2003
Jerusalén
abril de 2003


Jerusalén

Judíos, cristianos y musulmanes adoran en esta ciudad santa, donde cada fe tiene un número de lugares sagrados.

Ninguna ciudad ha contribuido a la historia y al destino del mundo como Jerusalén. Durante cuarenta siglos, semitas, egipcios, hititas, asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, bizantinos, musulmanes, cruzados, turcos, europeos, árabes e israelíes han desfilado por las páginas de su historia. Personajes de la talla de Melquisedec, Abraham, David, Salomón, Isaías, Lehi, Jeremías, Alejandro el Grande, Pompeyo, Cleopatra, Herodes, Pedro, Pablo, Tito, Constantino, Mahoma, Ricardo Corazón de León, Maimónides, Saladino, Suleiman el Grande y muchísimas personas más han desempeñado un papel de vital importancia en el pasado de Jerusalén.

Situada en la encrucijada de las tierras del Mediterráneo oriental (la única región del mundo en la que confluyen tres continentes), Jerusalén ha evolucionado de forma natural hasta convertirse en el centro de la atención económica, política y religiosa internacionales. Sin embargo, nunca ha sido una superpotencia económica ni política, sino que su importancia e influencia se deben principalmente a su relevancia religiosa. Jerusalén será siempre un símbolo del contacto de Dios con la tierra.

Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios en la carne, nació cerca de este lugar. Fue en Jerusalén donde el Redentor llevó a cabo Su sacrificio expiatorio y Su resurrección de entre los muertos, los acontecimientos más sobresalientes y las mayores contribuciones de todos los tiempos. Éstos y muchos otros hechos han santificado para siempre el nombre de Jerusalén .

En el mundo antiguo y en el moderno, ha habido, y todavía hay, importantes ciudades religiosas, pero sólo Jerusalén es la capital de tres de las principales religiones: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Para los seguidores de esas religiones, entre ellos los millones de creyentes que nunca han visto Jerusalén, el profundo sentimiento que se tiene por la ciudad se manifiesta en las siguientes expresiones.

Judaísmo: “De las diez medidas de belleza que descendieron sobre el mundo, Jerusalén recibió nueve” (Talmud, Kiddushin 49b). “El hombre que no ha visto Jerusalén en todo su esplendor no ha visto nunca una ciudad hermosa” (Talmud, Succah 51b).

Cristianismo: Jesús dijo de Jerusalén: “…es la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:35), y el apóstol Pablo enseñó: “…os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial” (Hebreos 12:22).

Islam: “De todas sus tierras, Alá escoge Jerusalén… El rocío que desciende sobre Jerusalén es un remedio para toda enfermedad porque procede de los jardines del paraíso”1.

No sólo estas tres grandes religiones han cantado alabanzas a Jerusalén, sino que han erigido un buen número de construcciones en los lugares sagrados. Sus palacios, sinagogas, iglesias, santuarios, monasterios, conventos, mezquitas, yeshivas y otros centros de gobierno, de educación y de adoración representan una influencia colectiva incalculable en el curso de la historia humana.

A través de los devastadores conflictos del pasado y del presente, Jerusalén ha permanecido como una ciudad venerada y tiene la promesa de un futuro de paz como la morada para el Señor y Sus santos durante Su gran reinado milenario.

D. Kelly Ogden es miembro del Barrio Edgemont 6, Estaca Edgemont, Provo, Utah.

Nota

  1. Citado en Khalidi, Walid, Before Their Diaspora: A Photographic History of the Palestinians, 1876–1948 , 1984, pág. 21.