Mensaje de las maestras visitantes
Convirtámonos en un instrumento en las manos de Dios permaneciendo firmes e inmutables
Por medio de la oración, lea este mensaje y seleccione los pasajes de las Escrituras y las enseñanzas que satisfagan las necesidades de las hermanas a las que visite. Comparta sus experiencias y su testimonio e invite a las hermanas a las que enseñe a hacer lo mismo.
¿Qué significa ser firme e inmutable?
Presidente Gordon B. Hinckley: “Es de enorme importancia que las mujeres de la Iglesia defiendan de un modo firme e inquebrantable lo que es correcto y digno… Deben comenzar en sus propios hogares. Pueden enseñarla [la rectitud] en sus clases. Pueden expresarla en sus comunidades” (“El permanecer firmes e inquebrantables”, Reunión mundial de capacitación de líderes, enero de 2004, pág. 20).
Presidente Joseph F. Smith (1838–1918): “Después de que hayamos hecho todo cuanto podamos por la causa de la verdad y de que hayamos resistido el mal que los hombres nos hayan ocasionado… todavía tenemos el deber de seguir firmes. No podemos darnos por vencidos; no debemos postrarnos… El mantenerse firme frente a una aplastante oposición, cuando uno ha hecho todo lo que ha podido, es poseer la valentía de la fe. La valentía de la fe es la valentía del progreso. Los que poseen esa cualidad divina siguen adelante; no se les permite estar quietos aunque quisieran. No son simplemente criaturas de su propio poder y de su propia sabiduría; son instrumentos de una ley más elevada y de un propósito divino” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, pág. 114).
¿Cómo puedo serle útil al Señor si permanezco firme e inmutable?
D. y C. 84:106: “…si de entre vosotros uno es fuerte en el Espíritu, lleve consigo al que es débil… para que se haga fuerte también”.
Anne C. Pingree, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro: “El Señor explicó que los que ‘serán recibidos en su iglesia por el bautismo’ serán, en parte, los ‘que estén dispuestos a tomar sobre sí el nombre de Jesucristo, con la determinación de servirle hasta el fin’. Eso significa permanecer ‘firmes e inmutables, abundando siempre en buenas obras’ todos los días de nuestra vida… Se nos pedirá hacer todo lo que podamos y, en algunos casos, aún más de lo que sepamos hacer” (“Crecer en el Señor”, Liahona, mayo de 2006, págs. 74, 76).
Élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Ni remotamente se imaginan lo que lograrán en la vida por esa decisión de obedecer fielmente al Señor. La inquebrantable determinación que tomen de vivir rectamente los ligará a una inspiración y a un poder que van más allá de lo que puedan entender… Y por ese poder divino podrán ser un instrumento en las manos de Dios para lograr lo que no podrían lograr solos” (“Cómo tomar la decisión correcta”, Liahona, julio de 1991, págs. 35–37).
Presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia: “Felicito a cada una de ustedes por sus labores de rectitud de cada día. Aunque sean pocos los que se den cuenta de las obras que ustedes realizan, éstas están inscritas en el libro de la vida del Cordero, el cual será abierto un día para ser testigo de su dedicado servicio, de su devoción y de sus hechos como ‘instrumentos en las manos de Dios para realizar esta gran obra’ [Alma 26:3]” (“Instrumentos en las manos de Dios”, Liahona, nov. de 2005, pág. 114).