Para la Fortaleza de la Juventud
Todo lo sufrimos
Julio de 2024


“Todo lo sufrimos”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2024.

Todo lo sufrimos

La adversidad forma parte del plan de nuestro Padre Celestial. Pero, ¿qué hacer cuando aparece de la nada?

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un hombre corriendo por el bosque

Ilustraciones por Paulina Wyrt

Más de una vez esa fatídica mañana, estuve seguro de que iba a morir. La combinación de ver toda aquella sangre —mi sangre— empapando el sendero y sentir la ferocidad del oso gris que me acometía desde todos los lados con los dientes y garras, me dejó agobiado y sin esperanza.

Una mañana perfecta

Qué contraste tan drástico comparado con apenas dos horas antes. Había salido a correr alegremente por un sendero apartado en uno de los días más bonitos que había visto aquel verano en las montañas del oeste de Wyoming, Estados Unidos. El cielo tenía un tono como de neón azul cobalto y las laderas estaban cubiertas de flores silvestres, y el aire de la mañana era fresco pero agradable. Era un día perfecto para correr 24 km (15 millas) en las montañas.

Sería una carrera típica de entrenamiento. Estaba tratando de fortalecerme y aumentar mi resistencia para un maratón que tendría lugar en solo dos meses. Los corredores aumentan la fuerza al repetir carreras de corta distancia. Eso aumenta la resistencia, lo cual a su vez fortalece la resiliencia.

No sabía que pronto necesitaría cada gota de resiliencia y fortaleza que tuviera porque estaría en una carrera por mi vida.

Un ataque repentino

En retrospectiva, debería haber visto las señales. Después de todo, el Señor nos dice que Él “[nos] hará saber las cosas que han de venir” por medio del poder del Espíritu Santo (Juan 16:13). Tal como el élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha enseñado: “… el Espíritu Santo puede ayudarlos al advertirles con antelación sobre peligros físicos y espirituales”. Y así lo hizo.

Apenas unos minutos después de empezar a correr, miré hacia abajo y vi algo. El corazón me dio un vuelco cuando vi la inconfundible huella de un oso en el suelo, frente a mí. Era una clara advertencia. Imprudentemente, razoné que un oso efectivamente había pasado por ahí, pero que para ese momento ya estaría a salvo. No había necesidad de preocuparse, ¿verdad? Así que seguí corriendo.

Menos de una hora después, alcancé la cima de una pequeña colina y corrí cuesta abajo hacia un espacio abierto en el denso bosque. Al doblar una curva al pie de la colina, oí un sonido estrepitoso tan intenso, tan fuerte, que hizo que se me erizara el vello de la nuca. Me detuve al instante y miré lentamente a mi izquierda. Entonces me quedé paralizado de terror. El sonido, que rápidamente identifiqué como de ramas quebradas, se iba acercando a gran velocidad. Entonces vi algo que nunca olvidaré: ¡un oso gris adulto que corría directamente hacia mí para atacarme!

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un oso que ataca

El terrible ataque que siguió debería haberme quitado la vida. Obviamente, era un oso muy alterado, al cual había sorprendido al entrar en ese espacio abierto a toda velocidad. Sin embargo, ese momento en el que yo pensaba que la muerte era segura, fue seguido por la oración más sincera de mi vida. Entonces descendieron las intercesoras misericordias del cielo.

Inexplicablemente, el oso detuvo su implacable ataque y huyó hacia el bosque. ¡Esa era la buena noticia! La mala noticia era que tenía dieciséis heridas graves provocadas por los dientes y las garras del oso, y que estaba solo en un bosque, cubierto de sangre, y a 18 kilómetros (11 millas) de la carretera del parque más cercana, sin ayuda a la vista.

Un momento decisivo

De repente, me encontré en un momento decisivo de mi vida. Si no han tenido un momento así, tengan la certeza de que lo harán. La adversidad forma parte del plan de nuestro Padre Celestial. Afortunadamente, el ser atacado por un oso no lo es, ¡al menos para la mayoría de nosotros! Pero en algún momento, es posible que se sientan abrumados por alguna adversidad que afronten. Es una sensación de desesperanza que el Señor una vez describió vívidamente como “las puertas mismas del infierno” que “se abren de par en par para tragarte” (Doctrina y Convenios 122:7).

En esas críticas encrucijadas de la vida, tienen que tomar una decisión. Pueden rendirse, recostarse y morir; o de alguna manera pueden reunir todo su valor y fuerza y seguir luchando valientemente, confiando en que si hacen su parte, el Señor hará la Suya. El Señor explicó el propósito de las tribulaciones de la vida a José Smith mientras estaba preso en la cárcel de Liberty: “… todas estas cosas te servirán de experiencia, y serán para tu bien” (Doctrina y Convenios 122:7).

Y les serán de beneficio. Los pulen y refinan conforme ustedes se hacen más fuertes y desarrollan resiliencia. Esa es la razón por la que el Señor le dijo a José —y les dice a ustedes— que “perseve[rara] en [su] camino” ante las pruebas y la adversidad (Doctrina y Convenios 122:9). Al aferrarnos para seguir adelante en la vida, aunque sea con las uñas, descubres que incluso tu escasa fortaleza se ve más que compensada por la del Señor. Como se prometió, Él es “poderoso para salvar” (2 Nefi 31:19).

Mantente firme

Eso es exactamente lo que me sucedió a mí. En lugar de darme por vencido, decidí levantarme. Estaba decidido a vivir, lo cual significaba que necesitaba buscar ayuda. Avancé tambaleándome por el sendero durante más de un kilómetro y medio, y finalmente me crucé con las únicas personas que había en el bosque ese día a kilómetros a la redonda. Ese encuentro milagroso finalmente condujo a un rescate en helicóptero, a tres cirugías que me salvaron la vida y a una comprensión más clara de la bendición de estar decidido a “perseverar en tu camino”.

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Michael A. Dunn en el hospital

El élder Dunn encontró ayuda, fue rescatado y se sometió a tres cirugías que le salvaron la vida.

Esa experiencia ha aumentado mi poder, determinación y fe. También me fortaleció y me preparó para afrontar otros desafíos de la vida. Estoy seguro de que a quien “todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:7), cultivará la resiliencia y la fortaleza que necesita para afrontar los desafíos. Verán que la mano del Señor los hace capaces de afrontar todo lo que se les cruce en el camino, aun cuando sean las mismas “puertas del infierno”.

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