Invitar a Jacob
“De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra” (D. y C. 4:3).
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Papá, ¿puedo invitar hoy a Jacob a la Iglesia?
Ésa es una buena idea, Eric. Llamaré a su casa para que lo hagas.
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¡Mi mamá dijo que podía ir a la Iglesia contigo!
¡Qué bien!
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Eric y Jacob lo pasaron muy bien en la Iglesia. Aprendieron acerca de la oración y cantaron durante el tiempo para compartir. Eric estaba contento de haber invitado a Jacob.
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La semana siguiente, Eric llamó a Jacob otra vez.
¿Quieres ir conmigo a la Iglesia hoy?
No, hoy no; voy a jugar a casa de mi abuela.
Ah, está bien.
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¿Vamos a recoger hoy a Jacob?
No, dijo que no quería ir hoy.
¿Cómo te hace sentir eso?
Un poco triste.
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Lamento que estés triste. Recuerda que el Padre Celestial nos deja decidir por nosotros mismos. Tal vez puedes invitar a Jacob en otra ocasión.
¿Papá, lo puedo invitar la semana que viene?
Claro que sí; eres un buen amigo.
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Eric llamó a Jacob otra vez la semana siguiente.
¿Quieres ir hoy a la Iglesia conmigo?
Sí.
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Eric estaba contento porque Jacob había ido a la Iglesia con él otra vez. Eric sabía que Jacob podía escoger por sí mismo si quería ir a la Iglesia o no, pero decidió que siempre iba a invitarlo para darle la oportunidad.