2002
Deleitémonos en el servicio y las buenas obras
agosto de 2002


Mensaje de las Maestras Visitantes

Deleitémonos en el servicio y las buenas obras

Lea lo siguiente con las hermanas a las que visite y comente las preguntas, los pasajes de las Escrituras, así como las enseñanzas de los líderes de la Iglesia. Comparta sus experiencias y su testimonio e invite a las hermanas a las que enseñe a hacer lo mismo.

Mosíah 2:17: “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios”.

Alma 37:34: “Enséñales a no cansarse nunca de las buenas obras, sino a ser mansos y humildes de corazón; porque éstos hallarán descanso para sus almas”.

D. y C. 58:27–28: “De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia; porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perderán su recompensa”.

Élder Robert J. Whetten, de los Setenta: “El amor… de Jesús para con nosotros motivó Su sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Sin Su amor, no podríamos regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial. Su camino debe ser el nuestro. ‘Por lo tanto, ¿qué clase de hombres habéis de ser? En verdad os digo, aun como yo soy’ (3 Nefi 27:27). Nos mostró que debemos hacer el bien, que el bienestar físico y espiritual de nuestros semejantes es tan importante como el nuestro y que debemos mostrar compasión e interés genuinos por todos los hijos de nuestro Padre Celestial. Moroni define el amor cristiano como caridad… No es suficiente decir que creemos en Él y que le amamos; debemos poseer en el postrer día la clase de amor que Él posee. No es necesario que demos nuestra vida por los demás como lo hizo Él, pero, al igual que el Salvador, debemos bendecir la vida de los demás al dar aquello que constituye nuestra propia vida: tiempo, talentos, recursos y nosotros mismos” (“Verdaderos seguidores” Liahona, julio de 1999, pág. 34).

Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Se nos alienta a seguir por un proceso de conversión hacia ese estado y condición llamada vida eterna. Eso se logra no sólo al hacer el bien, sino al hacerlo por la razón correcta: por el amor puro de Cristo. El apóstol Pablo ilustró eso en su célebre enseñanza acerca de la importancia del ‘amor o caridad’ (véase 1 Corintios 13). La razón por la cual la caridad nunca deja de ser y es más grande que aun el acto más significativo de bondad dijo él, es que la caridad, ‘el amor puro de Cristo’ (Moroni 7:47), no es un acto sino una condición o estado del ser. La caridad se obtiene mediante una sucesión de actos que resultan en la conversión. La caridad es algo que uno llega a ser. De modo que, como Moroni declaró: ‘A menos que los hombres tengan caridad, no pueden heredar’ el lugar preparado para ellos en las mansiones del Padre (Éter 12:34; cursiva agregada)” (“El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, pág. 42).

Presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “Dios les conoce y sabe lo que ustedes pueden llegar a ser porque Él les conoce desde el principio, cuando eran Sus hijos e hijas espirituales. Lo que ustedes lleguen a ser dependerá en gran medida de cómo obedezcan los principios de rectitud y hagan buenas obras” (“¿Quiénes creen que son?”, Liahona, junio de 2000, pág. 4).

  • ¿De qué forma se relaciona el prestar servicio con la expiación de Jesucristo?

  • ¿Cómo afecta el servicio a la persona que lo recibe? ¿Cómo afecta a la persona que presta ese servicio?

  • ¿Cómo podemos encontrar más “deleite” en servir?