Para la Fortaleza de la Juventud
Mi experiencia a corazón abierto
Julio de 2024


“Mi experiencia a corazón abierto”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2024.

Mi experiencia a corazón abierto

hombre joven

Ilustraciones por Adam Nickle

Soy muy competitivo en los deportes, especialmente en el básquetbol. Me gusta competir. Y esa es en parte la razón por la que a los catorce años tuve que hacer frente a una cirugía a corazón abierto que duró ocho horas.

Nací con un defecto en una de las válvulas del corazón. Al principio, los médicos dijeron que probablemente necesitaría cirugía cuando fuera mayor, tal vez después de jubilarme. Pero con el tiempo, el problema empeoró, en gran parte, debido a la intensidad con que practico deportes.

Durante una visita en el otoño, el médico dijo que probablemente necesitaría cirugía en uno o dos años. Mientras tanto, yo corría a campo traviesa en la escuela. Pero en lugar de que mis marcas de tiempo al correr mejoraran, estas empeoraban. Así fue como supe que algo realmente grave estaba pasando.

Volvimos a ver al médico en marzo. Durante la consulta, sentí que debía someterme a la cirugía incluso antes de lo que habíamos planeado. Empecé a sentir algo espiritual y cálido dentro de mí. Esa revelación personal me brindó algo de consuelo. De repente, me oí decir que quería la operación lo antes posible. Mis padres estaban un poco asustados al principio, pero les dije: “Estoy en paz. ¿Qué tan pronto podemos hacer esto?”. Programamos la cirugía para abril.

En los momentos difíciles, sé que Jesucristo siempre está junto a mí. Siempre puedo orar al Padre Celestial, y eso ayuda.

Tenía fe en que todo saldría bien, pero de todos modos el día de la cirugía sentí miedo. Lo sentí de golpe, al entrar en una habitación. Recuerdo que estaba temblando y que mi anestesiólogo me ayudó mucho en ese momento. Estoy agradecido por todas las personas que me ayudaron a atravesar esa experiencia. También recibí ayuda celestial. Por ejemplo, todo mi barrio hizo un ayuno por mí y en verdad sentí el poder del ayuno y la oración.

un joven en una cama de hospital

Fotografía por cortesía de la familia de Thomas

Actualmente mi corazón está muy bien. Si no me hubiera sometido a la operación, podría haber muerto en menos de dos años. Ahora tengo una esperanza de vida plena.

Toda esa experiencia ha cambiado mi perspectiva. Veo a todos de otra manera mientras pasan por sus pruebas. Siento mayor empatía por ellos. De vez en cuando veo a alguien y percibo que está lidiando con algo difícil, y me acerco y lo ayudo.

Para mí, ser discípulo de Jesucristo en verdad significa ser un ejemplo para los demás y tratar a todos como Él lo haría. Estamos todos juntos en esto. Dios es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos e hijas. Todos tienen propósito y son de valor. Existe mucha negatividad, así que trato de ayudar a las personas a sonreír y a ser positivas.

Testifico que puedo recibir guía personal del Señor todos los días. Él puede hacerme más fuerte como persona y darme resiliencia. Todo lo puedo en Cristo (véase Filipenses 4:13).