Tiempo para compartir
“Venid en pos de mí”
“Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26).
Pedro y Andrés vivían de la pesca. Un día, mientras echaban las redes en el mar de Galilea, vieron a Jesús de Nazaret, que les dijo: “Venid en pos de mí”.
Aun cuando Pedro y Andrés estaban ocupados en su trabajo, “dejando al instante las redes, le siguieron” (véase Mateo 4:18–22).
¿Te has preguntado alguna vez qué harías si vieras al Salvador y Él te dijera: “Ven en pos de mí”? ¿Dejarías lo que estuvieras haciendo para seguirle?
Hoy día también se nos invita a seguir al Salvador. ¿Cómo podemos seguirle? Seguimos a Jesucristo cuando tenemos fe en Él, nos arrepentimos de nuestras malas obras y nos bautizamos. Le seguimos cuando obedecemos las impresiones del Espíritu Santo, las palabras del profeta viviente y el sabio consejo de nuestros padres. Le seguimos cuando hacemos lo justo.
Al igual que los discípulos de la antigüedad, seremos bendecidos cuando respondamos al llamado del Salvador: “Venid en pos de mí”. El élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Les doy mi testimonio de que los que, con fe… siguen al Salvador, experimentarán una felicidad más allá de su capacidad de comprensión [entender]” (“ ‘Venid en pos de mí’ ”, Liahona , julio de 2002, pág. 18).
Laberinto de pasajes de las Escrituras
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Pega la página 15 sobre cartulina gruesa; luego recorta el rectángulo grande y las piezas del laberinto por las líneas de puntos.
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Localiza el pasaje de las Escrituras de cada pieza del laberinto, busca en el rectángulo grande la persona o personas mencionadas en él y pega la pieza del laberinto en esa parte del rectángulo grande.
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Busca en el laberinto el camino que conduce al Salvador.
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Coloca el laberinto en un lugar donde te recuerde tu decisión de seguir a Jesucristo.
Ideas para el Tiempo para compartir
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1. Para repasar las enseñanzas de Jesús sobre la oración lea y analice Mateo 6:7–13. Explique que Jesús también nos enseñó con el ejemplo que podemos orar en cualquier momento y en cualquier lugar. Dé a cada clase una de las siguientes referencias de las Escrituras: Mateo 14:23; Mateo 26:36; Marcos 1:35; Marcos 6:46; Lucas 3:21; Lucas 5:16; Lucas 6:12; Lucas 18:1. Pídales que descubran dónde o cuándo podría orar una persona. A continuación pida a un niño de cada clase que haga un dibujo sencillo que represente el pasaje de las Escrituras de su clase. Invite al resto de la Primaria a adivinar el momento o el lugar representado y que luego localicen los pasajes de las Escrituras y los lean en voz alta. Canten una canción o un himno sobre la oración. Analicen otros lugares y momentos en los que podemos orar (véase alma 34:17–27). Hábleles de una ocasión en la que no recibió respuesta a una oración y testifique que nuestro Padre Celestial contestará las oraciones de los niños para su beneficio.
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2. Invite a algunos adultos a leer o a recitar de memoria sus pasajes favoritos de las Escrituras y a hablar sobre el contexto en que se dieron. Pídales que hablen de cómo esos pasajes les ayudan a seguir al Salvador. Haga hincapié en que el aprender sobre Jesús por medio de las Escrituras y el ser obedientes a Sus enseñanzas nos ayuda a seguir al Salvador con fe. Canten una canción o un himno acerca de seguir al Salvador. Ayude a los niños a compartir un pasaje de las Escrituras que tenga cierto significado para ellos. Para aquellos que precisen ayuda para escoger un pasaje, anote en la pizarra pasajes conocidos de Escrituras. Pida a cada niño que copie un pasaje en una tira de papel (tal vez usted deba escribírselo a los niños más pequeños), e invítelos a mostrarlos en casa, donde podrán memorizarlos durante la semana. Desafíeles a prepararse para recitar su pasaje favorito de las Escrituras el domingo siguiente.