“Me encanta aprender, me encanta compartir”, Para la Fortaleza de la Juventud, julio de 2024.
Me encanta aprender, me encanta compartir
Para Liam N., de Dinamarca, el Evangelio es parte de una vida divertida y gratificante.
¿Escuela o pasatiempos? ¿Trabajo o diversión? Tal vez haya una mejor pregunta: ¿Por qué conformarse con solo una opción? Cuando puede, Liam N., de 14 años, de Dinamarca, trata de buscar un buen equilibrio.
“Me encanta tocar música”, dice él. “Toco la guitarra, la batería, el bajo, el piano y el ukelele. Creo que tocar música es una buena manera de expresar mis sentimientos. También me gusta tocar para otras personas a fin de alegrarlas”.
Cuando no se está divirtiendo con la música, tal vez encuentres a Liam jugando al fútbol, al básquetbol o al ajedrez con sus amigos. “También me gustan las ciencias y la astronomía”, afirma. “Es genial ver cómo todo se conecta. Dios lo ha creado todo y es maravilloso”.
Además de sus pasatiempos, Liam encuentra tiempo para trabajar arduamente, ya sea entregando periódicos en el vecindario o estudiando para la escuela.
Liam está aprendiendo a sopesar entre lo que tiene que hacer y lo que quiere hacer. Puede que esté ocupado, pero hay una cosa para la que reserva tiempo cada día: el Evangelio de Jesucristo.
Una meta de cinco minutos
“Hace poco decidí que leería por lo menos un capítulo del Libro de Mormón, tan solo un capítulo, cada día”, dice Liam. “Me lleva tal vez cinco minutos, pero me da un impulso adicional, así que estoy dispuesto a aceptar ese desafío”.
Leer las Escrituras todos los días ha ayudado a Liam más de lo que pensaba. “A veces, cuando tengo un mal día, leer algo reconfortante puede volver a subirme el ánimo. Pero si ha sido un buen día, también puede recordarme el estar agradecido de que las cosas marchen bien. Me alegro de haber podido cumplir con mi meta”.
“¿Quién no quiere alegría?”
Liam está agradecido por el apoyo que recibe al tratar de dedicar tiempo al Evangelio. “Mis hermanos y yo somos los únicos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en nuestra escuela, así que muchos de mis mejores amigos no son miembros. Pero creo que hay una comunidad muy buena en la Iglesia en Dinamarca. Todos nos conocemos por lo menos un poco, y es agradable cuando nos reunimos todos”.
A veces, tener amigos con normas diferentes puede ser difícil. “Dinamarca es un país donde muchos jóvenes beben alcohol desde temprana edad”, explica Liam. “Como adolescente puede ser difícil decir que no a cosas como esas”. Pero Liam trata de ser franco en cuanto a lo que cree para que los demás entiendan mejor sus decisiones.
“A veces en la escuela, cuando tenemos clases sobre el Cristianismo, algunos maestros o amigos me han preguntado acerca de mi fe. He tratado de explicarlo lo mejor posible”, dice Liam. “También invité a uno de mis mejores amigos a mi bautismo. Les di a él y a su mamá un Libro de Mormón y les hablé de algunas de las cosas en que creo. Ellos decidirán qué hacer con ello. Sentí que hice lo correcto al invitar a los demás a sentir la misma alegría que yo siento, porque ¿quién no quiere alegría?”.
Comenzar por la amistad
Liam sabe que explicar lo que cree o darle a un amigo un Libro de Mormón no es la única manera de ser discípulo de Jesucristo. A veces, invitar a otras personas a sentir el gozo del Evangelio simplemente comienza por la amistad y el amor genuinos.
“Me gusta mucho la historia de Ammón, en el Libro de Mormón”, comenta Liam. “Creo que es fascinante que no vaya directamente al rey Lamoni y le diga: ‘Vas a escuchar lo que yo creo’, sino que se hace amigo de él discretamente hasta el punto de que el rey básicamente le pregunta a Ammón: ‘¿Cómo puedes ser tan genial?’”.
“Nosotros también podemos cultivar relaciones con otras personas”, dice Liam. “Tal vez vengan a nosotros y nos pregunten qué es lo que nos da esa fortaleza adicional”.
Una bendición para la vida
Liam en verdad siente que vivir el Evangelio le ha dado fortaleza adicional. Ha bendecido su vida incluso más que el ajedrez, la música, los deportes o cualquiera de las otras cosas buenas en las que ocupa su tiempo.
“Estoy agradecido de tener el Evangelio en mi vida, porque no creo que fuera la misma persona sin ello”, afirma él. “Siento que el Señor me conoce mejor de lo que me conozco a mí mismo. Sé que Dios y Cristo viven. Nos muestran el camino que debemos seguir y nos ayudan a ser mejores”.