Mensaje de las maestras visitantes
Convenios del templo
Con espíritu de oración, estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas que usted visita. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecer a sus hermanas y para hacer que la Sociedad de Socorro forme una parte activa en su propia vida. Si desea más información, visite reliefsociety.lds.org.
“…las ordenanzas salvadoras que se reciben en el templo y que nos permiten regresar algún día a nuestro Padre Celestial en una relación familiar eterna, y ser investidos con bendiciones y poder de lo alto, merecen todo sacrificio y todo esfuerzo”1, dijo el presidente Thomas S. Monson. Si aún no han entrado al templo, pueden prepararse para recibir las ordenanzas sagradas del templo al hacer lo siguiente:
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Creer en nuestro Padre Celestial, en Jesucristo y en el Espíritu Santo.
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Desarrollar un testimonio de la expiación de Jesucristo y del Evangelio restaurado.
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Sostener y seguir al profeta viviente.
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Ser dignas de obtener una recomendación para el templo al pagar diezmos, ser moralmente limpias, ser honradas, guardar la Palabra de Sabiduría y vivir en armonía con las enseñanzas de la Iglesia.
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Dar tiempo, talentos y medios para ayudar a edificar el reino del Señor.
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Participar en la obra de historia familiar2.
Además, el presidente Monson enseñó: “…cuando recordemos los convenios que hemos hecho allí [en el templo], seremos más capaces de soportar toda prueba y de superar cada tentación”3.
De las Escrituras
De nuestra historia
“Más de 5.000 santos colmaron el Templo de Nauvoo tras su dedicación…
“La fortaleza, el poder y las bendiciones de los convenios del templo sostuvieron a los Santos de los Últimos Días durante su travesía al Oeste, cuando sufrieron frío, calor, hambre, pobreza, enfermedades, accidentes y muertes”4.
Al igual que muchas hermanas de la Sociedad de Socorro, Sarah Rich prestó servicio como obrera del templo. En cuanto a esa experiencia, dijo: “…si no hubiera sido por la fe y el conocimiento que se nos concedieron en aquel templo por… el Espíritu del Señor, esa jornada hubiera sido como un salto en la oscuridad… pero tuvimos fe en nuestro Padre Celestial… sabiendo que éramos Su pueblo escogido… y en lugar de dolor, sentíamos regocijo porque había llegado el día de nuestra liberación”5.
El éxodo no fue un “salto en la oscuridad” para las fieles mujeres Santo de los Últimos Días, pues a ellas las sostenían sus convenios del templo.