“Once relatos muy breves sobre cómo compartir el Evangelio”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2023.
Once relatos muy breves sobre cómo compartir el Evangelio
¡Y cómo tú también puedes compartirlo!
Muestra la forma en que el Evangelio puede ayudar
Un día estaba en clase, sentada junto a un amigo. Nos estábamos preparando para rendir un examen y me dijo que estaba muy nervioso. Sentí que tenía que enseñarle a orar. Luego inclinamos la cabeza y oramos en silencio para pedir ayuda para el examen. Estoy agradecida de que la oración haya ayudado a tranquilizar a mi amigo.
Abigail, Uruguay
Ministrar a los necesitados
Había una anciana en nuestro barrio que no podía asistir en persona a la reunión sacramental por algunos problemas de salud. Mi padre y yo preguntamos al obispo si podíamos llevarle la Santa Cena a su casa cada semana. El esposo de la mujer, quien era menos activo, también comenzó a tomar la Santa Cena. Recoger a Israel significa que debemos invitar a otras personas a acercarse más a Jesucristo y la ministración es una parte importante de ello.
Shion, Utah, EE. UU.
Invitar a una actividad
Mientras pasaba en bicicleta por una iglesia vi a muchas personas bailando. Llamé a un joven (de nombre Courage) y le pregunté qué habían estado haciendo. Me dijo que habían ido a unas clases llamadas Seminario y añadió que iba a haber una actividad en la capilla, y me preguntó si quería ir con él. Courage, como el amigo que es, en verdad me cambió la vida al ayudarme a conocer el Evangelio.
David, Ghana
Ser un ejemplo
Aprendo mucho al observar a mi hermano mayor. Me encantan los videojuegos y el fútbol y, sinceramente, es probable que pasara todo el tiempo jugando a esas cosas si no fuera por él. A él también le gustan y muchas veces jugamos juntos, pero siempre dedica tiempo a crecer y mejorar. Nunca olvidaré cuando se me invitó a consumir drogas en la escuela. Inmediatamente pensé en mi hermano y supe lo que él haría. Como quiero ser como él, tomé la decisión correcta y dije que no.
Emilio, Tennessee, EE. UU.
Ayudar a otras personas a sentir el amor de Cristo
Me sentía muy sola durante una conferencia FSY [Para la Fortaleza de la Juventud]. Oraba todos los días con la esperanza de sentir el Espíritu y el amor de Jesucristo. Después de uno de los discursos, una jovencita a la que no conocía muy bien se me acercó y me dio un abrazo. Sentí el amor de Cristo en su abrazo, como si Él me dijera que me amaba.
Natalie, Chile
Seguir las impresiones
Un día tuve la impresión espiritual de invitar a mi mejor amiga de la escuela a un devocional. Quería ignorar la impresión, pero finalmente le envié un mensaje de texto el día antes. Yo estaba nerviosa cuando nos sentamos juntas en el devocional, pero cuando terminó la reunión, mi amiga tenía una gran sonrisa en el rostro. Fue un recordatorio para mí de que Dios conoce a Sus hijos mejor que yo y de que siempre debo seguir las impresiones de compartir el evangelio de Jesucristo.
Eliza, Minnesota, EE. UU.
Ora para saber qué decir
Mi hermana y yo somos los únicos miembros de la Iglesia en nuestra escuela. Las personas se dan cuenta de que somos distintos y siempre nos hacen preguntas. Al principio, me ponía nervioso al hablar con ellos, pero oré para poder decir lo correcto, y han escuchado y respetado mis decisiones.
Ruben, Noruega
Compartir las verdades del Evangelio en internet
Para lograr cierta meta, repasé Ven, sígueme y encontré pasajes de las Escrituras y citas para compartir en las redes sociales. Recibí varios comentarios de personas que decían que sentían el Espíritu por medio de mis publicaciones. Compartir el Evangelio puede ayudar a los demás de maneras que no podemos imaginar en el momento.
Raquel, Brasil
Sé creativo
En una de las asignaturas de la escuela, leímos un libro que criticaba a la Iglesia. Sabía que debía defender las verdades del Evangelio restaurado, así que levanté la mano. El maestro me preguntó qué quería, pero no sabía qué decir. Por alguna razón, comencé a cantar las canciones de los Artículos de Fe. Para mi sorpresa, sobrevino una profunda reverencia en el aula. Después hubo menos confusión y el maestro y mis compañeros trataron el análisis en la clase y a mí con más respeto.
Monique, Massachusetts, EE. UU.
Ser una luz
A los quince años, decidí que comenzaría a buscar una iglesia a la cual asistir. Unos días después me hice amiga de una muchacha de la escuela que parecía irradiar luz. Semanas más tarde, me invitó a su casa. Cuando llegué, su familia me invitó a acompañarlos durante la noche de hogar. Principalmente fue por ver lo feliz que era la familia de mi amiga aquella tarde lo que despertó mi interés en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
McKaylie, Colorado, EE. UU.
Compartir por amor
Mi prima me alentó a reunirme con los misioneros, creo que lo hizo porque quería que disfrutara de las bendiciones que ella tenía en ese momento. Sentí que mi prima y mi amigo, Enoch, me amaban y deseaban algo bueno para mí, y eso me hizo sentir muy cómodo al ir a la iglesia.
Eric, Ghana