Lo que aprendemos del profeta José
Sue Barrett, Revistas de la Iglesia
Una de mis noches de hogar preferidas consistía en representar el relato de José Smith y la Primera Visión. Yo contaba la historia y luego mis nietos la representaban haciendo las partes de los predicadores y de José Smith. Dibujaba algunos árboles de papel para representar la arboleda y los pegaba a la pared en la esquina de la habitación, hacía algunos cartelitos que decían “Predicador” para los predicadores y tenía una silla y una Biblia en la que “José” estudiaba.
Cada uno de los predicadores le decía a José: “Mi iglesia es la correcta. Únete a mi iglesia, José”. Y José contestaba: “No lo sé” o “Tengo que pensarlo”. Una vez que todos los predicadores hablaban con él, José se sentaba en la silla y leía Santiago 1:5 en voz alta. Luego, iba a la “arboleda” y se arrodillaba a orar. Nadie representaba la parte del Padre Celestial ni la de Jesucristo y todos permanecíamos reverentes cuando “José” iba a la arboleda a orar. Todos los niños se turnaban para representar el papel de un predicador y de José.
Después, hablábamos acerca de lo que José Smith aprendió en la Primera Visión, de cómo podemos obtener respuestas a nuestras oraciones a pesar de que no tengamos visiones y de cómo las Escrituras pueden guiarnos.