “… Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.

“¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!”, respondió Pedro.

“Bienaventurado eres”, le dijo Jesús a Pedro, “porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:13–17).

Jesús se puso frente a Pedro. Pedro había caminado y hablado con Él, y había visto muchos de Sus milagros, pero eso no le dio a Pedro su testimonio. Jesús señaló que el testimonio de Pedro fue revelado por nuestro Padre Celestial; Él también enseñó que ese testimonio es más seguro que ver con nuestros ojos.

Incluso sin ver físicamente a Jesucristo, puedes buscarlo personalmente y aprender más acerca de Él. Puedes ejercer tu fe en Él al guardar Sus mandamientos. El Espíritu puede tocar tu alma y darte un testimonio. Al igual que quienes realmente vieron al Salvador resucitado, tú también puedes levantarte y testificar que Él vive, que nos ama y que está ahí para nosotros hoy en día.

tumba vacía

He Is Not Here [No está aquí], por Walter Rane