“Tu parte en la gran obra del Señor”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2024.
Tu parte en la gran obra del Señor
El élder Cook enseña que, al amar, compartir e invitar, colaboras con el Señor para ayudar a cada preciada alma a venir a Él.
Nuestro profeta, el presidente Russell M. Nelson, ha enseñado que el recogimiento de Israel “es la obra más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra”. Él dijo: “Nada se le compara en magnitud; nada se le compara en importancia. Los misioneros del Señor —Sus discípulos— están embarcados en el desafío más grande, en la causa más grandiosa, en la mayor obra sobre la tierra hoy en día”.
No tienes que ser apartado como misionero de enseñanza o de servicio para participar en esta obra. En todas partes hay oportunidades de amar, compartir e invitar. Puedes ayudar a otras personas a venir a Cristo —en este momento— al mostrarles tu amor, compartirles tus creencias e invitarlas a que te acompañen para experimentar el gozo del Evangelio.
¡Tú puedes participar en la gran obra del Señor!
Comenzar con amor
En el Jardín de Getsemaní y en la cruz, Jesucristo tomó sobre Sí los pecados del mundo y sufrió todos los pesares, “dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases” (Alma 7:11). Dicho sufrimiento “hizo que [Él] […], el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro” (Doctrina y Convenios 19:18). Mediante Su Expiación y Resurrección, Jesucristo ha hecho posible la salvación y la exaltación para todos.
Volverte al Salvador y meditar en todo lo que Él ha hecho por ti llenará tu corazón de amor por Él; y entonces, el Salvador hará que tu corazón se vuelva hacia los demás. Él te ha pedido que ames a las demás personas (véase Juan 13:34–35) y que compartas Su Evangelio con ellos (véase Mateo 28:19; Marcos 16:15). Eso es lo que Él hizo cuando vivió en la tierra. Él compartió Su vida y Su amor e invitó a todos a venir a Él.
Cuando compartas el Evangelio, comienza amando a las personas. Al tender una mano a los demás con amor —recordando que son tus hermanos y hermanas y amados hijos de tu Padre Celestial—, se abrirán oportunidades para que compartas lo que sabes que es verdad.
Estar anhelosamente consagrados y compartir
Nadie estaba más dedicado a compartir el Evangelio que el presidente M. Russell Ballard (1928–2023). A lo largo de su vida, él estuvo anhelosamente consagrado a compartir con todos que la plenitud del Evangelio de Jesucristo ha sido restaurada por medio del profeta Joseph Smith. Él instó a los demás a hacer lo mismo.
El presidente Ballard enseñó que tú puedes compartir el Evangelio “al ser [un buen vecino] y preocupándo[te] y demostrando amor”. Al hacerlo, puedes “irradiar el Evangelio que posee[s] y las bendiciones que este ofrece a las demás personas”. También puedes “testifi[car] de lo que sabe[s], cree[s] y siente[s]”. El presidente Ballard enseñó: “El testimonio puro […] puede ser llevado por el poder del Espíritu Santo al corazón de otras personas que estén abiertas a recibirlo”.
Compartir el Evangelio restaurado de Jesucristo fue el mayor deseo del corazón del presidente Ballard. Tú puedes estar anhelosamente consagrado, como él lo estaba, a compartir el Evangelio tanto en palabra como en obra. Nunca sabes quién podría estar buscando la luz del Evangelio, pero no sabe dónde hallarla (véase Doctrina y Convenios 123:12).
Extender invitaciones sinceras
Al ayudar a los demás a venir a Cristo, puedes invitarlos a experimentar el gozo que brindan el Salvador y Su Evangelio. Puedes invitarlos a ir a una actividad, a leer el Libro de Mormón o a escuchar una lección de los misioneros. También puedes extender una invitación sincera para que asistan a la reunión sacramental contigo.
Asistimos a la reunión sacramental cada semana con el fin de “adora[r] a Dios y participa[r] de la Santa Cena para recordar a Jesucristo y Su Expiación”. Ese es un momento especial para que las personas sientan el Espíritu, se acerquen más al Salvador y fortalezcan su fe en Él.
Al buscar maneras de amar, compartir e invitar, intenta invitar a familiares y amigos a asistir a la reunión sacramental contigo. Si aceptan tu invitación y asisten, eso les ayudará a continuar en el camino hacia el bautismo y la conversión. Creo con todo mi corazón que tendrás gran éxito al invitar a los demás y ayudarles a reconocer las bendiciones que pueden recibir al asistir contigo.
El Señor te guiará
Nunca sabes qué éxitos y desafíos tendrás al amar, compartir e invitar. Los hijos de Mosíah tuvieron gran éxito entre los lamanitas conforme predicaron y enseñaron la palabra de Dios. Mediante sus esfuerzos, “miles llegaron al conocimiento del Señor” y muchos “fueron convertidos […] [y] nunca más se desviaron” (Alma 23:5–6).
Aunque esta no siempre será tu experiencia, el Señor ha prometido que Él te ayudará porque cada alma es valiosa para Él. A medida que pongas tu confianza en el Señor y participes en Su servicio, Él te guiará en la manera de compartir Su Evangelio con los demás a medida que los ames, compartas tu vida y tu testimonio con ellos, y los invites a unirse a ti para seguirlo a Él.
“Grande será [tu] gozo” (Doctrina y Convenios 18:15) cuando aproveches las oportunidades que te rodean de colaborar con el Señor Jesucristo en Su gran obra de traer almas a Él.