Sección especial sobre Mi Deber a Dios
Mi Deber a Dios con papá
¿Necesitas ayuda con Mi Deber a Dios? Está cerca de ti.
Después de aprender acerca del nuevo libro Mi Deber a Dios en una charla fogonera el año pasado, Aleks Miller, presidente del quórum de diáconos del Barrio North Shore, Estaca Vancouver, Columbia Británica, estaba ansioso por empezar. Él y su padre establecieron un horario para reunirse cada domingo para trabajar juntos en una sección del libro.
“Cada semana, mi papá y yo nos sentamos y repasamos una sección del libro”, dice Aleks. “Comenzamos con una oración y luego aprendemos cosas y leemos las Escrituras. Contestamos las preguntas de la sección y luego escribimos la forma en que podemos aplicar lo que hemos aprendido”. Con frecuencia, Aleks habla con su madre de lo que él y su padre están haciendo. “Hablé con mi mamá acerca de la Santa Cena y del significado de las oraciones sacramentales y anoté algunas ideas sobre lo que yo, como diácono, podía hacer para que la Santa Cena fuera más significativa para ella”.
Después de sólo unas semanas de esas reuniones de Mi Deber a Dios con papá, Aleks se dio cuenta de que estaban marcando una diferencia en su vida. “Me hace sentir muy bien”, dice. El sentarse con su padre no siempre es lo primero que Aleks quiere hacer los domingos por la tarde, “pero una vez que empezamos a aprender y a leer juntos, me siento mucho más feliz y con más ganas de hacerlo”.
Aleks ha fijado nuevas metas y está adquiriendo mayor entendimiento del Evangelio al estudiar y aprender con su padre. “Una de las secciones de Mi Deber a Dios sugiere que estudiemos cinco temas de Para la Fortaleza de la Juventud y que luego cada uno anote una meta, a fin de que podamos mejorar”, explica Aleks. “Yo elegí la honradez. Así que una de mis metas era informar a mis padres cuando hago algo malo en vez de simplemente guardármelo para mí mismo”.
Otro tema que Aleks eligió fue la educación. “Mi meta era pasar todo un mes en la escuela sin portarme mal en clase y terminar todos mis trabajos de modo que no tuviera tarea para hacer en casa. Hasta ahora voy bastante bien y tengo mucho tiempo extra”.
Ahora Aleks está animando a todos los diáconos de su quórum a que se esfuercen por completar su Deber a Dios; y ofrece el mismo consejo a cualquier otro hombre joven que esté pensando en abrir su libro y poner manos a la obra: “Simplemente hazlo”, dice él. “Si no puedes empezar por tu propia iniciativa, haz lo que hice yo y pídele a tu papá que lo haga contigo”.