1990–1999
Fe En Cada Paso
Octubre 1996


Fe En Cada Paso

“Debemos asegurarnos de que el legado de fe que recibimos de [nuestros antepasados pioneros] nunca se pierda. Permitamos que sus heroicas vidas lleguen a nuestro corazón.”

En este año, 1996, hemos disfrutado de la gran celebración del centenario del derecho que se le. dio al territorio de Utah de ser. un estado de los Estados Unidos, lo que dio a sus ciudadanos una oportunidad de reflexionar sobre los importantes logros obtenidos en estos últimos 100 años. En 1997 la Iglesia celebrara el ciento cincuenta aniversario de la llegada de los pioneros al Valle del Lago Salado. Durante el año sesquicentenario los miembros de la Iglesia de todo el mundo, tendrán la oportunidad de enfocar su atención en la travesía de los pioneros desde Nauvoo hasta el Valle del Lago Salado. El tema de la celebración del sesquicentenario es: “Fe en cada paso”.

Este pasado mes de agosto seguí las huellas de nuestros pioneros a lo largo del camino que se conoce como la “ruta mormona” a través de los estados de Wyoming y Utah, y me pregunte por que nuestros dedicados antepasados sufrieron en forma tan terrible, y sin embargo, enfrentaron de manera voluntaria tales obstáculos. Quizás, una de las razones por la que se sacrificaron y soportaron hasta el final, fue para dejar un legado de fe que nos ayude a todos nosotros a sentir la seria responsabilidad que tenemos de continuar la edificación de la Iglesia en todo el mundo. Hoy en día. en cada uno de nuestros pasos, nosotros debemos poner la misma dedicación que pusieron los pioneros en los de ellos.

El presidente Joseph F. Smith, quien caminó la ruta hacia Utah cuando tensa nueve años de edad, dijo en la conferencia general de abril de 1904: “Creo firmemente que la aprobación, la bendición y el favor divino del Dios Todopoderoso … ha guiado el destino de Su pueblo desde la organización de la Iglesia hasta la actualidad … y ha guiado nuestros pasos y nuestro viaje hasta las cimas de estas montañas”1. Nuestros antepasados pioneros sacrificaron virtualmente todo lo que tenían, incluso sus vidas en muchos casos, para seguir al profeta de Dios hasta este valle elegido.

La celebración del próximo año honrara, además de los pioneros de Utah, a los pioneros de todo el mundo. Como presidente del comite de la celebración del sesquicentenario de los pioneros de la Iglesia les pido a ustedes, los lideres de los barrios y de las estacas que pongan

la celebración del sesquicentenario de los pioneros de la Iglesia en la agenda de su próxima reunión de consejo.2 Sírvanse estudiar las pautas que se enviaron en enero de 1995 y la información adicional que se envió desde esa fecha. Elijan en sus consejos las actividades que serán convenientes e importantes para asegurar una experiencia espiritual valiosa para sus miembros en 1997.

La gran mayoría de los pioneros de Utah vieron por primera vez el paisaje y la flora del gran Valle del Lago Salado mientras caminaban. Algunos incluso llegaron descalzos después de haber sufrido extremos sacrificios durante la travesía de mas de 2.000 kilómetros de praderas, desiertos y montañas deshabitadas. Antes de que llegara el ferrocarril al territorio de Utah en 1869, habían llegado al Valle del Lago Salado aproximadamente 70.000 pioneros, 9.600 carromatos y 650 carros de mano desde Winter Quarter, en lo que es hoy día Iowa, y Nebraska2. Cada pionero que caminó desde el río Misisipí hasta el Gran Lago Salado dio millones de pasos para viajar esa distancia. Bajo circunstancias favorables, la travesía tomaba poco mas de tres meses; el viajar 24 kilómetros en un día se consideraba como una buena jornada. En total, nuestros pioneros dieron billones de pasos de fe.

Con frecuencia, durante el viaje se creaban lazos de cariño entre un pionero y su tiro de bueyes. Joseph F. Smith relata: “Los nombres de los bueyes principales de tiro eran Thom y Joe; los criamos desde que eran terneros y ambos eran blancos. Thom era de contextura fuerte, activo, joven y mas inteligente que muchos hombres. Muchas veces al atravesar sobre la arena o en terreno difícil, en caminatas largas y sedientas, mis bueyes se debilitaban por el calor y la fatiga. Yo solía poner mis brazos alrededor del cuello de Thom llorar amargamente! Eso era todo lo que podía hacer. Thom era mi favorito y el mejor; era el sirviente y el amigo mas obediente y de mejor voluntad”3.

El éxodo de los pioneros desde Nauvoo, en el estado de Illinois, empezó el 4 de febrero de 1846. Casi cuatro años antes, en agosto de 1842, el profeta José Smith predijo el viaje hacia el Oeste. Estas son sus palabras: “Profetice que los santos seguirían padeciendo mucha aflicción, y que serían expulsados hasta las Montañas Rocosas; que muchos apostatarían, otros morirían a manos de nuestros perseguidores, o por motivo de los rigores de la intemperie o las enfermedades; y que algunos de ellos vivirían para … edificar ciudades, y ver a los santos llegar a ser un pueblo fuerte en medio de las Montañas Rocosas”4.

Brigham Young recibió una visión de José Smith, en la cual José le mostró una montaña y un pendón en la cima. José dijo: “Edificad en el lugar que señalan los colores [del pendón] y prosperaréis y tendréis paz”5. Al entrar los santos al Valle del Lago Salado en julio de 1847, el reconocimiento de esas cimas confirmo al presidente Young que los pioneros habían encontrado su destino, su Sión, en la cima de las montañas.

Hoy día conocemos en Utah esa montaña en forma cónica como Ensign Peak (La cima del pendón) que se eleva sobre este valle, al Norte de aquí.

El éxodo desde Nauvoo y a través de las praderas, ríos y montañas para llegar al Valle del Lago Salado fue una emigración de proporciones mayores. Cerca de Mount Pisgah, una de las comunidades temporales que establecieron los miembros en Iowa, Wilford Woodruff escribió: “Detuve mi carruaje … y pude disfrutar de la mas espléndida vista … Podía pararme y ver al Este, al Oeste, al Norte y al Sur y vi a los santos propagarse … desde las colinas y los valles. … con sus carromatos, sus ganados y sus rebaños, por cientos y miles … hasta que parecían el movimiento de una nación”6.

Al viajar a través del estado de Iowa, las preocupaciones de los pioneros se centraban en la comida y el forraje, la madera y el fuego, la nieve, la lluvia y el barro incesantes. “Un eje roto o un buey perdido representaba una crisis”7. Enfermedades trágicas se apoderaban de muchos que estaban mojados, friolentos, débiles y mal nutridos.

Los 426 kilómetros que hay desde Nauvoo hasta Winter Quarters les tomó 131 días. En contraste, la travesía que hicieron desde Winter Quarters hasta el Valle del Lago Salado que fue casi cuatro veces esa distancia, aproximadamente 1.660 kilómetros, les llevó sólo 111 días8.

Quitas los pioneros mas memorables y fuertes fueron los que hicieron su viaje en las compañías de carros de mano. Esas compañías trajeron a casi 3.000 pioneros al Oeste, entre los años 1856 y 18609. En 1856, dos compañías de carros de mano con 1.075 pioneros, bajo la dirección de James G. Willie y de Edward Martin, salieron mas tarde de lo que habían planeado y se encontraron con las primeras tormentas de nieve en lo que hoy es Wyoming’. Peter Howard McBride, en ese entonces un niño de seis años, era miembro de la compañía Martin. Su padre, después de haber ayudado a empujar carros de mano a través del río congelado, murió en la nieve y bajo la fría temperatura de aquella noche.10 La madre de Peter estaba enferma; la hermana mayor, Jenetta, cuidaba de los mas pequeños. Los zapatos de Jenetta se habían gastado y sus pies dejaban huellas de sangre en la nieve. A orillas del río Sweetwater el viento tiró la carpa (tienda) al suelo y todos escaparon de ella, todos excepto Peter. El relata lo siguiente: “En la mañana escuche que alguien dijo: “Cuantos están muertos en esta carpa?’ Mi hermana dijo: ‘Mi hermanito debe estar congelado debajo de ella’. Así es que removieron la tienda para sacar la nieve de encima. Mi pelo estaba congelado pegado a la carpa, pero para la sorpresa de ellos, me levante y salí de debajo bastante vivo”11.

En la vida de Jens Neilson, quien era miembro de la compañía de carros de mano Willie, encontramos una de las historias mas conmovedoras de sacrificio, fe y caridad. Jens, un granjero danés relativamente próspero, obedeció el llamado de llevar a su familia a Sión. En Iowa escribió que había dejado todo su dinero a la Iglesia, con excepción de lo suficiente para comprar un carro de mano y cargarlo con siete kilos de provisiones por persona. Jens escribe: “La obediencia es mejor que el sacrificio”. La familia por la cual era responsable la componían su esposa Elsie, su hijo de seis años Neils y una niña de nueve años, llamada Bodil Mortensen, a quien Jens se ofreció para llevar a Utah. Durante las primeras tempestades en Wyoming, la temperatura llegó a bajar a menos de cero. La familia Neilson había consumido su ultima porción de harina días antes, pero se las arreglaron para llegar a la traicionera Sierra Rocky, impulsados por su indomable valentía e inquebrantable fe. Trágicamente trece componentes de la compañía murieron en Rock Creek y fueron sepultados en tumbas poco profundas, cubiertas de nieve; entre ellos, se encontraban el hijo de Jens y Elsie, y la niña Bodil Mortensen.

El presidente Hinckley describe esta parte del camino como “una ruta de tragedia, una ruta de fe, una ruta de devoción, una ruta de consagración, incluso de consagración de la vida misma”12.

Jens llegó a Rock Creek, 18 kilómetros mas allá de la Sierra Rocky, con ambos pies congelados. Le era imposible dar un paso mas, por lo que le rogó a Elsie: “Déjame al lado del camino, en la nieve, para que muera, pero sigue tu y trata de mantenerte con la compañía y salva tu vida”. Elsie, con su resuelta valentía de pionera dijo: “Súbete, no te puedo dejar aquí. Yo puedo tirar el carro”13. Ese fue el tipo de fortaleza y de fe de muchas de las mujeres pioneras durante el camino.

Una vaca ayudó a proporcionar parte de la nutrición que necesitó en el camino la familia de mi bisabuela, Margaret McNeil, cuando vinieron a Sión desde Escocia.

Por ser una niña de doce años, la tarea de Margaret era levantarse temprano y preparar el desayuno para la familia y ordenar la vaca. Luego, debía llevarla adelante, antes de que saliera la compañía, para que [pudiera] pastar en los lugares donde había hierba. Ella escribió:

“La vaca nos abastecía de leche, nuestro recurso principal de alimento … De no haber sido por la leche, habríamos muerto de hambre.

“Una noche, la vaca se escapo del campamento y me enviaron a buscarla. Yo estaba descalza y no mire por donde andaba. De pronto, me di cuenta de que estaba caminando sobre algo suave; mire para ver que había y, para mi horror, me di cuenta de que yo estaba parada en un nido de serpientes, unas grandes y otras pequeñas. Al verlas me debilite tanto que no podía moverme; todo lo que pude hacer fue orar y luego, no se como, salte fuera de allí. El Señor me bendijo y me protegió.

“Llegamos a Ogden, Utah, el cuatro de octubre de 1859 después de una travesía de problemas y de hambre … yo camine durante todo el viaje a través de las praderas”14.

El presidente Joseph F. Smith, que participó en el viaje hacia el Oeste y en los primeros setenta años de pruebas en este valle, nos dejó esta reseña de la mano protectora del Señor sobre Sus Santos de los Ultimos Días:

“Nuestros buenos amigos del Este acostumbraban a venir aquí durante los primeros tiempos y nos criticaban severamente. Decían ‘” Y bien, este es el cumplimiento de la maldición de Dios sobre ustedes. Han sido expulsados de los fértiles terrenos de los estados de Illinois y Misuri a un desierto, a una tierra de sal’. Yo les decía: ‘Si, tenemos suficiente sal aquí para salvar al mundo, gracias a Dios, y quitas lo hagamos algún día”15. Hubo un tiempo en que no había suficiente forraje para el ganado y la carne era tan magra que ni siquiera tenía la grasa suficiente para hacer un jabón decente. “Justo en esa época, el Señor mando un puñado de semillas de alfalfa al valle; Christopher Layton las planto, las regó y estas sazonaron. De ese pequeño comienzo, Utah produce ahora una cosecha de heno mas rica que la de Illinois y de Misuri’’16.

De verdad, el Señor nos alienta a andar con fe tan lejos como podamos ver y entender y mas allá de lo desconocido. Después de la prueba de nuestra fe, una vez mas El hace brillar la luz ante nosotros y nuestra jornada de fe continua en cada paso; y ahora ha aumentado en billones y billones de pasos a través del mundo. Durante mis 20 años como Autoridad General he visto la expansión de la Iglesia en todo el mundo y me maravillo ante los resultados de la obra de nuestros pioneros de todos los países, quienes, por medio de la fe y el sacrificio, han establecido la Iglesia. Comparto la forma de sentir del presidente Heber J. Grant, quien dijo: “No puedo pensar en [los pioneros] sin sentir una admiración y una gratitud plenas, y elevo una plegaria al Señor para que me ayude, como a uno de los descendientes de esa noble gente, para que sea verídico, honrado y fiel como lo fueron ellos” 17

Hermanos y hermanas, únanse a nosotros y comiencen a prepararse ahora para una jornada espiritual el año que viene y caminar sobre las huellas de nuestros queridos pioneros de cada país. Debemos asegurarnos de que el legado de fe que recibimos de ellos nunca se pierda. Permitamos que sus heroicas vidas lleguen a nuestro corazón, en especial al corazón de nuestra juventud, de manera que la llama del verdadero testimonio y del amor inquebrantable por el Señor y Su Iglesia arda brillante dentro de cada uno de nosotros, tal como sucedió con nuestros fieles pioneros. Sus logros fueron posibles debido a que sabían, como yo lo se, que nuestro Padre Celestial y Su amado Hijo Jesucristo restauraron el Evangelio de Jesucristo por medio del profeta José Smith y que la Iglesia continuara avanzando hasta que llene toda la tierra. De esto testifico en el nombre de Jesucristo. Amen.

  1. Conference Report, abril de 1904, pág. 1

  2. Véase Stanley B. Kimball, Historic Resource Study: Mormlorl Pioneer National Historic Trail (1991), págs. 40, 49, 62-63.

  3. Hológrafo citado en Susan Arrington Madsen, I Walked to Zion (1994), pág. 37.

  4. Véase Enseñanzas del Profeta José Smith, p311.

  5. Véase George A. Smith, en Journal of Discourses 13:85.

  6. Wzlford Woodruff Joumal, edicion de Scott G. Kenney, 9 volúmenes.

  7. Reed C. Durham Jr., “The lowa Experience: A Blessing in Disguise”, BYU Studies 21 (otoño 1981): pág. 463; véase también la pág. 474.

  8. Mormón Pioneer National Historic Trail, pág. 35.

  9. Ibid., pág 66.

  10. Véase Kate B. Carter, Heart Throbs of the West, 6 volúmenes (1939-51), 6:360-61.

  11. Peter Howard McBride, citado en Madsen, I Walked to Zion, págs. 41, 43, 45-46.

  12. Discurso dado cerca de Riverton, Wyoming, el 15 de agosto de 1992, citado en Wyoming Trails Resources Handbook, SEI (1995).

  13. Véase Jen Neilson Journal, citado en Wyoming Trails Resources Handbook, SEI (1996) .

  14. Margaret McNeil, Ballard Autobiography, citado en Madsen, I Walked to Zion, pág. 126.

  15. En Preston Nibley, Faith Promoting Stories (1943), pág. 81.

  16. Joseph F. Smith, “Pioneer Reminiscences” Utah Genealogical and Historical Magazine, 8 (1917): 159.

  17. En Conference Report, octubre de 1919, pág. 7.