Preguntas y respuestas
“¿Qué debo responder cuando mis amigos dicen que Jesucristo era un gran maestro de moral pero no el Salvador ni el Hijo de Dios?”
Liahona
Podrías comenzar por expresar brevemente tu propio testimonio de Jesucristo. Haz comprender a tus amigos que estás de acuerdo en que el Señor era un gran maestro de moral pero que también crees en las Escrituras, que testifican que Él es el Salvador y el Hijo de Dios. Explícales que el testimonio que tienes te brinda paz y confianza; hazles saber que, si lo desean, ellos pueden obtener ese mismo conocimiento. Si no tienen interés, no es mucho lo que puedas decirles que los convenza; con buen humor, limítate a pasar a otro tema.
Si tus amigos quieren saber la verdad, tu testimonio quizás capte su interés y te dé la oportunidad de explicarles cómo pueden obtener uno ellos también. Tendrán que estudiar las Escrituras, escuchar los testimonios de otras personas y orar sinceramente sobre lo que hayan aprendido para que el Espíritu Santo les revele la verdad. Para ayudarles a comenzar, podrías compartir con ellos estos testimonios:
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El Padre Celestial mismo testificó que Jesucristo es Su Hijo (véase Mateo 3:17; 17:5; 3 Nefi 11:7; Moisés 6:52, 57). La experiencia más próxima a nuestro tiempo sucedió en 1820, cuando José Smith oyó decir al Padre Celestial, mientras señalaba al Salvador: “Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!” (José Smith—Historia 1:17).
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Si tus amigos creen que Jesús era un gran maestro de moral, invítalos a leer Sus enseñanzas y Su testimonio. Él dijo cosas que sólo el Salvador podía decir, como: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). Para ser maestro de moral, sólo podía enseñar la verdad, y Él mismo testificó: “…soy Jesucristo, el Hijo de Dios” (3 Nefi 9:15).
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Los profetas también dan su testimonio del Salvador. Por ejemplo, el apóstol Pedro testificó, diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Invita a tus amigos a escuchar la conferencia general o dales un ejemplar de la revista Liahona de marzo de 2008; en ese número y en la conferencia, apóstoles y profetas de la actualidad —testigos especiales de Jesucristo— expresan su testimonio de que Él es el Salvador y el Hijo de Dios.
Y por último, también puedes decir a tus amigos por qué necesitamos un Salvador. Explícales que el pecado y la muerte nos impiden volver a nuestro Padre Celestial, y que sólo el Hijo de Dios podía llevar a cabo la Expiación, poniendo a nuestro alcance el perdón y la resurrección. Testifícales que sin la expiación de Jesucristo, no podríamos disfrutar de paz en esta vida ni de la vida eterna en el mundo por venir. “…no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Lectores
Yo les diría a mis amigos que Jesús fue realmente un gran maestro de moral. Una de las cosas más importantes que enseñó fue que Él es el Salvador prometido y el Hijo de Dios. No creo que una persona que mintiera inventando una historia como ésa pudiera ser un gran maestro de moral. Mis amigos deben decidir si lo consideran un hombre de integridad. Yo creo que Jesús es lo que proclamaba ser, el Hijo de Dios; he llegado a saberlo por medio de la oración y del estudio de las Escrituras, e invitaría a mis amigos a hacer lo mismo.
Jacob J., 13 años, Arizona, E.U.A.
Una vez en que estaba con mis amigos, uno de ellos dijo que no creía que Jesucristo fuera todo lo que la gente dice que fue, y que la Biblia podía haber sido escrita por cualquier persona. Nunca he sentido tan fuerte el Espíritu como cuando le dije: “Yo sé que es verdad. ¡Lo sé!”. Todos quedaron en silencio. Mi amigo me dijo que ojalá él pudiera tener el mismo conocimiento, lo que me ofreció la perfecta oportunidad para explicarle cómo obtener un testimonio. Ora para que el Padre Celestial te guíe a fin de ser un instrumento en Sus manos. No tengas miedo de compartir tu testimonio.
Laura R., 20 años, Asunción, Paraguay
Invita a tu amigo o amiga a ver el DVD de la Iglesia Cómo hallar fe en Cristo. He visto a muchas personas llegar a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios y que llevó a cabo la Expiación infinita. Además, comparte con ellos tu testimonio, porque eso ofrecerá una atestiguación espiritual por medio del Espíritu Santo.
Élder Mahunray Ada, 22 años, Misión Filipinas Manila
En ese caso, no vale la pena entrar en una discusión e insistir en que Jesucristo es de verdad el Salvador. Yo trataría de explicar los hechos y, al mismo tiempo, testificar que Jesús es el Salvador y el Hijo de Dios. Estoy segura de que Dios te apoyará, e indudablemente el Espíritu te ayudará a encontrar las ideas y las palabras apropiadas (véase Hebreos 10:15–16; 3 Nefi 28:11).
Elena F., 19 años, Uliánovsk, Rusia
Puedes expresarles tu testimonio de Cristo, explicarles lo que crees y compartir con ellos pasajes de la Biblia. Si no demuestran interés, tienes que conformarte y no dejar que eso empañe tu testimonio.
Cortney C., 16 años, Arizona, E.U.A.
Yo no entraría en una discusión, sino que compartiría mi testimonio del Salvador y de esa manera les haría saber que Él no sólo murió y resucitó, sino que también sufrió por nosotros para que podamos arrepentirnos; también nos dio el ejemplo de la forma en que podemos volver a donde Él está y vivir eternamente en Su presencia. Además, les explicaría que el Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo.
Cristopher F., 18 años, Talagante, Chile
Nunca tengas miedo de compartir tu testimonio del Salvador. Testifícales que sabes que Jesucristo es el Hijo de Dios y que es verdad que Él murió por nuestros pecados. El Espíritu les testificará que Él es el Cristo, el Salvador y Redentor del mundo. Es posible que sea tu testimonio lo que los convenza de quién es Él en realidad.
Chelsea N., 18 años, Nevada, E.U.A.