Fragmentos de historia, fragmentos de luz
Durante el invierno de 1846–1847, cerca de 3.500 Santos de los Últimos Días vivían en cabañas de troncos o viviendas excavadas en Winter Quarters, un asentamiento ubicado en territorio indio en la orilla oeste del río Misuri. Otros 2.500 estaban acampados a lo largo del río en el estado de Iowa. Todos aguardaban la primavera, cuando proseguirían su trayecto al oeste, a Sión.
Aquel fue un invierno de padecimientos para los santos, debilitados ya por la agotadora jornada por el “barrizal” de Iowa. Los alimentos y las provisiones escaseaban; el alojamiento resultaba inadecuado para muchos de ellos y la falta de verduras frescas produjo un brote de escorbuto. Unos 500 hombres se hallaban sirviendo en el Batallón Mormón y tuvieron que dejar a sus esposas al cargo de sus familias.
El presidente Wilford Woodruff (1807–1898) escribió sobre ese invierno: “Jamás he visto a los Santos de los Últimos Días en una situación en la que parecieran estar pasando por mayores tribulaciones o extenuándose con tanta rapidez”1.
Actualmente, los Santos de los Últimos Días sienten reverencia por esa tierra y por los pioneros que se sacrificaron tanto. Al lado del cementerio pionero, un recordatorio visual de aquel sacrificio, se encuentra el Templo de Winter Quarters, Nebraska, un lugar santo edificado sobre terreno sagrado.
Las vidrieras de colores de Tom Holdman se han empleado artísticamente para resaltar la naturaleza sagrada de este lugar. Por ejemplo, bajo la estatua dorada del ángel Moroni se encuentran seis paneles de vitrales de colores brillantes. Los tres paneles superiores representan los cielos (véase la página 11), y cada uno contiene el compás de un marino. En el centro de cada compás se encuentran estrellas y la luna, que representan los reinos telestial y terrestre. Los brillantes rayos del sol conforman el anillo exterior de cada compás y representan el reino celestial. Los tres paneles inferiores representan un río, colinas y flores silvestres.
Alrededor de los seis paneles hay un diseño de rectángulos y rombos. El modelo rectangular es el de un acolchado de una cabaña de troncos; nos recuerda a los pioneros que construyeron Winter Quarters. El diseño romboide hace recordar el arte de la tribu de los Omaha, en cuyas tierras se levantó el asentamiento pionero de Winter Quarters.
A lo largo del templo, en los vitrales figuran la “vid verdadera” (Juan 15:1) y el “agua viva” (Juan 4:10). Así es como debe ser. Este templo es la casa del Señor, un lugar donde los Santos de los Últimos Días hacen convenios eternos. Venimos a Cristo (véase Moroni 10:30) pues Él es “ la vida y la luz del mundo” (D. y C. 11:28).
En el interior de los muros del Templo de Winter Quarters, edificado sobre este histórico lugar y repleto de vitrales simbólicos, adoramos a nuestro Salvador, rodeados de fragmentos de historia y de fragmentos de luz.