Mensaje de las maestras visitantes
Fortalecer a las familias al aumentar la espiritualidad
Estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visite. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecerlas y para que la Sociedad de Socorro forme parte activa de la vida de usted.
Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, dijo: “Ha crecido en mí un asombroso testimonio del valor de las hijas de Dios… He sentido que nunca ha habido mayor necesidad de un aumento de fe y de rectitud personales que ahora; nunca se han necesitado más familias y hogares fuertes”.
Las hermanas pueden ayudar a crear hogares y familias fuertes cuando actúan de acuerdo con la revelación personal. “La capacidad de reunir los requisitos para recibir revelación personal y actuar de acuerdo con ella es la aptitud más importante que se pueda lograr en la vida”. La hermana Beck continúa: “El ser dignos de tener el Espíritu del Señor empieza con el deseo de tener ese Espíritu, e implica cierto grado de dignidad. El guardar los mandamientos, el arrepentirse y renovar los convenios hechos a la hora del bautismo conducen a la bendición de siempre tener el Espíritu del Señor con nosotros. El hacer y guardar los convenios del templo también añade fortaleza y poder espiritual a la vida de la mujer. Se encuentran muchas respuestas a preguntas difíciles al leer las Escrituras, porque ellas contribuyen a la revelación… La oración diaria también es esencial para tener el Espíritu del Señor con nosotros”1.
También fortalecemos espiritualmente a los miembros de nuestra familia cuando los ayudamos a entender el plan eterno de nuestro Padre Celestial. “¿Qué podemos hacer para mejorar la preparación espiritual de nuestros hijos a fin de que ellos puedan desempeñar sus funciones eternas?”, pregunta el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Quizás la respuesta más apropiada sea enseñarles a vivir los principios del Evangelio”. Les enseñamos por medio de la oración diaria, el estudio de las Escrituras, al compartir la hora de comer en familia, así como mediante la noche de hogar semanal y la asistencia a la Iglesia. El élder Ballard dice: “Ahora mismo, cada día, nos preparamos para la vida eterna. Si no nos preparamos para la vida eterna, entonces nos estamos preparando para algo menor, tal vez algo muy inferior”2.
De las Escrituras
Proverbios 22:6; 1 Juan 3:22; Doctrina y Convenios 11:13–14; 19:38; 68:25
De nuestra historia
El profeta José Smith enseñó a las hermanas, en la reunión de la Sociedad de Socorro de abril de 1842, que ellas tenían la solemne obligación de buscar su propia salvación. Él dijo: “Después de recibir [mi] instrucción, serán responsables de sus propios pecados; el hecho de que se conduzcan delante de nuestro Padre Celestial de manera tal que puedan salvarse es un honor deseable; todos somos responsables ante Dios de la manera en que acrecentemos la luz y sabiduría que nuestro Señor nos da para que podamos salvarnos”3. Él les enseñó a ser personas justas, a convertirse en un pueblo santo y a prepararse para las ordenanzas y convenios del templo.